Thirty-Seven II

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-Mansión Malfoy. 1 de Julio del 2000. 03:00 am.-

*Tercera Persona*

La fiesta estaba siendo un éxito en la Mansión Malfoy, todos disfrutaban; otros estaban en su sano juicio borrachos, exceptuando a los que estaban cuidando de los niños. Aunque todos se durmieron hace una hora, había que estar atentos por si ellos despertaban. 

-¿Como la estas pasando, señora Malfoy?- Draco pasó la mano por detrás de su cintura de su esposa, quien miraba desde su mesa con una copa de agua a toda la gente borracha bailando. 

-Como siempre soñe, señor Malfoy.- respondió Isabella, dando vuelta y besando a su esposo despacio. 

Un beso lento que se transformó en uno lleno de deseo y lujuria para ambos. Draco estaba un poco ebrio, pero lúcido y eso lo hacía poner sus hormonas más revueltas de lo que ya estaban. 

Antes de que las cosas se fueran de largo, Isabella freno a su esposo y susurro en su oído.- Es hora de irnos, cariño.- eso bastó para que el rubio de veinte años tome a su esposa entrelazando sus dedos y se dirigió hasta sus padres. 

-Ya nos vamos.- advirtió Draco.- ¿Seguros que pueden quedarse con los niños?- Narcissa y Daiana rieron y se acercaron un poco más. 

-Ya te crie a ti, dos más como tu no es problema.- Narcissa se rió, estaba un poco alegre. 

-Stella es una verdadera Malfoy Spellman, no generara problema.- agrego Daiana.- Disfruten mucho.- 

Ambos abrazaron a sus madres y se despidieron de sus padres. Muchos en la fiesta seguían bailando borrachos, disfrutando de la noche, pero los recién casados aún eran jóvenes y sus hormonas estaban tan altas como el nivel de alcohol que manejaban Liam y Thomas en ese momento. 

-¿Lista?- Draco tomó las manos de su esposa y ella asintió feliz. Ambos hicieron una aparición conjunta, lejos de la Mansión Malfoy. 

-Italia.-

Delante de ellos, una preciosa casa victoriana se alzaba cálida y abrasadora en la noche italiana.  No era muy grande, pero era lujosa y apartad de todo, rodeada de un pequeño bosque en las afueras de venecia. 

-Esto es precioso.- susurró Isabella, mientras Draco la admiraba a ella, bajo la luz de la luna y las estrellas.

-No tanto como usted, señora Malfoy.- dijo seductoramente en el oído de la chica; sin responderle, volteo a ver a su esposo, lleno de deseo y lujuria y sin pensarlo mucho, se abalanzó concha sus labios, chocando salvajemente. 

Como estilo princesa, la cargo y entraron en la propiedad, sin perder cuidado de observar o detenerse en los detalles, su hambre del uno por el otro era más grande en ese momento. Caminaron directamente a la habitación, sin dejar de besarse y sentirse con las manos. 

-Suplicaras por mi, Isabella Malfoy.- susurro Draco en su oído, dejando besos hasta sus clavículas, marcando la piel blanca y brillante de la chica. 

Isabella no podía articular palabra ante los toque de su esposo; con cada beso se sentía en el cielo y hasta más arriba que eso. ¿Se podía sentir más que eso? Él lo sentía. Anhelaba su toque más que nada, sacando todo lo que lo necesitaba desde que lo vio en el altar esperando. 

Sin esperar mucho, desabotono su camisa y la tiró lejos de la cama que estaban compartiendo, sintiendo sus músculos y torso marcado; trazaba pequeños mimos con sus largas uñas blancas, delineando toda la piel a la vista de su esposo. 

Mientras, los jadeos aumentaban y el vestido de la Isabella empezaba a estorbar a la boca y manos de Draco. En un ágil movimiento, la dejo encima de él, bajando los breteles de su vestido de a poco, acariciándola despacio. 

02 ‖ Our Hell [D.M]Where stories live. Discover now