Capítulo 1: No hay vuelta atrás

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«El mundo entero verdaderamente ha cambiado y ha sido para bien», pensó SungYeol mientras esperaba al doctor Hashimoto vestido con una bata hospitalaria, y acostado en la camilla de la sala de procedimientos de la clínica de fertilización.

Y el día al fin había llegado.

Después de un tratamiento de seis meses tomando la hormona progestina, la cual era una variación de la hormona progesterona que producen los ovarios de las mujeres de manera natural, y luego de serle implantada una matriz generada in vitro a partir de células madres extraídas de sus gónadas, había preparado su cuerpo para hacer realidad uno de sus mayores sueños... convertirse en padre.

A sus treinta y cinco años de edad había logrado todas las metas que se había propuesto: un apartamento en la ciudad, un hermoso auto y un trabajo de ensueño. Bueno, eso último no era del todo cierto.

Si bien se había graduado con honores como economista en una de las más prestigiosas universidades del país y una de las más grandes firmas de consultores financieros de Tokio, Mitsui Fudosan le había ofrecido un grandioso empleo con un sustancioso sueldo, su trabajo de ensueño se había visto opacado por culpa del dueño de la firma, el señor Kim.

Kim MyungSoo era un soberano hijo de puta en todo el sentido de la palabra. El tipo era un psicorígido de cuarenta y tantos quien había instaurado su reinado de terror desde hacía quince años en la firma para la cual él trabajaba.

Y para colmo de males amaba torturarlo a diario.

No entendía qué era lo que había hecho para no gustarle al hombre. Siempre hacía lo que el señor Kim le decía, incluso de la forma más minuciosa posible, pero siempre encontraba algo para hacer de sus días una verdadera pesadilla. A pesar de eso amaba lo que hacía y nunca dejó que ese cretino le impidiera hacerse de un nombre dentro de la firma.

Decidiendo desechar tan sombríos pensamientos, ya que este no era ni el momento ni el lugar para pensar en el señor Kim, se concentró en la nueva aventura que estaba a punto de comenzar.

Había soñado con convertirse en padre desde muy joven, y si bien era gay, con el avance de la ciencia ahora era posible que las parejas del mismo sexo tuvieran su propia descendencia sin necesidad de recurrir a sustitutos para lograrlo.

Para Yeol esta era la mejor opción, ya que por su trabajo sus relaciones nunca duraron más que solo unos pocos meses y la verdad tampoco es que quisiera comprometerse con alguien de modo permanente.

Cuando sus relaciones iban directo hacia un compromiso serio le daba pánico y hacía todo lo posible por acabarlas. Le echaba la culpa a la forma como tuvo que vivir su niñez con dos padres que siempre se peleaban por cualquier tontería y quienes, finalmente, terminaron divorciándose, convirtiéndolo en un trofeo por el cual luchaban entre ellos.

Por todo eso había decidido dar este enorme paso completamente solo.

Había estudiado sus opciones y la clínica de fertilidad del doctor Hashimoto era una de las mejores en el campo y allí se hizo el tratamiento para preparar a su cuerpo para embarazarse. Tuvo que someterse primero a una pequeña cirugía laparoscópica laser para que le fuera implantada una matriz generada a partir de sus propias células madre para que la concepción pudiera llevarse a cabo de manera natural si así lo quisiese. Además de tomar durante seis meses la hormona progestina de manera ininterrumpida para que sus nuevos ovarios generaran óvulos.

La operación fue realizada durante una licencia de dos semanas por vacaciones que le debían en la firma, ya que no quería que nadie supiera lo que estaba haciendo. Si no tenía éxito su plan, nadie tenía por qué enterarse de su fracaso.

MyungYeol | The Sweetest NightmareWhere stories live. Discover now