Ada y Eva ©️

ღ Capítulo 20 ღ

Mis amores, sé que cuando se hace maratón de capítulos, los lectores tienden a no comentar mucho, pero yo os pido encarecidamente que dejéis muchos comentarios, me encanta leer sus reacciones 🥺😭❤

Ahora sí, que empiece el desmadre.😶

Eva

Pasaron los días y nada había cambiado con mi mamá. Apenas nos cruzábamos en la casa. Lo único que hacíamos era evitarnos y hablar lo menos posible. Nunca habíamos llegado a distanciarnos de esta forma, y me aterraba que siguiéramos así por más tiempo.

Ayer fue la última vez que mamá y yo cruzamos palabras. Mientras iba de camino hacia la salida, sus palabras provocaron que me detuviera en seco.

—Eva. —mi pecho dolió cuando escuché mi nombre salir de sus labios.

Me giré y nuestras miradas se cruzaron.

—Yo... —me quedé en silencio esperando que siguiera hablando. Esperaba una disculpa. Que dijera que me aceptaba tal y como era. Que me amaba. Que nunca dejaría de quererme. No obstante, en el momento en que apartó su mirada de mí, supe que eso no iba a pasar— Recuerda que mañana tienes turno con el dentista.

Solté un leve bufido.

No podía creer que, por querer ser feliz a mi forma, ella dejara de quererme. Pensaba que su amor por mí era más fuerte que sus prejuicios, pero, una vez más, me equivoqué.

Y, esa mañana, mientras me alejaba de la mujer que me dio la vida sin dirigirle la palabra, me recordé a mí misma: "Deja de esperar demasiado de las personas"

Ada y yo seguíamos viéndonos a escondidas. A pesar de que toda la escuela era consciente del beso que nos habíamos dado aquel día, nadie comentaba nada y yo aún no me atrevía a dar el paso de confesar mis gustos. Ella lo entendía y no me presionaba, cosa que nos había afianzado más todavía.

En estos momentos me encontraba en el dentista, luego de haber faltado a clases por el turno que me había dicho mi madre y, el cual, no podía perder. Ya llevaba mucho tiempo posponiéndolo.

Recostada sobre la camilla es desde donde escucho las noticias que se transmiten a través del pequeño televisor que adorna la pared.

—Interrumpimos la programación para anunciar una noticia de último minuto. —informa la mujer desde el estudio— Hace unos minutos se produjo un tiroteo en una escuela del centro de la ciudad. De acuerdo con lo reportado por la policía, hasta el momento se registra un muerto y un oficial herido.

El doctor detiene la máquina en mi boca, y enfoca su vista en la pantalla, al igual que yo.

—El hecho tuvo lugar en el preuniversitario S.D. dónde había decenas de estudiantes recibiendo clases en su horario habitual.

—¿Qué? —exclamo, sorprendida mientras me levanto del asiento.

—¿Esa no es la escuela donde me dijiste que estudiabas? —me pregunta el doctor y yo asiento cuando siento como el teléfono suena dentro de mi bolsillo.

Antes de que pueda tomar la llamada, veo a través de la pantalla del televisor a una persona llorando mientras golpea el suelo y el corazón se me quiebra imaginando lo peor. Guardo el móvil en mi bolsillo nuevamente luego de colgar la llamada, y me concentro en lo que mis ojos están viendo.

—Necesito irme. Lo siento. —le informo al dentista para luego enjuagarme la boca, agarrar mi bolso y correr fuera del consultorio.

Llego al colegio en menos de 15 minutos, posteriormente de haber tomado un taxi que me llevara.