"...no son peligrosos"

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Un despertar llamativamente menos brusco que el de hace una par de días.
En una cama confortable.
En una casa entera.
Y sin gente partida por la mitad.
Si, en efecto, eso estaba bastante mejor que levantarse en medio de un terreno devastado, apocaliptico y lleno de escalopendras devoradoras de carne humana.

Creían haber acabado con los demonios ya.
¿Muzan no era el ultimo?
Se ve que no existe el bien en su pura esencia si el mal no perdura en una lucha infinita contra el primero.

Que agotamiento, que artazón. Estaban cansados y pocos meses después de la peor batalla que había dejado sus cuerpos mutilados casi hasta el punto de morir... ¿había llegado esto?

.

Nezuko habrió los ojos... ¡muy grandes! Aunque tecnicamente ella no necesitara dormir ni descansar por la noche si no había sufrido ningún daño previamente... pero le gustaba cerrar los ojos, ponerse al lado de Zenitsu y pensar que así estaba un paso más cerca de su humanidad.

Incluso si la había rechazado por una causa aún mayor.

O no toda.

Como demonio, no sabía a ciencia cierta que era el amor. Bueno, lo intuía.
Como el amor que procesaba a sus hermanos y a Tanjiro, lo recordaba perfectamente y solía tener visiones de ellos. Eso desataba sus sentimientos.
O como el sentimiento de risa y las ganas de abrazar a Zenitsu cada vez que este flaqueaba ante una situación de peligro.
Cerró los ojos y sonrió.
Tenía el brazo izquierdo de Zenitsu pasado por encima de su hombro.

-"Un abrazo"- pensó ella acurrucandose. Pero en seguida se giró hasta estar en frente del farolillo asustado" que tanto quería proteger.

Y lo observó.

Su expresión serena, sus ojos cerrados... no con fuerza como para evitar ver a un fantasma como solía hacer... si no como una forma de descanso placida y reconfortante.
No llevaba el haori, por tanto estaba en su uniforme negro.
Su respiración sosegada.
Sus labios que susurraban en un inaudible tono.
-Nzuo...

La chica giro la cabeza.
Cerró los ojos de nuevo y se hizo pequeña en un suspiro.
Antes de salir de la cama, cogió las mejillas de Zenitsu y chocó delicadamente su frente contra la suya.
-Mmm- ronroneó ella.

Salió de entre las mantas.
Su diminuto cuerpo arrastraba sus ropas como si pareciera una pequeña y adorable emperadora con largos vestidos.

Empezó a andar lentamente y a desplazarse pesadamente hasta la habitación de al lado, donde se encontraban su hermano y Kanao, que por como olía uno de ellos tenía que estar haciendo el desayuno.

-Mmmm- olía bien. Incluso si no tenían muchos viveres, de lo que habían pescado y recogido a lo mejor Tanjiro podría inventarse un plato creativo.

Espera.
¡Ella no podía comer!

Brotaron unas lagrimitas. ¿Como se había podido olvidar de eso? Se dio un cabezazo contra la pared.

Buenos, al menos iría a saludar a su hermano.
Que seguramente estaría trabajando arduamente y muy concen...

.

Por la mente de Nezuko pasaron muchas cosas al cruzar al otro lado de la habitación, cuando vio los haoris en el suelo y a Tanjiro en la cocina junto a Kanao, que le pasaba un brazo por el hombro y...

-"¡Besandose!"- pensó. Cosa que habría gritado si no tubiera el dichoso bambú en la boca.

Y la mano que tenía puesta sobre el borde de la pared apretó tanto que destrozó la madera.

Kanao y Tanjiro se giraron para ver como la pequeña Nezuko los observaba con lagrimitas en los ojos. Los otros dos solo contenían la respiración y no decian ni mu.

Kimetsu no Yaiba: El filo del amorWhere stories live. Discover now