"Las mariposas están nerviosas"

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Nezukou abrió los ojos lentamente.
Notó un traqueteo en el suelo.

Notó también el brazo de Zenitsu entre los suyos.
Cerró los ojos y sonrió.

Pero de repente un sobresalto del suelo la hizo perder el equilibrio y rodar hacia otro lado.

¿Que estaba pasando?
¿Inosuke estaba entrenando de nuevo?

Miró por encima del cuerpo durmiente de su hermano y vio al espadachín jabalí envuelto en sus sabanas (y las de Tanjiro) con la mascara al lado.

¿Entonces?

Otro traqueteo.
Nezuko se puso en pie de un salto. Las sabanas volaron y al aterrizar sobre el suelo notó otro temblor.
Ahora se tambalearon todas las paredes de la casa.

En su ropa habitual (como siempre iba), cogió una sábana, corrió hacia la puerta y la abrió con cuidado.

Se cubrió con las mantas y entonces por un hueco de luz observó como la estructura de la mansión de las mariposas estaba arrasada.

La madera, los tablones que antes conformaban suelo, paredes y techo.

Todo hecho añicos sobre el campo que además estaba... lebantado.

La tierra estaba desnivelada, grietas, surcos, pequeños acantilados que no había antes.

Las raíces de los árboles saliendo de entre las grietas.

Sus ojos se abrieron.

Se dirigió hacia su hermano y compañeros.

Cogió a Tanjiro de los hombros y lo empezó a sacudir hasta que este despertó algo mareado.

-Que... que para ¡para! Nezuko ¿Que pasa?- preguntó su hermano con un aspecto confuso.

La chica señaló la puerta por la que se colaba una finisina linea de sol.

Tanjiro se desplazó lentamente a paso torpe por el suelo y abrió la puerta lentamente.

Lo que encontró le sorprendió.
Lo aterró.

-¿Que... está... pasando?- preguntó con ojos perdidos como si hubiera perdido el juicio.

Se dio la vuelta para ver a Nezuko que cogía las cabezas de sus compañeros y las estampaba contra la almohada varias veces.

-Ya- golpe -estoy- golpe -des- golpe -pier- golpe -¡to!- nezuko dejó al pobre Zenitsu que parecía ver colores en vez de formas.
Le acarició un poco la cabeza y lo levanto de los hombros para que se incorporara.

-¡A ver!- exclamó Zenitsu cuando estaba emepezando a poder caminar sobre sus dos piernas -¿Que pasa que pasa?

-No sabría como explicartelo Zenitsu, solo tienes que verlo por ti mismo- hizo una pausa dirigiendose a Nezuko -Nezuko, métete en la caja- se dirigió a Inosuke esta vez, que estaba poniendose la máscara y quitandose el enredo de sábanas que llevaba encima -Vestiros y coged vuestras espadas, tenemos que irnos de aquí.

Tanjiro ya se había vestido, había abierto la puerta y había aterrizado en el suelo.
Los trozos de madera crujieron bajo sus sandalias.

Tenía su arma envainada y recorrió todo el complejo.

-¡Naho! ¡Sumi! ¡Kiyo!- exclamó, pero nadie le respondió -¿¡Aoi!?- probó con otro nombre.
Nadie habló, pero la tierra se retorció una vez más.
El tropezó y cayó sobre el hombro rodando de forma que amortiguara el impacto.

Hechó mano de la espada casi sin pensar.
Cerró los ojos y gritó con fuerza.

-¡KANAO!

De repente, de entre uno de los desniveles del suelo salió una figura deforme que... no, no era deforme, era un... ¿ciempies? ¿GIGANTE?.

Kimetsu no Yaiba: El filo del amorWhere stories live. Discover now