♱ ━━━━━━━━𝔟𝔶𝔢 𝔪𝔦𝔩𝔬

2.1K 244 41
                                    


V

» 𝔞𝔫𝔡 𝔦 𝔡𝔬𝔫'𝔱 𝔴𝔞𝔫𝔫𝔞 𝔟𝔢 𝔩𝔬𝔫𝔢𝔩𝔶 «


   𝔏a noche había caído y ya nos habíamos encontrado junto con Kaz, Inej y el Conductor para ir al lugar acordado.

—Estamos cerca— dijo el hombre. LLevábamos un buen rato caminando, de a ratos calmaba el dolor de Kaz en su pierna, con algunos movimientos sutiles.

—¿Dónde diablos está Jesper?— preguntó.

—Aquí es.

—¿Minas terrestres?— preguntó Inej.

—Esperaremos— aclaró mi jefe. —Seguiremos el camino que marques.

—Ese letrero fue mi idea para alejar a los curiosos. Todo cuidado es poco. Estarán bien. Vamos— Miré a Kaz e Inej, dudando. 

—Una cosa es oír lo que se cuenta, pero esto es...

—Nada comparado con lo que hay adentro— El tipo se adelantó, dió la antorcha a Inej y se adentró a La Sombra. De inmediato vimos una estructura extraña salir de entre la niebla oscura.

—¿Un tren? ¿Cómo lo...?

—Yo solo lo encontré... Cisne... Muy bien, ahora, cabra, jurda y ahora  sólo... esperamos— justo al terminar la oración un disparo se oyó y como instinto apunté una flecha. Divisé al moreno siendo perseguido por unos cuantos hombres, armados, borrachos y furiosos con el nombrado.

—¡Jesper, ven aquí ahora!

—Que no vean el tren— el Conductor arrancó la antorcha de la mano de Inej y la apagó. Más disparos.

—¡Usa la linterna!— gritó Inej.

—¡Son las minas!— dijo el moreno.

Un disparo fue a parar al cartel.

—Espérenme... No se vayan sin mí— Disparé un par de flechas, sin intención de hacer mucho daño. Acabé subiendo al vagón, al ser empujada por Kaz. Él y Jes entraron detrás mío, aun con los disparos oyéndose.

—Por favor, dime, que tienes 9 kilos de carbón de alabastro.

—Hubo un problema con el plan.

—Maldita sea, Jesper.

—Resulta que el chico que me ayudaba a comprar carbón, no sabía exactamente como... comprar carbón.

—Mientes, eres un idiota... aprovechaste para apostar, Jesper. Eres un idiota en mayúsculas.

—Está bien, perdí algo de dinero...— Kaz lo miró. Con esa mirada de advertencia absoluta. —Perdí todo el dinero. Pero... conseguí robar nueve kilos de alabastro.

—No, no, no, robaste siete kilos.

—Siete kilos de carbón de alabastro.

—¿Funcionarán esos siete?

—Nunca se ha hecho antes— El conductor nos hizo sentarnos. —Nunca cambien el peso— Se arremangó dejando ver una gran cantidad de cicatrices en su antebrazo.

—¿Cruzaste tantas veces?— dijo Inej.

—Es un juego de números. Cruza tantas veces y tendrás pesadillas— Echó el carbón al horno y comenzamos a avanzar. Más disparos y gritos.

OWNLESS〰kaz brekkerOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz