Harry amaga el evitar su deseo por estar junto a Louis en estos momentos.

  De alguna manera, es como si él tuviera que estar ahí con él, ¿verdad? Después de todo, ambos están amarrados en un lazo.

  La omega que antes protestó contra él, carraspea, haciendo que su vista pérdida se centre en ella con su ceño fruncido. Con sus ojos verdes, pregunta con confusión qué sucede.

  — Te están llamando.

  Oh.

  Bien.

  — Uh, sí, gracias. Lo siento.— los colores suben a su rostro rápidamente, avergonzado de su tonta actitud. ¿Qué le está pasando?

  — Pídele disculpas a tu psicólogo, te sigue esperando.— contesta, con un tono lo suficientemente amigable como para que Harry no baje su cabeza al suelo con la pena humillandolo. En un murmuro responde algo que la chica no logra comprender, pero no cuestiona nada para que el rizado deje de distraerse.

  Y al fin entra.

  — Buenas tardes. Pase.— una voz, ni muy gruesa ni muy aguda, le permite el acceso a la habitación. Harry ya está detestando que lo único que se escuche son los pasos que da con sus botas de piel sintética entre todo el silencio.

  — Buenas tardes...

  Examina un poco el lugar. Demasiado blanco para su gusto, pero bueno, es algo sin importancia en realidad. Una camilla, con una manta color crema encima de ella, y a su lado un escritorio, blanco hueso. Pulcro y ordenado.
  Toma asiento en la camilla, sus pies llegan a tocar el suelo, por lo que simplemente deja caer sus brazos y hombros, en busca en una posición cómoda. Y en la cual no se note su inquietud.

  — Nombre, por favor.— pide con una sonrisa. Harry tuerce su labio.

  — ¿Acaso no sabe usted mi nombre? Creo que ya lo repitieron unas tres veces.— habla, pausado, temeroso de decir algo mal.

  Un pinchazo en el pecho lo hace retorcerse en la camilla. Las cejas del chico rubio se alzan.

  — Claro que sé tu nombre. Simplemente me gusta que se presenten. Siento que es algo menos formal.

  — Um, sí, claro. Mi nombre es Harry Styles. Solo dime Harry, por favor.

  — Por supuesto, Harry. Yo, soy Niall Horan. Obviamente, solo dime Niall.— se muestra risueño, mostrando otra sonrisa de oreja a oreja mientras acomoda algunos papeles. Él asiente, entre que lo ve caminar hacia él sin nada en sus manos. Niall nota esto.

  — ¿Sucede algo?

  — No, es solo que... Es decir, ¿los psicólogos no toman nota de lo que dicen sus pacientes?— pregunta, entre curioso y tímido, tardando un poco más en pronunciar las palabras.

  — Personalmente no me gusta anotar nada. La mayoría de veces lo que hago es escuchar cuando hablan. A veces lo siento menos "profesional",— él hace las comillas con sus dedos.— y más cómodo para los pacientes. Como si estuvieran hablándole a un amigo, y no tener a alguien que los mira cual asesino a la vez que toma nota de cualquier cosa que dicen o hacen.— las palabras salen de su boca veloz, sin trabarse en ningún momento mientras suelta una risa ahogada.

  — Oh, bien.— trata de sonreír también, lo que da de resultado una mueca ridícula.

  — Sin embargo, si quieres que anote, eso haré.

  — No, no. Está bien así. Gracias, Niall.

  — Bien.— otra sonrisa más. Harry comienza a tener algo de confianza. — ¿Prefieres ir al grano, o quisieras hablar algo de ti, Harry?

  Hesita unos momentos. Su boca entreabierta mientras piensa en una respuesta que sea buena. ¿Decirle que fue mordido por un alfa y ahora no puede hacer nada porque la persona que más amó desapareció? ¿O divagar de su aburrida vida?

  — Yo...

  Silencio.

  — Lo siento. En verdad, perdón.

  Harry se está derrumbando.

  — No hay problema. Tomate el tiempo que necesites.

  Él realmente está perdiendo el aire.

  — ¿Harry?

  Su pecho duele increíblemente, las lágrimas amontonadas jugando a la cuerda floja, al punto de caer y quebrarse.

  — No sé lo que sucede.— su voz rompe en un sollozo, Niall se encuentran tranquilo.

  — ¿Por qué crees eso? ¿Qué es lo que te incomoda o frustra?

  Él piensa por unos momentos. Hay demasiadas cosas. No puede pensar en solo una y todo en su mente es un desastre. Él es un desastre. Un enjambre de situaciones y frases dichas en los últimos días de revuelven al punto en el que hacen que su cabeza palpite y duela.

  Mientras Niall lo mira expectante, paciente por una respuesta, Harry pone sus pies en el piso y por un impulso, tira del cuello de tortuga que tapa la gran mordida del otro alfa. Su garganta duele, por lo que no pudo pronunciar palabra. De igual forma iba a trabarse y divagar.

  — Oh.— es lo única que el rubio dice, simplemente mirando la marca. — ¿Qué sucede con eso, Harry? ¿Es solo eso lo que te molesta?

  Sin caer en cuenta de sus movimientos, él limpia sus lágrimas a la vez que murmura algunas cosas a las que Niall solo asiente.

  — ¿No te gusta haber conocido a tu alma gemela?

  — ¡Él no es mi alma gemela!

  El grito retumba en la habitación, un rugido tan fuerte que por poco hace al beta estremecerse. Lo ve hacer muecas, pero se recompone velozmente. Como si estuviera acostumbrado.

  — ¿Quién es tu alma gemela?— parece un interrogatorio, no lo siente así, sin embargo. La voz tranquila y lenta del psicólogo lo calma, de cierta forma. No lo apresura a responder, es lo que agradece más.

  — Margaret.

  — ¿Y ella es?

  — Mi novia. Ex novia. ¿Ex omega? No lo sé.

  Niall está en silencio, mirándolo con sus orbes azul eléctrico, esperando a que prosiga. Harry piensa en él cuando nota el color de ojos.

  “No son tan lindos como los de él”. Es lo que su lobo dice. El rizado solo sacude la cabeza, negándose a creerlo.

  — Nosotros somos novios, hace unos años ya. Ex novios, perdón. No me... acostumbro.— su voz suena con un deje de tristeza, nostalgia a la vez que recuerda cada pequeño momento. Margaret siempre estuvo allí.
  — Yo traté de morderla, pero no funcionó. En verdad, pensé que ella era mi alma gemela. Estuvimos peleados unas semanas y— se corta, no puede seguir. Está harto de sus temblorosos diálogos y parecer al borde del llanto; porque él lo está.

  Puede jurar que, si el rubio tuviera un aroma, no estaría olfateando más que la más amarga pena en este.
  Pero cuando ve a Horan solo ve a alguien, un beta esperando que hable, que se sienta cómodo. Tal vez que llore, para desahogarse. No puede evitar bajar la mirada, limpiando otra vez sus lágrimas.

  — Está bien, Harry. Trabajaremos en esto. No importa si en la primera cita no puedes hablar. O en la segunda, en la quinta, en la décima. Cualquier día, tú puedes venir y no decir ni una palabra, tan solo puedes llorar, o si quieres un abrazo, aquí estaré.

  Y él nunca se sintió tan seguro con alguien que conoció hace unos pocos minutos.

  Con un sollozo, asiente, agradecido. Su hoyuelo marcandose hace a Niall sonreír también.

  — ¿Quieres irte? Solo para que sepas, puedes terminar nuestra sesión al momento que quieras. No te obligaré a estar aquí si no lo deseas.

  — Sí, por favor.— de un pequeño salto, vuelve a pararse. — Gracias, Niall.

  — No es nada Harry.— da una de las sonrisas que el rizado ya las ve tan características del rubio, que sonríe él también. — Nos vemos pronto.

  — Claro.

 

Alfa. [L.S]Where stories live. Discover now