Secuestrada | Chapter 1

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(TN) ______ caminaba por las calles de la cuidad, buscaba rebajas en tiendas. No compraba mucho, pero le encantaba pasear por esas calles cuando ya había anochecido; con la luz de las farolas iluminando el frío ambiente inverna. Paseaba ajena a todo, ajena a él que la observaba desde su furgoneta aparcada muy cerca.

Le producía gran placer mirarla quedándose absorto en sus pensamientos, era la mujer que le complementaba, su media naranja, era perfecta. Pero debía hacerlo pronto, de lo contrario se volvería loco, necesitaba tenerla a su lado, poder sentir su cuerpo, el aroma de su cabello, el tacto de su piel... si no tendría que volver a salir con otra y no funcionaría porque aquellas chicas no podían compararse a ella.

Estaba sola, todos sus amigos se habían ido de campamento al Monte Sky y esta semana trabajaba de noche, por lo que saldría a un horario donde ya el sol estuviera escondido. Lo haría el sábado. Eso le daría margen de 2 días hasta que la buscaran.
La furgoneta la esperaba no lejos de allí, debía ser ahora y se fue acercando hasta parar junto a ella.

- Perdona, ¿podrías decirme por donde puedo llegar a la calle Ancora? – No podía estar tan cerca de ti sin sentir que su cuerpo se tensaba.
- Si, mira esta calle hasta el final, después a la… -Tus labios se movían pero él no escuchaba tus palabras, tan solo sentía tu presencia…
- Perdone, ¿ha entendido? - Preguntaste sacándolo de su ensimismamiento.
- Si, sí, claro, disculpe, muchas gracias. ¿Quiere que te acerque a tu casa? Me va de camino.
- Pero no le he dicho donde vivo – te extrañaste
- Lo sé, perdona… quería decir que si quieres puedo acercarte a tu casa, aunque no sepa dónde vives claro -¡Tonto, tonto, tonto!
- No gracias, prefiero caminar – y seguiste tu camino, pensando que el tipo era un poco rarito.

¡Dios! Casi cometo un fallo. Es que, me nubla estar cerca de ella… pero no se repetirá, pensó Willy.

Ya en casa colocaste la compra, te pusiste cómoda, encendiste la tele y cuando te disponía s a tumbarte en el sofá, llamaron a la puerta:

- No me lo puedo creer, ¿y ahora qué? – te decías mientras abrías la puerta, pero lo único que viste fueron unas manos con un pañuelo que olía a alcohol y todo se volvió negro.
- Lo siento, preciosa, pero no puedo arriesgarme a que alguien te oiga gritar – te decía Willy mientras te llevaba dentro de la casa, le ponía el abrigo y te echaba a su hombro para bajarte hasta el garaje y meterte en su furgoneta. Nadie los vio.

Secuestrada |WillyRex & Tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora