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Pedido de: miamuno

Mía estaba sentada en una banca mejorando sus caramelos explosivos, ella es muy bromista y un poco infantil, por lo que obviamente es la mejor amiga de Fred y George, la única diferencia es que ella es un año menor que ellos pero eso no impedía que salieran a gastar bromas a todo el mundo, incluso a Draco.

Snape la observaba desde la ventana de su despacho, había guardado sus sentimientos hacia ella desde quinto año. Le gustaba observarla en clases o cuando estaba concentrada perfeccionando sus artículos de bromas.

Ella ya le había gastado unas cuantas bromas a Severus pero él se las dejaba pasar o a veces le ponía un ligero castigo.

Escuchó una pequeña explosión proveniente de afuera, volvió a prestar atención a la chica y vió como uno de sus caramelos explotó cerca de su rostro, dejándola completamente manchada de negro.

– Hola pequeña.– Hablaron los gemelos al unísono.

— Hola chicos.

– ¿Problemas con la mercancía?.– Habló Fred.

– Te daremos unos consejos para que no vuelva a suceder.– Continuó George.

El resto de la tarde se la pasaron ayudando a Mía con sus caramelos y demás artículos que necesitaban arreglarse.

Severus tenía que hacer otras cosas por lo que dejó de observarla. Mientras hacía su trabajo no dejaba de pensar en si sería buena idea decir sus sentimientos a Mía, ya no tenía mucho que perder.

Se preparó y apenas termino de hacer su trabajo mandó a llamar a Mía.

– Mía, el profesor Snape te quiere en su despacho.– Aviso Ron.

– ¿Que hiciste ahora pequeña traviesa?.– Preguntó George con un tono de burla.

– No estarás haciendo bromas sin nosotros ¿O sí?.– Dijo Fred.

— Sin ustedes no hay diversión, y no sé que hice ahora pero es mejor no hacerlo esperar.— Se despidió de los tres Weasley y caminó hacia el despacho de Snape preguntándose qué pudo haber hecho para que él la llamé.

Tocó tres veces la puerta y escuchó un pase del otro lado.

Severus estaba más que nervioso con la presencia de ella, sin embargo, lo ocultó muy bien.

– Tome asiento.– Ordenó y ella obedeció.

— Profesor ¿Para qué me mandó a llamar?.

— Tengo que decirle algo que he estado guardando desde hace mucho tiempo.– Respiró profundo.– Usted me gusta y mucho.

Mía lo miraba con el ceño fruncido esperando ver una muestra de diversión en su rostro pero no encontró nada.

Lo miró por un momento y después rió.

– ¿Cuál es el motivo de su risa?.– Preguntó un tanto enojado.

— Profesor escuché lo que dijo. ¿Yo le gusto a usted? Ni usted se lo cree.— Dijo cuando paró de reír.— Es absurdo.

– No es una broma, Mía.

— Bien, en caso de que no fuera una broma, usted no me gusta, solo es mi profesor.— Explicó.— Para evitarnos problemas a los dos voy a olvidar que usted me dijo todo eso y usted también lo hará, seguirá con su vida y yo con la mia ¿Bien?.— No lo dejó constestar y se dirigió a la puerta.

– Mía espera...– Se levantó de su silla.

— Olvide todo esto y ya.— Salió y cerró la puerta.

Severus se tumbó de nuevo en su silla y miró la puerta.

– Fui un estúpido al decirle lo que siento.– Se regañó.

– Nunca debí hacerlo...- Dijo y soltó las primeras lágrimas de esa noche.

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~𝕻𝖊𝖗𝖋𝖊𝖈𝖙~ 𝔒𝔫𝔢 𝔖ℌ𝔬𝔱𝔰 𝔬𝔣 𝔖𝔢𝔳𝔢𝔯𝔢𝔲𝔰 𝔖𝔫𝔞𝔭𝔢 (•TERMINADA•)Where stories live. Discover now