ღ Capítulo 14 ღ

Start from the beginning
                                    

Reprimo una sonrisa. Es cierto que las pequeñas estanterías repletas de libros sobre mi escritorio, contrastan a la perfección con los afiches de bandas Kpop y doramas que tengo colocados estratégicamente sobre mis paredes. La variedad de colores es algo que me encanta.

Si hay un lugar en el mundo en el que puedo ser yo, es este.

Mamá nunca deja que Kaleb se quede a dormir conmigo, por lo que, él nunca ha entrado a mi cuarto. Siempre quedamos en su casa, dónde podemos estar con libertad.

Niego con la cabeza, olvidándome de su existencia, aunque sea por esta noche.

—A mí también.

—No sabía que te gustaba el Kpop.

—Y... —lo pienso por unos segundos y miento de la misma forma que hago cada vez que alguien me pregunta— No me gusta. Solo tengo estos posters porque se me hicieron bonitos.

—Oh. —Ada frunce el ceño. Pienso que va a dejar la conversación ahí, pero no— ¿Por qué mientes?

—¿Perdón?

—Tus expresiones te delatan. Eres un libro abierto, Eva. Al menos para mí.

Mi pulso se acelera de un momento a otro.

—No me gusta. De verdad. —intento sonar convincente— Te lo juro, por lo que más quieras.

—Tienes miedo, Eva. Miedo a ser tu misma.

—No me...

—¿Quién serías si no tuvieras miedo, manzanita?

No puedo responder a esa pregunta porque es algo que nunca pasará. Si quiero encajar en la sociedad, debo ser como los demás. Tengo que serlo. He pasado por mucho para rendirme ahora.

—Entonces... ¿Qué película vemos? —pregunto, cambiando el tema de la conversación.

Ada suspira. Pienso que va a insistir, pero, como siempre, no lo hace.

—Tengo una idea mejor. —se acerca hacia la estantería y saca el libro que me regaló hace unos días en la librería "El Encanto"— ¿Por qué no me lees?

—¿Qué? —mi pulso se acelera a más no poder.

—Nadie nunca me ha leído. —murmura con un tono casi melancólico que distorsiona la expresión en su rostro. No obstante, enseguida sonríe de nuevo.

—Pero... eso es un libro un poco... ¿Cómo decirlo?

—Erótico. —termina ella, levantando una ceja— Lo compramos juntas. ¿Recuerdas?

—¿Y quieres que te lea un libro erótico? ¿Aquí? ¿Ahora?

Ella se encoje de hombros e intensifica su sonrisa, como afirmando lo que dije.

—Eh... —cojo el libro de sus manos, un poco indecisa— Vale.

—Perfecto.

Camino hasta sentarme sobre mi cama con los pies cruzados y recostada al respaldar de la cama. Pienso que Ada se va a sentar a mi lado sobre el colchón, pero, al contrario, acerca la silla que estaba frente a mi mesa de estudio y la coloca a mi lado. No le pregunto por qué lo hace.

—¿Ya? —pregunto cuando ambas nos quedamos quietas y en silencio, ella asiente.

Entonces, comienzo a leer.

Hacía mucho tiempo que no leía en voz alta. Creo que no recuerdo la última vez que lo hice. Las palabras salen de mis labios precisas y con el tono que requiere la escena. Cuando era pequeña, hablaba con mi reflejo en el espejo y me montaba unos dramas de telenovelas, lo cual hace que sea más fácil darle emoción al libro y que no resulte soso.

Ada y Eva ©️Where stories live. Discover now