❄Jack Frost❄

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Aquella Ventisca

Advertencia: ninguna

Decir que hacía frío se quedaba corto, estaba helando en demasía, incluso para estar a mediados de diciembre. Salgo de la librería y me aferro con fuerza a mi abrigo, llevo guantes, gorro y bufanda, y aún así siento el frío calar mis huesos.

De manera rápida compro un café y una dona y acelero el paso hacia mi casa, donde mi madre espera el libro que me encargó.

Una ráfaga de viento azota mi rostro, me estremesco ante la sensación. Justo después me resbaló en la escarcha formada en la vereda. Caigo con todo el peso en mi trasero, el dolor de extiende por toda mi espalda.

Con vergüenza miro a los lados pero al parecer, nadie presenció la penosa situación. Con dificultad me levanto y observo mi dona echada a perder, fue aplastada en la caída, y mi café se derramó hasta la mitad.

Resoplo en frustración y me dispongo a seguir caminando.

De nuevo.

Una bola de nieve se estampa en la parte trasera de mi cabeza. Me giro en busca del atrevido y merecedor de mi puño, pero no hay nadie. No hay ni siquiera niños jugando. Sacudo los restos de nieve de mi cabello y sigo buscando pero nada.

Aprieto el vaso de café y me debato a mi misma mi estabilidad mental. ¿De dónde había venido esa nieve? No había nadie alrededor. Pero yo sentí el impacto y la nieve en mi cabello lo comprueba.

Totalmente confundida e incluso algo asustada, sigo el camino cinco cuadras adelante hasta mi casa. Me sentía extraña, tenía la sensación incluso de ser observada. Trato de calmarme y avanzar pero de nuevo otra ráfaga de viento helado me hace estremecer.

Miro hacia el bosque que inicia a unos cien metro de mi ubicación, la ráfaga de viento se abre paso entre los árboles del bosque, provocando que los cúmulos de nieve caigan de ellos. La curiosidad estaba jugandome una mala pasada, quería ir y averiguar qué era eso, tenía el presentimiento que no era una simple ventisca.

Sigo mis impulsos y camino hacia el bosque. En primera instancia sólo observo desde el límite, pero la ráfaga se extiende por los árboles, más adentro del bosque. Debato un poco si debo ir o no. Finalmente decido entrar, después de todo, este pueblo siempre ha sido pacífico, con cero criminalidad.

Me adentro un poco, piso con cuidado la nieve y algunas ramas crujen bajo mis pies. El frío que se encierra en el bosque es aún peor que en las calles. Me aferro a mi abrigo y sujeto la bolsa que contiene el libro. Después de unos minutos caminando llego a un claro, de hecho es un lago congelado. Me quedo en la orilla, no quería avanzar, no sabia que tan gruesa era la capa de hielo que cubría el lago.

Miro a mi alrededor decepcionada, al parecer no había nada, solo mi imaginación. Siento la mirada de alguien y mis alarmas se encienden, giro la cabeza como loca en busca de ese alguien. Mi mirada se detiene en un punto, en la rama de un árbol.

Creí que alucinaba, sacudo mi cabeza y tallo mis ojos en un burdo intento de ver algo diferente a lo que tenía en frente justo ahora. Abro mis ojos lentamente y veo al chico en la misma rama, con una sonrisa juguetona en el rostro.

-¿Qué mierda haces ahí arriba?- mi voz suena temblorosa por el frío y el temor. Su cara pasa de sonriente a una desencajada, como asustado.

-¿Qué?- su voz es grave, no combina con su apariencia, pero eso resulta atractivo.

✨One Shots Multifandom✨Where stories live. Discover now