Capítulo Trece

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El sol empieza a caer, los ojos bicolor de George se abren lentamente, sintiéndose completamente agotado a pesar de haber dormido más de 17 horas aproximadamente.

Respira pesado, parpadea intentando acostumbrar su visión a la escasa iluminación y abraza un poco más el cuerpo ajeno que dormía a su lado. Se siente algo apresado por los brazos del vampiro, además de que sus piernas se encontraban entrelazadas y el hecho de que se encontraban completamente desnudos, cubiertos por la fina tela de la sábana, le confirmaba que todo lo sucedido la noche anterior no había sido un sueño.

No se siente aterrado, se encuentra tranquilo, incluso tiene pensado dormir un poco más, pues aunque esta vez el vampiro no hubiera tomado tanta sangre de su cuerpo, no quitaba el hecho de que necesitaba recuperar fuerzas; sin embargo, el sonido de algo cayendo y rompiéndose en miles de pedazos le sobresalta un poco.

¿Y si tenía trabajo pendiente? No tuvo otra opción que separarse de Dream, observando al tranquilo rubio continuar durmiendo, sin parecer tener intenciones de despertar por un buen rato. George se queja una vez logra sentarse en la cama, colocándose de pie y buscando su ropa interior regada por el suelo para seguidamente sacar de su armario algo más informal que colocarse.

Una vez acaba de vestirse, sale de la habitación apresurado, dirigiéndose a la cocina y mirando aquel vaso de cristal roto en muchos pedazos, esparcidos por el suelo y siendo un potencial peligro para cualquiera. Se acercó lentamente, tomando un sartén que logró alcanzar y miró la escena del crimen en silencio, escuchando pasos lentos tras suya.

Alguien más estaba en la casa.

Rápidamente se volteó y sin dudarlo ni un segundo más, golpeó con la sartén la cara del sujeto que se acercaba por su espalda, escuchando un fuerte quejido y seguidamente el como un cuerpo muerto caía al suelo inconsciente.

¿¡Sapnap!? — George soltó la sartén al ver de quien se trataba, cubriendo su boca unos segundos para luego mirar a los lados, no había testigos, así que dejó el sartén en donde se encontraba antes y tomó las piernas de su mejor amigo para tirar de su cuerpo — Mierda amigo, realmente eres muy pesado — se quejó mientras lo llevaba hasta una de las habitaciones para sus pacientes.

En el camino sin querer la cabeza del pelinegro sufrió más daño al interponerse las esquinas y mesas por el camino, pero aún parecía respirar así que todo estaba bien.

Una vez lo colocó al lado de la camilla, en el suelo, pensó en alguna manera de despertarlo. Quizás si lo dejó inconsciente con un golpe, con otro tal vez despierte, ¿O no? Podría intentarlo y eso era lo que iba a hacer hasta que escuchó como el hombre lobo comenzaba a quejarse.

¿George? ¿Dónde estoy? — su voz arrastraba las palabras, parpadeando mientras intentaba acostumbrar su visión al lugar, recorriéndolo con la mirada mientras se sentaba lentamente — ¿Qué hago aquí y por qué siento que la cabeza me va a explotar...?

Te caíste de la camilla — respondió rápidamente el humano, señalando la camilla mientras el pelinegro la analizaba en silencio — No sé cómo llegaste pero cuando te vi estabas aquí en el suelo — mintió hablando rápido y con una sonrisa nerviosa, jugando con sus dedos.

Sapnap no pareció tan convencido, pero al estar cerca de la camilla no tuvo de otra más que creer en aquello. Comenzó a colocarse de pie, quejándose con suavidad y acariciando su cabeza con dolor antes de comenzar a toser fuertemente.

George parpadeo con confusión al ver como el pelinegro sacaba de su boca con total asco un trozo de lana ensangrentado.

¿Tuviste una buena cena? — preguntó el castaño.

Vampire | DreamnotfoundWhere stories live. Discover now