-Tenemos que salir...-dice apresurada intentando tomar mi brazo. Me aparto.

-¿Qué...? ¿qué sucede? -susurro. Mi garganta duele también.

-Tengo que sacarte de aquí- contesta con seriedad, estira su brazo de nuevo y toma el mío con fuerza haciendo que me levante. Se me hace difícil mantenerme de pie, mis piernas tiemblan.

Hago una mueca por el fuerte agarre de Alexis. No es necesario, ya no voy a correr. Cuando Alexis abre la puerta, me suelta brevemente y sale. Dudo antes de salir, Alexis me mira con seriedad, con mi piernas temblando, doy un paso fuera de la habitación.

Mi mirada no pasa mucho tiempo elevada, pero en el momento que si esta, veo a Michael.

Fue de manera muy breve, pero en ese momento vi intenciones en acercarse a mí, su rostro preocupado. Bajo mi mirada y sigo los pasos apresurados de Alexis.

Siento que me desmayaré.

Aprieto mi manos que tiemblan, mi respiración se volvió irregular. No puedo ponerme así, tengo que calmarme, tengo que calmarme.

El miedo se había hecho presente en el momento que lo había visto. Mi miedo ha evolucionado.

No caminamos mucho, todavía seguimos en el mismo pasillo. Alexis se detiene de repente y va hacia una puerta. La sigo silenciosamente. Cuando está abriéndola no evito voltear y ver donde está Michael. Lo veo entrar a su habitación.

Es ahora que me doy cuenta que Esteban está ahí. Cuando lo veo, él ya parece haber tenido los ojos puestos en mí ya que se encuentra sonriendo fijamente.

Aprieto mi mano en puños.

Volteo.

Entro al cuarto.

-¿Qué está ocurriendo?- vuelvo a preguntar con nerviosismo. Es la primera vez que me llevan a otra habitación, es muy sospechoso. ¿Me harán algo?

Alexis no contesta y cuando ya yo estoy completamente dentro, ella cierra la puerta y luego se voltea.

Me abrazo.

-El padre de Michael está aquí.

Abro mis ojos con sorpresa. Dejo de ver a Alexis y una sonrisa quiere salir. Tal vez ese señor pueda...

-Ni lo pienses- la vuelvo a mirar- No te voy a dejar salir.

Aprieto mi mandíbula y asiento derrotado. Solo fue una idea, sabía que no podía hacer nada para ejecutarla.

Me volteo y veo la habitación. Es más pequeña y sencilla que la de Michael, pero igual de blanca y vacía. Hay un pequeño sofá cerca de la cama, me acerco a este con lentitud aún abrazándome. Mi respiración es suave, tranquila, nada comparada con mi interior.

Evito soltar un quejido cuando me siento, todo duele.

Veo mis manos puestas en mi regazo. Espero que lo que sea que esté sucediendo, dure horas, así no tuviera que ver a Michael, o estar cerca de él.

-Aisa...-escucho a Alexis llamarme. Me sorprende la suavidad de su voz, no es dulce, pero tampoco es sería. Es calmada. Elevo mi rostro la miro. Se ve insegura de hablar- Yo...¿te duele?

-Si -contesto secamente.

Esquivo sus ojos y aprieto mi mandíbula. ¿Qué clase de pregunta fue esa?

-¿Por qué lo hiciste, Aisa?- pregunta con más seguridad- Michael estaba siendo mejor contigo y ahora...

-No quiero escucharte...-susurré débil. No me hagas sentir peor.

ContigoWhere stories live. Discover now