Shotaro

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Durante las últimas semanas Shotaro ha estado trabajando arduamente. El debut de la subunidad japonesa es casi un hecho dentro y fuera de la empresa, el staff les exige que de lo mejor de sí en las prácticas de baile y en el estudio de grabación, todo tiene que ser perfecto.

Normalmente llega al departamento pasadas las una de la madrugada, a partir de esa hora hasta las 8 de la mañana tiene tiempo libre y aprovecha para mandarte mensaje o llamarte.

Shotaro lamenta no poder estar al pendiente de ti a como él quisiera, siempre dices que está bien, le pides que no se preocupe, pero de igual manera siente esa necesidad así que a penas llega al departamento te manda un texto informándote que ya salió de la empresa.

Extrañamente no contestas sus mensajes desde hace cinco días. Intentó llamarte en reiteradas ocasiones, pero fue directo a buzón, eso lo deprimió porque pensó que ya no querías mantener contacto con él y por lo tanto era una de las primeras señales a las que tanto temía, implícitamente —para él— era el origen de querer poner fin a la relación.

Mientras miraba fotos tuyas en la galería del celular sentía como las lágrimas se iban acumulando en sus ojos hasta resbalar por sus mejillas y desaparecer en su barbilla, asimismo como ese nudo en la garganta le impedía dejar salir sus sollozos. No quería molestar al resto de los chicos, así que bajó de su cama y fue hasta el rinconcito de la habitación llorando en silencio.

No hay peor sensación que querer gritar mientras lloras abrazado a una almohada la cual es impregnada por esas gotas saladas hasta quedar lo suficientemente empapada y que cuando la miras detenidamente, es el reflejo de tu desgracia.

Dejar Japón no solamente implicaba dejar su país, era dejar atrás su familia, amigos, las cosas que ya conocía y sobre todo lo más importante, a ti. Dudó durante un largo tiempo, pero lo que le brindó la valentía necesaria para aceptar entrar en la empresa fue que lo alentaste a perseguir sus sueños.

El timbre de la puerta sonó. Seguramente alguno de los chicos de la otra habitación atendería la puerta. Por inercia se levantó rápidamente para acomodar su ropa y tratar de mejorar su aspecto, que de por sí ya era un desastre, se dirigió al baño y enjuagó su cara con agua fría tratando de aliviar la hinchazón de sus ojos.

"Estos chicos están sordos, ¿o qué?" Nadie atendía el timbre por lo que, luego de asegurarse estar más presentable, se dirigió a la entrada para abrir y ver quién era el importuno de llegar a esta hora, aunque lo más probable es que fuera que alguno de los chicos olvidó su llave.

—¡SORPRESA! —dijeron sus amigos de japón mientras entraban en el departamento y accionaban el tubo de confeti sobre sus cabezas.

Y ahí te encontrabas tú, la persona que más amaba en el mundo, definitivamente estabas frente a él.

Tienes al fin la oportunidad de volver a ver en persona la hermosa sonrisa que tanto amas, esa sonrisa contagiosa que alegra tus días y tu existencia misma.

Se unen en un fuerte abrazo y no faltan los soniditos de burla del resto de sus amigos, aunque simplemente hacen eso para molestarlos un poco y aligerar el ambiente, nada en mal plan.

—Estás aquí... —fue más como una afirmación para sí mismo que pregunta para ti, por lo cual sencillamente asentiste, no querías dar muchas explicaciones ahora, disfrutabas estar nuevamente entre los brazos de Shotaro.

—Planeé esto con los chicos desde hace una semana, siento mucho no haber podido contestar tus mensajes, estaba ocupada con los preparativos.

—Lo verdaderamente importante es que esto es real y no un sueño.

Acto seguido acunó tu rostro entre sus manos para darte un tierno beso. La sensación de sus labios era abrumadora al juntarse con las otras emociones al verlo nuevamente después de tanto tiempo.

Se separaron porque no estaban solos y vaya, todos los pares de ojos estaban sobre ustedes; el sonrojo en las mejillas de Shotaro lo hacía ver tan pequeñito y adorable.

"Felicidades por tu debut, felicidades por entrar en SM, felicidades Osaki Shotaro..." cantaron la típica canción de cumpleaños con otra letra, y de repente con... ¿otro ritmo? Eso no importa.

Posicionaron el pastel frente a Shotaro, ambos estaban con las manos entrelazadas, te lanzó una mirada y tú junto con los demás lo incitaste a soplar la vela. Así lo hizo y luego ocurrió una lluvia de aplausos.

Era el momento más feliz de su vida, estaban aquí las personas más importantes para él, y sin duda lo disfrutaría al máximo.

No revelaría su deseo para lograr que se cumpla en realidad, pero da igual.

—¿Sabes que pedí? —negaste con la cabeza, Shotaro se agachó y plantó un beso en tu frente— Pedí que estemos juntos por y para siempre, mi amor. 





Esto fue taaaaan triste y soft a la vez omg

¡Espero les haya gustado! ♡♡

—Jaexg

NCT ˚✰彡حيث تعيش القصص. اكتشف الآن