Capítulo 22. El aguacate es... ¿quieres salir conmigo?

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Despertó contento y salió de inmediato de su cama a darse una buena ducha, estaba ansioso por ese día. Anoche no habían hablado nada de nada acerca de sus sentimientos, en cambio, hablaron de miles de cosas como esa caricatura donde el personaje principal era un tigre pero se debatían en que debía ser la ardilla o el pollito, hablaron del final del capítulo de Vicenzo, hablaron de sus bandas favoritas y coincidieron en que tenían gustos musicales muy diferentes y parecidos a la vez y se prometieron hacerse una playlist con sus canciones favoritas para el otro para discutirlo luego. Sin duda fue una gran noche y Jimin estaba contento de despertar con ese hermoso sentimiento al día siguiente.

Aún le daba miedo y tenía ganas de salir huyendo antes de que Hoseok le viese para hablar del tema serio, pero algo en su corazón le decía que no había que huir y que se debían aclarar las cosas, así que después de arreglarse y comer una barra de cereales, corrió por su maletín junto a sus cosas y salió corriendo de su departamento. Esperó el elevador para entrar a este y bajar hasta la recepción donde Hoseok le había informado que ya estaba esperándole.

Durante el viaje por el elevador tomó varios respiros para prepararse mentalmente que podía hacer eso, que podía enfrentar a Hoseok, que podía enfrentar sus sentimientos y sobretodo que podría ser feliz. No dejaría que nada se metiera en su mente, ni la imagen de su amiga, ni los comentarios, ni sus pensamientos negativos, ¡nada iba a impedir que Park Jimin fuera feliz! ¡Ni siquiera él mismo!

Las puertas del elevador se abrieron y sonrió de inmediato al ver a Hoseok revisando algo en su teléfono. Corrió hasta el para ponerse frente a él y sonreírle al ver que captó su atención sonriéndole de vuelta.

—¡Jiminnie!

Soltó una risita para asentir y apuntar a la puerta indicando que ya era hora de irse. Ambos caminaron hasta la puerta y esperaron en la calle hasta ver si algún taxi se detenía.

—¿Por qué no vamos en camión? Aún falta para nuestro turno.

—Bueno, tienes razón vamos.

Caminaron, o bueno corrieron ya que vieron el camión que los dejaba muy cerca de su trabajo a punto de irse y pudo ser así de no ser que Jimin agitó sus manos y brazos como loco en un intento de hacerle parar lo cual consiguió, pero ¿a que costó? Había pasado el ridiculo recibiendo miradas de extraños con el ceño fruncido juzgándolo con la mirada.

Entonces escuchó la risa de Hoseok y sonrió. Ese era el precio y estaba encantado de hacer más locuras si podría escuchar su risa escandalosa cada vez que hacía algo así.

Tomaron asiento en el fondo del camión y mientras Jimin miraba a la ventana, sintió una mano rozar la suya hasta que estuvo sobre la de él tomándola en el proceso. Sonrió devolviendo el gesto al ver que era Hoseok quien lo tomaba de la mano y no le importaba mucho que la gente les mirara raro, le valía mierda, estaba feliz de estar de esa manera con Hoseok.

Llegaron a unas cuadras de la cafetería anterior en la que por primera vez se encontraron y Jimin sonrió ampliamente al ver al barista que siempre los atendía saliendo del negocio.

—¡Hyunjin!

El muchacho se giró para saludarlos con una sonrisa y esperar a que llegaran con el para detenerse a un lado de la puerta para evitar bloquear el paso.

—Hola chicos.

—¡Hyunjin! Oh, ¿ya no trabajas más aquí?

Observaron cómo no tenía su uniforme y veía el lugar siendo atendido por otras personas en lugar de él.

—Nah, un amigo me recomendó en una cafetería que está cerca de una disquera -sonrió.

—¿De casualidad se llama God's effects?

Lecciones para ser intimidante | HopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora