Why not green?

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//TW: acoso sexual callejero. Leer con precaución.

—¿Estás segura que quieres que me vaya?— Me dijo el peliblanco con mis antiguos estudios en mano. El más antiguo que poseía era de hace 4 años, y el más reciente de hace 6 meses. Todos se los he entregado a él, esperando encontrar un par de respuestas.

—Muy segura, no quiero que los hermanos de Hotaru te vean— Faltaba poco para que yo tuviera que ir a recoger a los niños que me habían encomendado.

—¿Por qué no? ¿Tan aterrador soy?— Gojo fingió tristeza.

—Veamos... Eres un hombre de 1.90, albino, con ropas negras y los ojos vendados; estoy segura que más que aterrador, la palabra correcta es 'extraño'— Hice comillas con los dedos. —Además, los hermanitos de Hotaru son demasiado vivaces, no quiero que vayan a decirle cosas extrañas a su hermana y todo se convierta en un chisme—

—¿Qué clase de cosas extrañas podrían decir?— Un tono pícaro invadió la sala.

—¡Largo!— Dije sintiendo la sangre subir a mis mejillas.

—Aún tienes los pies heridos, ¿segura que puedes lidiar con niños?— Estaba demasiado insistente hoy.

—Gojo...— Suspiré rendida. —En serio estaré bien, no son niños problemáticos. Y no estudian tan lejos tampoco, con que tome el metro es suficiente—

—De acuerdo, de acuerdo— Cada vez me costaba más el evitar sonreír cada que su actitud infantil detonaba sobre su cuerpo. —Pero no dudes en llamarme o mandarme un mensaje si vuelve a ocurrir algo—

—Sí, sí— Dije empujando a Gojo por los hombros para dirigirlo a mi puerta. —Ahora ve a entregarle eso a Ieiri—

—No hagas tonterías, y esta vez lo digo en serio— Gojo ya estaba detrás del marco de la puerta de entrada.

—No prometo nada— Cerré antes de que él pudiera decir algo más.

Suspiré aliviada. Hoy había sido un día aterrador, y aunque solo terminó en un susto, una vez analizándolo bien, yo también comencé a creer que había algo en el almacén.
Era común que presencias pequeñas entraran y salieran por mi tienda, pero no fue hace mucho que de la nada comenzaron a entrar más y más grandes. No eran realmente preocupantes, hasta ese día en el que conocí a Gojo, y hoy. ¿Tal vez debería de darme tiempo de investigar más a fondo?

Ya era hora de partir por los niños. Empaqué impermeables y una pequeña sombrilla en mi bolso, si bien en el clima habían dicho que no había mucha posibilidad de lluvia, durante el verano todo se vuelve impredecible; además, a la hora de estar con niños uno siempre tiene que estar prevenido.
Caminaba con sumo cuidado entre las avalanchas de gente que suele haber en Tokio. La sobrepoblación era asfixiante, pero a estas alturas uno ya está acostumbrado a la gente.
El metro estaba atiborrado, y era obvio, era plena hora pico, mucha gente salía de sus trabajos y otra más también salía de sus escuelas y cursos. Japón era muy ajetreado, y sus pobladores siempre estaban ocupados, cansados y agobiados. Recuerdo que Gojo me dijo que las maldiciones surgían de los sentimientos negativos de los humanos, y que aumentaban en tamaño y fuerza en proporción a la población. Me pregunto, ¿cuántas personas aquí presentes habrán colaborado en la creación de una maldición peligrosa? ¿Yo seré parte también?

Llegué hasta la escuela de los hermanos de Hotaru. Los padres de la misma vivían en el campo, y ella decidió venir a la ciudad con sus hermanos ya que eran especiales; en las escuelas del campo no podrían ocuparse de sus necesidades.
Eran un par de adorables gemelos de apenas 12 años, Gin y Shin. Ambos tenían Asperger, que si bien era un tipo más 'funcional' de autismo, seguía siendo necesaria una mejor educación y paciencia con ellos.
No era la primera vez que venía por ellos a la escuela, a veces Hotaru tenía emergencias y yo me hacía cargo; de echo de vez en cuando Hotaru los llevaba al trabajo, donde yo les regalo dulces y los dejo ayudarme a hornear.
Son niños muy lindos e inteligentes, y siempre me alegro de verlos.

Sweet Agony | Gojo SatoruWhere stories live. Discover now