–No me sonrojé Jeon– hice el mayor esfuerzo posible para no verlo, sabía que se burlaba de mi.

Por fin se termino de cambiar y yo hice lo mismo, claro con uno que otro comentario burlón de su parte. Gatee hasta su lado y me deje caer sobre las colchonetas sin ningún cuidado, estaba muerta. Pronto sentí su cuerpo detrás del mío y su brazo rodear mi cintura.

–¿Hace cuanto no dormíamos juntos de esta manera Nath?– susurró contra mi cabello, me provocó un escalofrío, eso y la voz tan grave y serena con la que habló.

–Mucho, tal vez– jugué con sus dedos que reposaban en mi estómago, su mano estaba tibia y podía sentir la punta de sus dedos más fríos, por eso los rodeé con mi mano– ¿Tienes frío?

–Un poco– se pegó más a mi, podría jurar que no había espacio alguno que nos separará– Encajamos tan bien.

–Encajamos muy bien– dije completamente adormilada, tal vez por eso creí que era un sueño, pero el calor que JungKook me brindaba me decía que esto era totalmente real.





Nathalia babeando mientras duerme sin duda era algo que no extrañaba. La mire y estaba totalmente desparramada y su aspecto era desaliñado. Aún así sonreí ante su imagen.

–¿Por qué te levantas tan temprano JungKook?– se quejó cambiando de posición y con su voz somnolienta.

Mire la hora en mi teléfono, eran las once con trece minutos, estaba muy alejado de ser temprano. Decidí dejarla dormir otro poco más, decidí salir de la casa de campaña para ir al baño a hacer mis necesidades y cepillarme los dientes. Para cuando regrese Nath ya estaba con los pies dentro de la playa.

–¡JungKook! ¡Ven! El agua está increíble, buscaremos almejas antes de almorzar– grito con una gran sonrisa mientras jugaba con el agua.

–En un momento voy amor, iré a dejar esto– alce mi cepillo para que lo viera. Me dirigí a la casa de campaña para dejar mis cosas– ¿Tienes bloqueador solar? Te arderá la piel si no te pones.

–¡Está en la maleta!

Me dirigí de nuevo a la casa de campaña, me quite los zapatos de nuevo para que Nath no me diera un golpe en la cabeza por meter arena. Una vez sin zapatos abrí la maleta que Nath había preparado para ambos.

–¿Donde lo puso esta mujer?– dije para mi mismo mientras lo buscaba sin desacomodar la ropa, eso hasta que mi mano toco algo duro debajo de una blusa de Nath, quite la prenda y tuve que llevar mis manos a la boca por la impresión que me dio al ver las ¿Cenizas de la bebé?– ¿Pero que...?

¿Que hacía esto aquí?

Las tomé y salí de la casa de campaña totalmente desconcertado, necesitaba hablar con Nath y que me explicara que significaba esto.

–JungKook, yo... puedo explicarlo– no tuve que ir hasta la playa porque Nath venia hacia acá con una expresión de horror.

–Pues te estás tardando Nathalia– el miedo no me dejó medir el tono en el que le hable.

–Es que yo...– todo su cuerpo temblaba y su rostro estaba pálido, comenzaba a lamerse los labios con nerviosismo y a jugar con los dedos de sus manos– Yo... yo creí que...

–¿Tu que Nathalia?– la desesperación me carcomía la mente– ¿Por qué trajiste las cenizas de la bebé?

–¡Lo siento JungKook!– se dejó caer en el suelo sobre sus rodillas y cubrió su rostro con las manos, su cuerpo reflejaba los sollozos que salían de su alma– Sé que teníamos que tomar esta decisión los dos, pero yo creí que teníamos que ponerle un alto a todo esto.

Utopia JJK. (LOVE BOOK III) [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now