XXXI

2.1K 323 44
                                    

El marido de Marguerite había tardado más de lo esperado en irse, pero finalmente lo había hecho. Por ese motivo, aquella mañana habíamos recibido una invitación para asistir a la, según tenía entendido, escandalosa fiesta.

-Será dentro de una semana. -Informé a James mientras me metía en la cama.

-Lo sé. -Respondió poco interesado.

-¿Cómo puedes saberlo si el sobre estaba cerrado? – Pregunté algo intrigada, él siempre parecía saberlo todo.

-Anna me lo dijo. -Aquello, para mi sorpresa, me molestó, ¿en qué momento había estado con Anna?

-¿Cuándo conociste a Anna? -Pregunté con cautela.

-Hace unos años.

-¿Dónde? -Intenté no sonar demasiado interesada.

-Aquí, en París. -Sus respuestas eran tan escuetas que me desquiciaban.

-¿Dónde te criaste? -Pregunté cambiando de tema. Él se sorprendió por mi pregunta. -Bueno, llevamos casi tres meses casados y no se absolutamente nada de tu pasado... bueno ni de tu presente... en fin, no sé nada sobre ti. ¿Qué haré si alguien tiene interés en saberlo?

-Nadie lo ha hecho hasta el momento y dudo que lo hagan. -Su seguridad al hablar no menguó mis ganas de conocerlo un poco más.

-¿Y si yo soy la que tiene el interés? -Pregunté finalmente con valentía.

-¿Lo tienes? -Esas dos palabras sonaron conmovidas, como si no creyera que yo me pudiera interesar o preocupar por él.

-Claro, me encantaría saber más sobre ti... y viendo que el presente y el futuro están prohibidos... pues probaré con el pasado. -A él no pareció hacerle gracia alguna mi comentario. -Por favor...- Dije con miedo a que se cerrara en banda. -No Hace falta que me cuentes nada muy personal.

-No sé qué decir. -Dijo tras un prolongado silencio.

-¿Dónde te criaste? -Pregunté intentando animarlo a hablar.

-En un pequeño pueblo cerca de donde naciste tú. -Aquello me hizo sonreír.

-¿Tienes hermanos?

-Sí. -La dureza de su respuesta me hizo ver que el rumbo de la conversación debía cambiar si quería que continuara hablando.

-¿Cómo son tus padres?

-Mi padre era un buen hombre, sencillo y cariñoso... -Por sus palabras comprendí que ya no estaba vivo.

-¿Y tu madre?

-Ella falleció en el parto.

-Estaría orgullosa de ti, de eso estoy segura. -Lo animé acercándome un poco a él.

-Lo dudo... pero gracias. -Sus palabras fueron duras.

-Te criaste con tu tía -Él pareció sorprendido de mi afirmación. -La miras como se mira a una madre. -Dije sonriendo.

-Mis tíos no tuvieron hijos, por ello nos acogieron sin dudarlo. No solo eran buenos vizcondes, fueron buenos padres.

-La señora Bernard... -Dije comprendiendo de dónde había heredado el título mi esposo. – Cual es su nombre... siempre la llamo tía o señora Bernard, pero me gustaría saber...

-Agnes, se llama Agnes. -Respondió con deje de dulzura en su voz.

-Tendré que agradecerle haberte criado. -Dije logrando sacarle a James una tímida sonrisa.

-Dices eso porque no me conoce, Aroha si supieras ...

-Bueno, no será porque no lo intento... No fingiré entender que comprendo porqué te comportas de la forma en la que lo haces.

La necesidad del engaño (4º libro SAGA  VERDADES OCULTAS)Where stories live. Discover now