Capítulo 49| La Propuesta

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Volví a sonreír ante su lógica.

Me incline un poco para colocar ambos ramos en sus respectivos lugares.

—Gracias...—murmure para esas dos personas que habían salvado mi vida y que prometía jamás volver a olvidarlos.

—Estarían muy contentos de ver como haz crecido, por cierto...

— ¿Mh? —lo mire curiosa mientras Zed se rascaba la nuca nervioso.

— ¿Sabes dónde está Samuel?

—No, desde ayer que no lo veo —admití —Creo que también le debo mi vida.

—Y yo —confesó —Él puede ser un idiota pero es buena persona o al menos eso quiero creer —soltó una carcajada —Sé que si algo me pasara, el iría por mí.

—Es...un buen amigo.

—Exacto, que no te engañe su cara de asesino serial, él es una persona especial que sufrió mucho y no sabe cómo expresarse aunque con Brooklyn es completamente diferente, en fin, él es bueno, increíblemente irritante e impulsivo pero no me quejo...

—Hijo de un policía e hijo de un mafioso siendo amigos, aun no me lo creo —Sonreí.

—Ni yo —sonrió de igual manera —Pero es lo que hay o al menos es lo que quiero, la familia no es solo la que tiene tu sangre, uno elige a su familia.

Sonreí y con el corazón mejor me levante.

—Tengo que irme —admití —Iré por el idiota de Damon.

—Oh, ese idiota, diría que lo cuides pero teniendo en cuenta como es, diría mejor que te cuides tú, puede ser muy impredecible.

Lo mire curiosa pero ya no pregunte más.

—Adiós Zed...

—Hasta luego pequeña.

Y eso fue todo lo que hablé con Zed, me sentía mucho mejor pero no dejaba de pensar en Damon.

Habíamos estado muy distantes últimamente pero eso acabaría hoy o al menos eso planeaba.

Ahora que lo pensaba mejor, Damon no era para nada el clásico chico malo para mí era más como el chico simpático pero calculador que le gustaba tener todo bajo control, él tenía más un toque de lo que era elegante y casual, no vestía de negro siempre o tenía un humor de mierda como solían describir en mis libros.

Damon resultó muy diferente y eso de alguna manera me atrajo a él. Él podía ser, bueno, malo, bromista, serio, sarcástico, tierno, pero era cuando la situación lo ameritaba, como si pensara cada pasó que daría.

Me detuve frente a la Casa de Damon, sabía que no habría nadie más que Damon en ella, todos habían salido así que me acomode bien mi vestido azul, me saque el abrigo y con el ego alto además de un maletín en mano comencé a introducirme en ella.

La casa aun parecía tener rastros de lo que había causado Ellie sin embargo continuaba siendo hermosa. Entre a la oficina donde sabía que estaría, él me había dicho que estaría arreglando unas cosas.

— ¿Dulce? —Apartó unos papeles de su vista que al parecer estaba leyendo — ¿Qué haces aquí? ¿Y ese maletín? No me digas que te escapaste de casa, no, mejor dime que si hiciste eso.

Lo mire queriendo reír pero no me lo permití.

— No escapé —él hizo un puchero —Pero quería hablar contigo de algo muy importante.

—Oh — él no tardó en abrir los ojos —No me digas que estas embarazada, no estoy listo para criar un niño ¿Cuántas niñeras quieres que tenga? mejor dicho, déjalo conmigo estoy más que listo ¿Cómo lo llamarás? ¿Mini dulce? Obvio van a salir hermosos como la familia, espera ¿Serán más de uno? ¿Serán gemelos? O quizá ¿Trillizos? Espera espera, me voy a desmayar por favor llama a una ambulancia.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Where stories live. Discover now