XV - Caja de sorpresas

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Regresamos a la mansión de Vernon, ahora que la observo bien es algo... tétrica. No niego que tiene detalles preciosos como el jardín o los caminos de piedras blancas, pero... si solo esta el y sus perversiones de vez en cuando debe ser algo aburrido.

Deje mis cosas en mi cuarto bueno la habitación que me asignaron y cual fue mi sorpresa que mi closet estaba lleno de ropa increíblemente lujosa. Zapatos, vestidos, pantalones, blusas... me sorprendí tanto que dejé caer mis pobres y desgastadas prendas al suelo.

— ¡Carajo! — grite de la emoción.

— ¿Degusta nena?

— ¡Mierda! — una voz vino detrás de mí, me aleje hasta que choque con la maldita puerta corrediza y caí al suelo de sentón — ¡¿Oye que te pasa?! — Vernon soltó una sonora carcajada.

— Valla no pensé que fueras tan asustadiza joyita... — resoplé levantándome del jodido suelo.

— Podrías dejar de llamarme joyita... es molesto...

— Te llamo como yo desee Joyita... — se acerca a mi lenta y definitivamente puedo oler el peligro.

— Bien ya entendí, ¿Qué sucede? ¿Por qué estas aquí? — sonríe de lado y la verdad este hombre es increíblemente atractivo.

— Te traje algunas cosas para que las vallas conociendo. Debes aprender a conocer y disfrutar de tu cuerpo — me pide que salga del vestidor y caminamos hasta la cama — este es mi regalo. Aprenderás a usarlos así estaré seguro de que pones en práctica todo lo que te ensene.

— ¿Qué son? — tomé la caja y la abrí. Mis ojos se abrieron de par en par y deje caer todo al suelo — ¡¿Pero ¡¿cómo?!

— ¿Por qué te asustas? — me mira con diversión — ¿Acaso nunca has visto o tocado un consolador? — niego.

— No...

— Bueno, tendrás el placer de probarlos por primera vez... pero no sola — me tenso ante su comentario. — hoy iras al Bourlesque, ensayaras tus bailes como si nada estuviera pasando y, cuando regreses acá, disfrutaras del dulce néctar de la lujuria — lo dice con una voz tan increíblemente seductora, ronca, gruesa... todo tiene este hombre — Aunque debería de darte una probadita...

— ¡No!... — me aleje de el — así estaré bien, mas tarde es lo mejor — sonrió ladeado.

— Bien, te quiero lista para salir. Tu primer objetivo ira al club en 3 días, mientras deberías de practicar maquillaje y demás

— Pero yo ya se hacerlo, además tengo el material necesario... — me interrumpe.

— Pero no el correcto, en tu vano hay bastantes cosas nuevas que usaras. — me toma de la barbilla haciendo que lo mire — debes lucir sensual e indomable, aunque conmigo seas una linda gatita Vanessa — su mano entra en mi blusa acariciando mi plano vientre — eres bella así que aprovecha eso y logra mis objetivos.

— Lo hare... después de eso... ¿me dejara libre? — pregunte, rio ligeramente mostrando sus dientes blancos y perfectos.

— Ya lo veremos en ese momento, recuerda que tienes una deuda que pagar y... debes liquidarla por completo — su mano recorre mi vientre hasta mi intimidad por encima de la ropa, respiro agitadamente. Reconozco su toque y se que fue el quien me hizo estallar de placer anoche.

— Estas ya humedad joyita... ¿Acaso piensas en las manos que te tocaron aquí anoche? — me estruja mi intimidad sacándome un gemido.

— ¡Aaah!... estoy segura de que fuiste tu... ¡Aaah! — se separa de mi bruscamente empujándome al suelo.

— Te dije que no me gustan vírgenes... tu una tonta inexperta no me doblega, aunque me abras las piernas y te muestres desnuda... ¡Prepárate para salir! — sale de mi habitación enojado y azotando la puerta... no creo sus palabras... o eso me digo. Quizás y sea cierto... ¿Quién querría a una inexperta cuando él es un domador?

Pase toda la tarde arreglándome para ir al Bourlesque. Vernon dijo que me quería ver con un maquillaje sensual pero no tan pesado ni vulgar. Buque en mi teléfono infinidad de imágenes hasta que encontré la indicada.

Justo en ese momento una llamada de mi tía entro, suspire y dudaba si contestarle o no. Me mordí el labio antes de responder, seguramente ya habían leído la carta que dejé para ellos... no era justo, pero ¿Qué más podía hacer?

— Tía...

— ¡Vanessa! ¿Dónde estás?

— Tía... — la voz de mi tía era claramente de enojo — se que ya resiste la carta, pero... es lo que deseo hacer. Ya dejé todo pagado, tu tratamiento, el de mi tío y mi hermano.

— ¡Vanessa escúchame por favor! — suplicaba.

— No tía, quiero buscar a mi familia, debo saber de ellos. No te preocupes por mi... te amo... — colgué antes de que me escuchara llorar.

Mi vida había cambiado tan drásticamente en un abrir y cerrar de ojos. Mi corazón dolía al mentirles a quienes me cuidaron como una hija, pero lo hacía por su bien, saldría libre en 6 meses, retomaría mi vida y les diría simplemente que nunca encontré a mis padres.

No negare que tenía curiosidad, pero, no desgastaría mi vida en una investigación que probablemente me desilusionaría.

— Cambio de planes... — Vernon entro a mi habitación cuando me estaba cambiando — tenemos que ir a una cena, ya no iras al Bourlesque.

— ¿Pero y mi presentación?

— Déjalo así, no es importante. A quien deseo que atraigas estará ahí, lo conocerás, coquetearas con el y en dos días cuando valla al Bourlesque es cuando lo tendrás en tus manos... — solo asentí, no podía llevarle la contraria, aunque quisiera.

— ¿Qué usare? — le pregunte señalando mi ropa informal.

— Usa el vestido rojo, uno escotado... combinara perfectamente con tu piel y esos ojos que tienes — no me había dado cuenta de que él ya estaba vestido así que solo asentí y corrí a cambiarme. Solo faltaba la ropa... — ¡Y ponte una lencería sensual! Le mostraras tus atributos...

— ¡Entiendo! — resoplé con impotencia, hice lo que me pidió y en 30 minutos ya estábamos arriba de los autos listos para salir. Ya me había maquillado así que fue todo más rápido.

— Usaras este comunicador — me entrego un aparato transparente — ¿Sabes cómo se usa? — se acerco y me lo puso en el oído, ese gesto me pareció tan natural y... caballeroso.

— Si se cómo, soy ingeniero ¿Lo olvidas? — exprese.

— No, solo preguntaba. Si eres buena con la tecnología espero que seas mejor con los aparatos masculinos — me sonroje y desvié la mirada hacia la ventana del auto en movimiento. — recuerda que debes de usar tu encanto, aun no debes de atraerlo a ti sexualmente solo, coquetea con él.

— ¿Quién es mi objetivo? — pregunté y me sentí como una agente de Bond...

— Este hombre... — me paso la Tablet su asistente quien estaba frente a nosotros. Era alto, moreno bueno negro. Se veía de unos 40 años, algo de canas.

— ¿Cómo se llama?

— Mauro Lox, es dueño de innumerables cadenas de restaurantes y bares. Lo peor del caso es que se metió con quien no debía y tiene que pagar.

— ¿Se metió contigo?

— Talvez... no debes saber los detalles, solo concéntrate en llamar la atención de él, es fanático de las chicas jóvenes como tú. Hermosas, vírgenes, que parecen unos ángeles sin maldad. Demuéstrale que tienes un demonio dentro de ti...

La forma en que Vernon me pedía que hiciera el trabajo comenzaba a asustarme, yo era la cargada y debía ser la mejor carnada. Actuar como tal, verme como tal, debía sacar mis dotes de actuación y recordar a algún personaje que pudiera interpretar.

Llegamos a otra mansión, pero esta estaba fuera de la ciudad, como un lugar exclusivo para ricos, mire a mi alrededor, todo era extremadamente lujoso. Vernon me tomo de la espalda y caminamos juntos...

— Que comience el show Joyita...

Bourlesque : En las manos del Abogado [✓]Where stories live. Discover now