si a taehyung le hubieran dicho que al entrar a ese bar, conocería al amor de su vida y, años más tarde tendría a su primera hija; era muy obvio que se hubiera reído.
pero, ahora estaría agradecido eternamente con Taemin y Minho, por haberlo llevad...
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Después de horas de viaje, por fin llegaban a su destino.
París; ese lugar que su bebito había escogido y cuando se lo había dicho, no pudo negarse.
Ahora se encontraban acomodando sus maletas en aquel hotel cinco estrellas. Ordenando sus pequeñas blusas de escote, esas que le gustaban a Jungkook, sintió unos fuertes brazos rodear su esbelta cintura y seguidamente escuchar esa voz ronca que tanto le gustaba.
— Ya terminé, mami, estoy listo para salir — comentó el menor con una sonrisa.
Taehyung dió media vuelta para estar cara a cara con su novio.
— Nada más deja agarró mi gabardina y nos vamos, ¿Si, bebé? — viendo como el otro asentía, corrió hacia dónde había dejado dicha prenda.
Habían viajado a París debido a su luna de miel, pues, después de 6 años de relación, el menor de le había pedido el honor de ser su esposo.
Cuando el mayor regresó, ambos salieron tomados de la mano de aquel hotel costoso. Recorrieron la calles de la ciudad del amor; seguidamente cenaron en un restaurant de alta clase y unas cuantas horas después, regresaron al hotel.
Una vez en su habitación Jungkook hizo que Taehyung lo esperara en la comodidad de su cama, el primer mencionado, corrió hacía el baño del cuarto y cerró de este con llave, para evitar que su amado entrará.
Mientras tanto Taehyung, se encontraba sentada en la cama, debatiéndose entre si colocar algún conjunto que compró con ayuda de Jisoo, Jieun y Su-Ji, había comprado a escondidas de su chico. No lo pensó tanto y rápidamente se levantó de la cama, tomo el maletín donde se encontraban los conjuntos y tomando uno, cerro dicha maleta. Cuando terminó en ponérselo se miró al espejo, viendo como aquel atuendo hacía relucir sus atributos, su piel canela, los muslos gruesos, el gran trasero, los senos grandes, el abdomen plano pero con unas preciosas estrías, debido su embarazo dónde tuvo a Jennie.
Las estrías en algún momento le hicieron sentir inseguro, pero Jungkook le hizo saber que solo eran unas diminutas mariquitas de amor, de dónde había salido el fruto de su amor.
Volviendo al presente, Jungkook también ya estaba listo, la idea que estaba ejecutando, se lo había dicho Jimin, su mejor amigo. Se miró al espejo, el reluciente eight pack, más el gran bulto que se marcaba en el boxer blanco que llevaba. Decidido salió del baño, no sin antes gritar un:
"¿Cielo podrías apagar la luz y ponerte en la orilla de la cama con los ojos cerrados, por favor?"
Con pasos lentos se dirigió hacía la cama en dónde se encontraba su ahora esposo, cuando se encontró enfrente de el, notó el conjunto que está tenía, se mordió el labio inferior y su pene endureció de solo pensar lo que harían hoy.
— Ya puedes abrir tu ojitos, hermoso — dijo, mientras veía a su amado abrir sus ojos y como sus mejillas regordetas se tornaban rojas.
No era para tanto pues Jungkook llevaba simplemente un bóxer blanco con una colita de conejo atrás; unas orejas igualmente del animalito antes mencionado y un pequeño moño en su cuello.
