His Ravenclaw | Draco Malfoy [TERMINADA]

hagrid's hut.

Desde afuera se escuchan ladridos y algo que golpea la puerta. Abres la puerta y una ráfaga de lluvia y viento sopla hacia adentro. Entornas los ojos bajo la lluvia, mirando a lo lejos.

"¿Vas a cerrar la maldita puerta?" Draco brama desde adentro.

Fang entra saltando y asustado por la lluvia, te ataca y te inmoviliza contra el suelo. Sus uñas afiladas raspan con fuerza la parte interna del muslo debajo de tu vestido mientras intenta escapar salvajemente de la lluvia. Puedes sentir que sus uñas dejan moretones en tu piel.
Y luego alguien lo aparta de ti y cierra la puerta de la cabaña. Fang inmediatamente comienza a encogerse debajo de la mesa de la cocina.

"¿Estás loca?" Draco gruñe.

"No podía simplemente dejarlo afuera en esa tormenta. Se habría resbalado y caído ..." Tus ojos comienzan a lagrimear por el dolor en tu muslo.

"¿Te parece que me importa? Levántate", dice. Cuando no te mueves, él pone sus fuertes manos alrededor de tu cintura y te levanta sobre la mini encimera de la cocina. Luego comienza a hurgar en los armarios de la cocina.

"¿Qué estás haciendo?" Preguntas, haciendo una mueca de dolor.

"Encontrar algo con lo que curarte", murmura Draco, golpeando las puertas del armario para abrirlas y cerrarlas.

"No necesito tu ayuda."

"No tienes otra opción. Solo cállate por una vez, Ollivander."

"Prefiero lidiar con el dolor a que intentes curarme", dices. "Probablemente lo empeorarías".

Draco no responde hasta unos minutos después. "Sabía que el patán tenía esto en alguna parte". Murmura, agarrando una pequeña botella de vidrio, que desconocías su contenido.

"¿Que es eso?" Preguntas, mirándolo con nerviosismo.

"Bálsamo curativo mágico". Dice simplemente. Se acerca a ti hasta que puedes percibir el aroma de su costosa colonia y el olor de algo ligeramente mentolado. "Esto podría doler, sin embargo. Se supone que debe usarse en cortes y quemaduras menores, pero en algún lugar sensible ..." Sumerge su dedo en el bálsamo y extiende su mano hacia tu muslo, pero lo detienes con tus manos.

"Espera, detente", dices. Sabes que suenas estúpida en este momento, pero no puedes evitarlo. "¿Va a doler?"

Draco arquea las cejas. "Quizás." Después de unos minutos de silencio en los que lo miras con los ojos muy abiertos, él pone los ojos en blanco. "Pon tus manos sobre mis hombros, y la próxima vez usa tu cerebro antes de hacer algo estúpido como salir corriendo durante una tormenta". Aprietas los dientes y luego pones las manos sobre sus hombros, que son sorprendentemente cálidos.

Un escalofrío recorre tu columna mientras sus manos frías se deslizan por tu pierna para asentarse alrededor de la parte interna del muslo. Te muerdes el labio para luchar contra los golpes de dolor que sientes. Al bajar la cabeza sobre su hombro, puede sentir sus anillos mientras frota sus manos contra tu piel. Agarras su camisa en puños, tus uñas muerden sus hombros.

Finalmente, después de lo que parecen ser varios segundos, retira las manos de tu muslo y tú le sueltas los hombros. Ya no hay dolor allí, sino entumecimiento. Mueve sus manos a tu cintura y te levanta del mostrador. Enderezas tu vestido y te sientas en una silla junto al mostrador.

Afuera sopla el viento y la lluvia golpea con más fuerza que nunca, golpeando la cabaña como rocas caídas. Fang asoma la cabeza por debajo de la mesa y tentativamente toca el pie cercano de Draco.

"Vete a la mierda", murmura, sacudiendo su cabello mojado fuera de sus ojos.

Draco sale de la habitación por un momento y abre un armario. Cuando regresa, lleva una única sábana.

"¿Dónde está mi sábana para dormir?" Dices, mirándolo.

Draco levanta las cejas y te obligas a apartar la mirada. No sabes cuántas veces ha hecho eso, pero cada vez, puedes sentir algo prohibido revolotear en tu estómago.

"Esta es la única sábana del armario", dice, dejándola en el suelo.

Casi te ríes. "No voy a compartir una sábana contigo."

"Bien por mí. Ve a dormir en la cama de Hagrid, entonces." Dice Draco, recostándose y cerrando los ojos.

No había forma de que durmieras en la cama de Hagrid. Te sientas en tu silla sin moverte mientras la lluvia cae afuera. Una vez que han pasado cinco minutos, te las arreglas para tragarte tu orgullo y te acuestas junto a Draco en la sábana.

La sábana de la ropa de cama no es más que una tela delgada, y las tablas del piso de madera debajo de ella se sienten duras contra tu espalda. Tu muslo todavía te duele por las garras de Fang y el bálsamo curativo, pero haces todo lo posible por ignorarlo.

De repente te das cuenta de lo cerca que estás de Draco, tan cerca que tus lados casi se rozan entre sí, tan cerca que puedes escuchar cada cambio, cada suspiro, cada movimiento y sonido que hace.

Y luego, cuando otro trueno golpea el cielo y vibra en tus oídos, te golpea la idea de lo fría que estás, acostada con tu vestido delgado, aún húmedo. La piel de gallina se abre en abanico a lo largo de tus brazos y piernas expuestas. Te mueves, tratando de encontrar una posición cálida para dormir.

"¿Dejarás de moverte?" Draco gime a tu lado.

"Hace frío.", dices a la defensiva.
Hay un momento de silencio y luego Draco dice: "Date la vuelta".

"¿Qué yo qué?"

"Date la vuelta de lado, lejos de mí."

Lentamente te das la vuelta para estar de tu lado, lejos de Draco. Te abruman los nervios cuando estás de espaldas a él. Y luego sientes su brazo deslizarse alrededor de tu cintura, sus manos frías te acercan más a él. Aunque sus manos están heladas, su cuerpo está caliente y puedes sentir tu espalda presionada contra su parte delantera.

"Esto es sólo porque tienes frío y no puedo quedarme dormido si sigues moviéndote", respira contra tu cuello. "No creas que te tocaría de otra manera."

"No creas que te dejaría tocarme de otra manera", te quejas.

Pero estás abrumada por esa repentina sensación de algo así como comodidad, lo mismo que sentiste en la torre de Astronomía.

Cierras los ojos cuando sientes que te vas a quedar dormida.

No te sientes realmente cómoda, piensas. Te estás diciendo eso porque estás confundida y no sabes lo que quieres.

©ChapiGrindelwald