His Ravenclaw | Draco Malfoy [TERMINADA]

the uninvited meeting.

Los pasillos de Hogwarts son muy atractivos por la noche. Todos los rincones y recovecos piden ser explorados cuando los estudiantes se van a la cama y el cielo se oscurece con el calor de la noche.

Esta noche en particular te encuentras paseando por un pasillo hacia la torre de astronomía. Esperas encontrar un maravilloso silencio en la ruidosa y bulliciosa fiesta en la sala común de Gryffindor. Tu yo Ravenclaw normalmente se aleja de tales fiestas, pero Ginny y Neville te instaron a celebrar la victoria de Gryffindor contra Slytherin durante el partido de Quidditch más reciente.

Ahora, la música, las risas y la charla disminuyen a medida que te apresuras a subir las escaleras. Llevas un vestido de seda negro, sencillo pero elegante. Te quitas los zapatos de tacón para consolar tus pies adoloridos mientras abres la puerta de la torre de astronomía.

El problema es que no estás sola.

Alguien está sentado junto a la barandilla, en un charco de luz de luna.

Lleva una camisa blanca abotonada, un chaleco negro encima y unos elegantes pantalones de vestir negros.

Draco Malfoy.

Nunca lo has visto con nada más que su túnica de Slytherin o su uniforme de Quidditch. Su cabeza está apoyada contra la pared, su cabello rubio platino ligeramente despeinado.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Dices casualmente, caminando hacia adelante. Te sientas, manteniendo tu distancia de él.

"Lárgate", murmura sin mirarte.

Lo miras de cerca. Nunca le habías prestado mucha atención a Malfoy, pero no puedes evitar mirar sus ojos grises, la curva de su labio, la línea afilada de su mandíbula. La luz de la luna que entra por la ventana hace que su piel pálida parezca casi ... angelical. Miras hacia otro lado. La idea de que Draco Malfoy fuera angelical era casi risible. No, piensas con amargura, es cualquier cosa menos angelical.

"¿Por qué no estás en la fiesta?" Preguntas, en otra puñalada atrevida para conversar. No puedes comprender exactamente por qué estás hablando con él, pero de alguna manera, después de la música fuerte y la bebida de la fiesta de Gryffindor, sientes la necesidad de hablar con alguien.
Incluso si esa persona pudiera ser Malfoy. Y dos personas, por muy ardiente que sienta la pasión del odio, sentarse solas en la torre de Astronomía requiere una conversación. 

Sus cejas se levantan mientras te juzga, mirándote de arriba abajo, y tú misma no apartaste la mirada de sus ojos ahumados. 

"¿De verdad, Ollivander?" Él arrastra las palabras, "Pensé que eras una Ravenclaw. ¿Eres tan estúpida?"

Dudas al escuchar el nombre que siempre asociarías con tu abuelo, el fabricante de varitas. Pero, por supuesto, no estabas por tu nombre de pila con Draco; nunca te llamaría por el nombre de Aurora. Entonces piensas de nuevo en su pregunta y puedes sentir que tus mejillas se sonrojan por el calor. Es un Slytherin, y la fiesta estaba celebrando la derrota de Gryffindor contra los Slytherins. No es de extrañar que no estuviera allí.

"Oh, claro", dices. Entonces continúas: "¿Por qué estás tan bien vestido, entonces?"

Draco te lanza una mirada de disgusto e ira, una mirada con la que estás familiarizada. "Cállate y déjame en paz." Dice, en breve. 

Suspiras y juegas con un hilo suelto de tu vestido. Aunque no es muy reconfortante pasar tu tiempo aquí con Malfoy, preferirías estar aquí que en la fiesta. Al menos, podría ser divertido ver cómo los músculos de su mandíbula se contraen de rabia mientras lo enojas. Incluso podría ser entretenido. Un viento sopla a través de las ventanas abiertas y levanta cruelmente tu cabello, provocando que temblores de frío recorran tus hombros y cuello desnudos. Reprimiendo un escalofrío, dices: "Hace bastante frío aquí."

"Te dije que te callaras", espeta Draco, apretando la mandíbula. Apoya la cabeza en la pared, cierra los ojos con fuerza y ​​frunce el ceño, como si intentara controlarse.

Después de unos pocos segundos de silencio, Draco se acerca a ti hasta que se sienta a tu lado. Las yemas de sus dedos rozan ligeramente tu cadera y te estremeces con el roce de su anillo frío a través de tu vestido. A pesar de su frialdad, sientes que algo cálido se asienta en tu estómago, algo casi como comodidad que se mezcla con las mariposas que sientes, creando una combinación que nunca has sentido y no puedes describir.

"Tal vez esto podría calentarte", dice en voz baja.

En algún lugar del castillo, suena un reloj.

Draco se pone de pie y mientras estás sentada a sus pies, notas lo alto que es y es bastante intimidante.

"¿Por qué no vuelves a la fiesta de Gryffindor? Estoy seguro de que extrañan a su pequeña princesa traidora de sangre", dice con desprecio.

No te mueves, sintiéndote un poco aturdida por el cambio repentino en su comportamiento. Pero estás bastante aliviada. El Draco anterior que se había sentado cerca de ti, casi tocándote, era territorio desconocido; algo nuevo, algo que nunca habías visto de él, y te ponía nerviosa. Pero, este Draco, el que está parado frente a ti ahora mismo, te ha estado atormentando por años, y no era nada diferente.

"Vamos. Vete." Te maldice en voz baja y gira sobre sus talones. Miras su espalda mientras camina hacia la puerta y la cierra de golpe con tanta fuerza que casi se caen las bisagras.

Te sientas ahi, imperturbable. Ya te esperabas este comportamiento de Draco, y lo ignoras. Solía hervir tu sangre cuando estabas en tu primer año, pero ahora estabas en tu quinto año. Piensas en tu primer año en Hogwarts. Te habias aferrado a la idea de que Ollivander fuera tu abuelo, la única conexión conocida que tenías con el mundo mágico. Te aferraste a él como una especie de protección contra el mundo. Y luego conociste a tus amigos más cercanos, Luna, Neville y Ginny, y tu vida pareció derretirse más allá de las barreras de sangre y riqueza en las que habías crecido.

Los Slytherins y Ravenclaws generalmente se trataban bien entre sí. Aparte de Draco Malfoy. El fue la excepción.

La luz de la luna se atenúa al salir de la torre de astronomía. Y tus pensamientos esa noche, por extraño que sea, se desviaron hacia el chico que los había acosado a ti y a tus amigos durante los últimos cinco años. 

©ChapiGrindelwald