EN LA LUNA DE VERANO

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La noche estaba calurosa, una de esas noches de verano en las que el viento sólo trae calor. Las demás chicas y yo, decidimos amontonarnos en el pasillo de la casa de veraneo. Éramos veinte, repartidas en las siete habitaciones, dispuestas en líneas paralelas por un pasillo largo. Las paredes, están forradas con paneles de yeso, pintadas de un verde menta y el techo real está cubierto de losas de techo. Algo horroroso para mi gusto.

mi compañera Nathaly y yo ocupábamos la última, donde el pasillo terminaba en una pared con una gran ventana de doble hoja. La casa de veraneo que rentamos, era una de esas enormes construcciones de madera de dos pisos enclavada en medio del bosque frente a un lago muy sereno.

Nathaly lo encontraba muy romántico, y no hacía otra cosa que desear que su novio estuviera allí. Pero era un fin de semana de chicas solamente así que, se conformaba con describir lo mejor que pudiera el panorama a este, por mensajes de texto.

—¡Jacqueline, Jacky! — me llamó emocionada para llamar mi atención.

Me limité a voltear la cabeza para verla sentada en el sillón, junto a la ventana de la habitación, que mira al lago. Haciendo ademanes para que me acercara. Algo que no deseaba hacer pues, estaba muy cómoda junto a la ventana del pasillo entreabierta y charlando con Lizzy tumbada en el piso con los pies apoyados en la pared.

—¡Jacky, ven! — insistió. Y con pesados pasos me acerqué a ella deseando que fuera algo de importancia.

—Dime. — le dije con fastidio.

—Tu eres la que escribe cuentos. — comenzó a decir al acercarme. —¿Cómo describirías este panorama?

Miré por la ventana, una hilera de árboles de pino que descendían hasta cerca del lago. Muy apacible y quieto como cristal. En el que se reflejaba la luz de una luna llena que le robaba la oscuridad a la noche, como un farol de las calles sin difusor.

—Tétrica — respondí para que Nath, me dejara regresar a mi silla antes de que alguna de las otras chicas me la quitara.

Cuando recordé mi silla abandonada y miré, Lizzy había puesto sus piernas sobre el asiento.

—Te la estoy cuidando — me dijo con una sonrisa.

—Vamos Jacqueline, no seas mala — replica Nathaly y yo entorné los ojos impaciente.

Tenía mucho calor y me fastidiaba estar en la habitación, porque por aquella ventana abierta de par en par, no entraba ni asomo de brisa. El ambiente era pesado y dificultaba la respiración. Pero suspiré lo más hondo que pude y le di gusto a mi amiga que diligentemente escribe mi impresión en su teléfono.

Una música comienza a sonar, Nath y yo nos asomamos y era Karla con su "Smart" en una mano y una bocina inalámbrica en la otra, vistiendo su traje de baño.

—Yo no sé ustedes — dijo alzando la voz para ser escuchada por encima de la alegre música, — pero yo voy al lago a refrescarme. ¿Quién quiere venir?

La primera en reaccionar fue Ana, el pasillo se tornó de pronto en un hervidero de chicas entrando en las habitaciones para cambiarse y en menos de diez minutos, solo quedamos Nathy, Lizzy y yo.

—¿No van a ir? — Pregunta Lizzy.

—Prefiero tomar una ducha más tarde antes de acostarme respondí.

—Yo no tengo ganas — Comentó Nathy distraída sin dejar de teclear en su "Smart".

Regresé a mi silla y el viento que entra por la ventana, aunque algo tibio, me refrescaba por el sudor que perlaba mi frente. Lizzy se apoderó del abanico del pasillo y lo acercó. Nathy tecleó una última cosa, lanzó su teléfono sobre su cama de una plaza y se nos sumó a disfrutar del aparato que sopla una brisa más fresca desde el interior.

Sobre las Pesadillas [Completa]Where stories live. Discover now