Iniciando el plan de reconquista.

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—Es mi día libre. Así que me decidí por inspeccionar un poco —afirmó, dándome unas cuantas palmaditas en la espalda para que me calmará—.

—¿Entonces por ella, Neru no obtuvo una oportunidad? —ahora fue Miku la que cuestionó al rubio, incrédula de su deducir—.

—Esta en todo lo correcto, señorita —respaldó los comentarios de la altiva mujer, sosteniendo en todo momento una amigable sonrisa entre sus dos comisuras, a la vez que observaba como la mencionada arrugaba la nariz disgustada—. No me malinterprete —dijo—. Es sólo que la señorita Neru no necesitaba el trabajo tanto como ____.

—Las necesidades de otros me tienen sin cuidado. Sabes que sólo veo por los míos.

—Miku... —la llamó Teto completamente en contra de su horrendo comportamiento—. Estás siendo muy grosera hoy. Olvídate de lo de Neru y ya —la regañó, frunciendo el entrecejo—.

—¡Que molesta eres! —bufó—. ¡Está bien! Cómo sea, hace 30 minutos aproximadamente que ordenamos y no nos han traído nada —suspiró pesado—. He de quejarme por el pésimo servicio.

—Eh... pero si usted...

—Le ruego me perdone —por segunda ocasión me ví interrumpida por un cordial Oliver reverenciándose para demostrar la sinceridad en su disculpa—. Fue culpa mía. Como responsable del establecimiento, me encargaré de disminuir la cantidad del precio original de su pedido —informó a la peliazul, esperanzado de tranquilizarla—. Y si usted insiste demasiado con lo de la señorita Neru, aceptaré gustoso el darle un puesto de trabajo por ser una de sus queridas amigas —dijo, sujetándome de imprevisto ambos hombros y girándome rápidamente de espalda para irnos de ahí—. Permiso.

Dichas aquellas palabras, dimos marcha lejos de la susodicha mesa seis hasta que pude soltar un ligero suspiro aliviada sin tener que ser juzgada. Acción mía que provocó una risilla baja en Oliver.

—¿De que te ríes? —alcé la ceja tras la confusión—.

—Nada, nada —habló con retahíla—. Es sólo que me sorprende la capacidad que tienes para meterte en situaciones bastante divertidas.

—¿Ah? —fruncí mi ceño denotando cierta indignación "falsa" en mi rostro conforme me cruzaba de brazos—. ¿Disculpa? Yo no fuí la que empezó los ataques —refunfuñó—.

—¡De acuerdo!, ¡de acuerdo! —frenó sus carcajadas—. Mi error. Debí avisarte antes sobre algunos clientes frecuentes a los que lidiar.

—Algo me dice que fue intencional —entrecerré los ojos incrédula de las coincidencias, juzgando sus acciones—.

—¡Lo juro! —colocó una de sus manos en el pecho, mientras que la otra la mantenía alzada—. Olvide mencionarlo.

—Sabes... te mataría si no fueras mi jefe —le dediqué una mirada decepcionada de no poder hacer realidad dicho sueño—.

—Es una de mis grandes ventajas —me guiñó coqueto—. Aunque si te soy sincero, no me importaría tener una hermosa trabajadora rebelde paseándose por el restaurante —me susurró en el oído en un tono de lo más seductivo que tan sólo sentir su aliento golpetear de imprevisto mi piel me hizo ruborizar de un vivaz colorete carmín que me llegaba hasta las orejas, casi como el rojizo de un tomate—. Bien, ve a trabajar, chica linda —sonrío fingiendo inocencia y marchandose para realizar sus labores—.

—Maldito idiota... —bajando la cabeza ante la vergüenza murmuré para mí misma—. ¿A quién demonios se le ocurre hacer ese tipo de cosas en público?

***

Afligida de tanto trabajo exhaustivo durante el día, finalmente llegué a casa, en dónde tan sólo entrar en sus interiores, lo primero con lo que me encontré fue a un muy alegre Len Kagamine dándome una cálida bienvenida, al mismo tiempo que se encargaba de acomodar mi largo abrigo marrón encima del perchero de madera cercano a la puerta y me pedía en un insólito tono de lo más amable lavarme las manos para cenar.

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⏰ Last updated: May 12, 2023 ⏰

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~AMNESIA~ [Len x tu]Where stories live. Discover now