Ninjin.

Capitalo I.

Ya habían pasado tres semanas desde que Naruto recupero la conciencia, en la cual su salud fue mejorando debido su compañera pelirosa que lo atendía continuamente; algo que Naruto no dudo en explotar, aunque para su desgracia después de ello Sakura casi lo manda a volar.

De no ser porque seguía herido, realmente lo habría hecho; él sabía que era un poco idiota pero, aún así, comprendía que no debería de tentar tanto a su suerte; Sakura tenía tanta paciencia, como el de inteligencia. Su estadía allí hubiese sido aburrida, de no ser porque sus amigos lo visitaban, siendo Shikamaru y Chōji los más constantes.

Shikamaru lo visitaba por varias razones,  para informarle la situación de las cosas tras su ausencia, así como desahogarse en quejas de las problemáticas misiones que le encargaban; y la más importante, era que podría estar en un lugar en silencio sin nadie que le moleste disfrutando su tiempo libre, además de jugar shogi junto a Naruto.

El Akimichi por acompañar a Shikamaru e ir a convivir con su amigo rubio; algo que Naruto agradecía de corazón, pues era un mérito y esfuerzo que Chōji estuviera allí, debido a que en más de una ocasión fue castigado y recriminado por las enfermeras por traficarle comida chatarra al paciente.

En algunas otras ocasiones lo visitaban Hinata y su equipo..., siendo esas las visitas más incómodas. Hinata, la pobre era incapaz de crear un tema de conversación sin tartamudear o disminuir la voz; Kiba y Akamaru, quienes eran los más ruidosos y extrovertidos, algo no muy bien visto en un hospital. Incluso él conocía límites.

Y finalmente Shino..., el más rarito de todos, siempre estaba sentado en un banco en la esquina de la habitación conviviendo con sus bichos, siendo pocas las ocasiones en la que intentaba dialogar con los demás; tan sereno como siempre..., tanto que daba miedo a percepción del rubio.

Y finalmente Ino, ella lo visitaba menos en comparación de sus compañeros de equipo, debido a que contaba con diversas obligaciones, como atender la florería, trabajar en el hospital por las tardes, ocupando incluso el turno nocturno en algunas ocasiones; así como hacer misiones junto a su equipo.

Aunque curiosamente era con la que más dialogaba, siendo sorprendente la facilidad que la Kunoichi tenía para chism-, digo; sacar información, más a alguien tan boca floja como lo era el Uzumaki. Y como era la encargada del sector en el que se encontraba Sasuke, solía hacerle breves resúmenes del estado de este.

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Actualmente el rubio estaba sentado en la cama de su habitación, siendo alimentado por una hermosa enfermera; no era como que él lo hubiese pedido, pero tampoco se quejaría. La única desventaja es que dicha comida no es ramen, ¡hace meses no probaba el especial de cerdo!

La tentación de escapar para ir a Ichiraku era inmensa; pero una fuerza mayor le imposibilitaba dicho escape (Sakura). Por lo que prefería esperar a su recuperación total..., o sí no su pelirosa favorita sería la encargada de internarlo un mes más; y como solamente faltaba una semana para que lo dieran de alta no se iba a arriesgar tan cerca del objetivo.

Realmente ya estaba curado de sus heridas; pero su dolor muscular seguía presente, además de que aún no podía controlar el brazo sustituto que le habían implantado, teniendo que rehabilitar dichos músculos nuevamente; aunque este último sería más rápido y efectivo una vez comience a entrenar.

— Naruto-san; por favor no olvide tomarse sus pastillas, yo acabe mi labor de momento por lo que me retiraré. No dude en llamarme si siente alguna incomodidad o si me necesita para algo —dijo cordialmente mientras hacía una reverencia y proseguía a salir de la habitación.

— Nuevamente solo..., ¡que aburrido! —se quejó mientras se desplomaba contra la cama.

— No deberías quejarte, en una semana podrás salir del hospital —dijo un mini Kurama que apareció a un lado del hombro de Naruto en un pequeño Poof.