Prologo

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Sus pasos fueron apresurados mientras se acercaba a la planta alta del castillo, los temblores provocados por las explosiones en la ciudad la hicieron tambalear en más de una ocasión hasta que llego a la sala del trono. Ahí se encontraba el, sentado en la silla de en medio correspondiendo a la silla del rey rodeada por otras 72 sillas las cuales estaban destruidas bajos los escombros.

- ¡Mi señor!, ¡Tenemos que irnos, no hay tiempo que perder!, El castillo no aguantara mucho. -mientras más se acercaba más notaba el estado de destrucción a su alrededor, a sus espaldas el fuego se hacía cada vez más presentes mientras que los lamentos de toda la gente se hacían cada vez más notorios junto con las explosiones, ¿Cómo pudo pasar todo esto?, ¿Por qué?, simplemente no lo entendía...-Mi señor vamos....

-No puedo...

La joven de ojos jinda se quedó paralizada en su lugar, estaba frente a frente a su señor quien en sus manos sostenía un libro bastante grande cubierto con una parte de su capa, fue en ese momento que noto la sangre en su estómago y la que salía de su boca

- ¡Mi señor! -La joven se puso de rodillas frente al hombre quien de inmediato alzo su mano en señal de que no debía hincarse...-Mi señor...

-Tú tienes que irte. -le dijo el hombre con voz firme a pesar de su estado, con sus manos manchadas en su propia sangre, tomo el libro y se lo entregó a la joven quien no lo tomo, miraba con duda al hombre frente a ella quien tenía una expresión de seriedad mezclada con la tristeza...-En este momento, no hay nada que tu o yo podamos hacer para detener el caos que invade a nuestro pueblo

-Pero el señor Enki y shem-ha...

El hombre sonrió con amargura y alzo su vista al techo destruido sobre él, el cielo nocturno era hermoso en esos momentos, el humo del fuego aun no lo había alcanzado, pero pronto ya no podría verlo más, sobre él, el nuevo astro de la noche se alzaba

-Nuestro sueño se apagó, la creación de la luz de la noche y su caída fue algo que se vio en las estrellas. -el hombre con dificultad le entrego el libro a la joven de ojos jinda quien lo acepto temblando...-Mi peor error fue el haber pensado que todo podía cambiar con nuestras palabras...Nunca pensé que mis palabras llegaran a separarnos y crear nuestras destrucciones

-Mi señor eso....

El hombre alzo su mano y miro a la joven sonriendo con tristeza mientras una explosión más fuerte que la anterior hizo temblar el castillo, la joven se tambaleo mientras se sostenía de donde ella podía mientras que el hombre solo sonreía, la sala del trono poco a poco comenzaba a decaer, la muerte les esperaba si no salían de ahí

-Tienes que irte...-dijo de nuevo el hombre mientras la joven lo miraba con miedo y confusión...-Lamento que lo último que hayas visto del lugar donde naciste haya sido su propia destrucción

-Por favor no diga algo como eso, yo siempre, yo siempre....

-Ocúltate. -la joven abrió sus ojos de par en par...-Corre, no dejes que nadie te encuentre a ti o al libro

-Pero, ¿Por qué? Mi señor no entiendo nada, por favor venga conmigo, mi señor Solomon

-los seguidores de Shen-ha. -la joven miro a Solomon con miedo y pego el libro aún más a su cuerpo...-Si esto pudieron hacerle a Babilonia, haber destruido a Enki y a engañarme, tu destino será aún más peor si no llegas a ocultarte.

- ¿Qué hay de los...? Mi señor no me diga que usted... ¡Mi señor hacer eso a ellos, provocara su ira total, dejaron su humanidad por el bien del Reino, por todos!

-No merezco su perdón mucho menos el servicio que me dieron. No logre ser lo que ellos desearon y esperaron de mi-dijo Solomon sonriendo y se dejó caer en su asiento con sus ojos opacos mirando el cielo cubierto por el humo de la destrucción...-Pero fue la única forma de proteger lo único que quedaba de Babilonia

Barbatos GungnirWhere stories live. Discover now