1-"TOMAS, CONSUMES Y TE LARGAS EN SILENCIO"

87 13 4
                                    

NARRA LEA:

·DOMINGO 14 DE FEBRERO·

El humo emanaba de mi boca y se mezclaba con el embriagador aire fresco de invierno, sola caminaba de un lado al otro fuera de mi casa, mi cabeza debatía constantemente si volver allí o solo huir. No quería volver, eso estaba claro; el dolor y tormento acechaba en esa pequeña casa escondida entre callejones. Nadie era amable ni tenia buenas intenciones allí, ni siquiera Carla; la hija de la familia de enfrente con quien solía pasar tiempo en silencio durante la madrugada antes de ir a la Universidad. Ambas compartimos el mismo sentimiento dentro de nuestras casas pero ella comenzaba a acoplarse al lema "Tomas, Consumes y te Largas en Silencio".

A diferencia de otras familias la mía no me obligaba a consumir por el único hecho de que pensaban que ya lo hacía, a diario me daban bolsitas y me decían que me largue en silencio así que yo solo las desechaba en una bolsa de basura fuera de casa. Si en algún momento se enteraban que no consumía todo lo que me daban estaba segura de que me matarían.

-Mariana, ¿Dónde dejaste las bolsas?- pregunto mi padre desde el viejo sillón

-Están bajo el lavabo- contestó mi madre desde la cocina, con discreción camine hacia mi habitación -Llega más rápido la próxima vez- indicó al verme

-¿Trajiste lo que te pedí?- preguntó mi padre elevando una ceja

-No, el hombre dijo que subió el precio- contesté aun parada en mi lugar

-¿Que aumentó el precio? Habíamos acordado algo. Que imbecil. Tendrías que haberle exigido que te las dé- dijo con un humor quebrantable

-Lo siento, no quiso darmelas- me disculpé

-Mariana, ¿Cuánto falta para la cena?- preguntó nuevamente a mi madre, dándole un sorbo a su lata de cerveza que sostenía en su mano izquierda

-Aún no la comencé a hacer- contestó ella mirando su teléfono

-¿Y cuando diablos piensas comenzarla?

-Estoy hablando con alguien, no soy tu sirvienta, puedes esperar un poco- contestó mi madre con mal humor

-Es tu deber como mujer atenderme y por lo tanto es tu deber hacer la cena- dijo mi padre comenzando a elevar su tono de voz.

Entonces al ver que la situación se iba a otro extremo del que inicio seguí camino a mi habitación, en el reloj marcaban las 23:40 de la noche. Por la ventana se veía todo puramente oscuro, la luz de la calle que estaba siempre prendida la habían roto unos niños ayer por la tarde mientras intentaban darle con una gomera a una pequeña golondrina que posaba en la rama del árbol de enfrente. Suspire. La universidad era el único lugar donde podia respirar aire puro en lugar del olor de la heroina o cocaina. La universidad era el lugar donde podía sentirme tranquila y no estar pendiente de mis padres. Finalmente me fui a dormir sin cenar, mis padres desataron una pelea que provocó que mi padre saliera en mitad de la noche a quien sabe donde y mi madre solo se quedó allí durante horas con la luz encendida, sentada en el mismo lugar en el que estaba cuando hablaba por el telefono solo que esta vez su mano sostenía su mejilla roja.

NARRA AYLA:

·LUNES 15 DE FEBRERO·

-¿Te sientes bien, pequeña?- preguntó mi madre

¿Bien? Me sentía bien pero el hecho de que todos te tengan lastima y te traten diferente era insoportable, me hacia sentir débil e indefensa como si toda la vida estaría condenada a ser siempre la chica que perdió la memoria en un accidente de calle.

-Estoy bien, mamá- respondí

-Bien, si tu lo dices. Cualquier cosa que necesites puedes llamarme o... a tu padre claro- dijo fingiendo un risa

-¿Cuando vendras a Londres mamá? Extraño verte- inquiete apretando el celular a mi oído

-Tal vez en un tiempo pueda viajar para verlos a ti y a tu hermano, por el momento estoy desbordada de trabajo- contestó

-Bien, te quiero mucho- dije sinceramente

-Cuídate, pequeña

Oí el bip del corte de la llamada al otro lado del teléfono. Guarde el celular en mi mochila y baje las escaleras hasta la cocina. Noah estaba alli comiendo una manzana recostado en la nevera.

-¿Ya nos vamos?- pregunté tomando una vaso de agua

-Busco la computadora arriba y bajo- contesto Noah y subio, papá estaba sentado en el living rodeado de papeles. Papá no era muy expresivo conmigo pero siempre estaba atento a como me sentia y a lo que hacia o dejaba de hacer.

-¿Que clase tienes hoy, Ayla?- preguntó desde su lugar

-Piano, tal vez luego de la escuela vaya a comer algo fuera- comente mientras guardaba el vaso

-¿Vas con tu hermano?- preguntó y negue con la cabeza -¿Y con quien vas estonces?

-Voy sola, papá ¿Porque siempre tengo que ir acompañada? Ya soy mayor- espete algo disgustada

-Ya sabes porque, no tengo que andar diciendotelo a cada minuto- volvio a sus papeles

-Y yo no tengo que andar diciendote a cada segundo que soy mayor- dije tomando mi bolso y saliendo de la casa, escuche a papá decir algo tras cerrar la puerta pero no comprendi muy bien que. No estaba enojada, solo molesta de esta tonta mania de querer protegerme constantemente como si fuera la misma chiquilina que era cuando tuve el accidente.

Sin esperar a que Noah bajara de la habitacion comence a caminar hasta la Universidad yo misma. La vida parece injusta para los demas cuando vives rodeada de gente que siente lastima por ti. Porque siempre estas por encima de los demas y eso me hace sentir fatal.

INDELEBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora