La profesora repartió las hojas volteadas y nos ordenó que las dejáramos así hasta que se las entregara a todos.

Seis temas diferentes en total.

Solté una palabrota y leí las consignas antes de comenzar a resolverlas. No me podía dar el lujo de saltarme algún sígno o algún número por accidente.

Charlie y Jade fueron los primeros en entregar el examen. A medida que pasaron los minutos más estudiantes comenzaron a acercarse al escritorio para dejarlo.

Charlie los miraba atentamente, sólo para asegurarse de que ninguna hoja estuviera en blanco.

—Veinte minutos —dijo la profesora desde su escritorio, concentrada en completar su registro.

Grité internamente y pasé a la última consigna.

Le eché una mirada fugaz a Alana y noté que ella tenía la hoja prácticamente en blanco. Se sostenía la cabeza con una mano como si intentara recordar algo.

Le di una patada suave a Charlie por debajo de la mesa y ella me miró con la frente arrugada. Le señalé con el mentón a Alana y ella abrió los ojos con alarma.

Luego se volteó rápido hacia su banco del otro lado, donde Jade parecía estar entretenido viendo memes.

Intenté volver a mi propio examen para terminarlo, pero los murmullos me distrajeron con facilidad. Luego de unos minutos levanté la cabeza para pedirles que se callaran, pero entonces las voces subieron el volumen de manera considerable.

—... y siempre es lo mismo contigo —murmuró Jade—. Primero quieres algo y luego ya no.

¿Hmmm?

—Pues yo nunca dije que quería pasar el fin de semana con tu madre ¿En qué momento lo he dicho? —respondió Charlie unos tonos más alto.

Algunas cabezas se levantaron con curiosidad para mirarlos. Otros estudiantes compartieron miradas de confusión.

—No es mi culpa, Charlotte. Yo no sabía que iríamos a acampar.

—Eso es porque nunca preguntas ¿Cómo no vas a saberlo? ¿Tienes idea del frío que hace en el campo de noche?

—Pues no vengas.

—¡Es nuestro aniversario!

La profesora levantó la cabeza de sus registros con alarma al oír a Charlotte. Jade se alzó de hombros como si no le importara y soltó un "¿Qué quieres que te diga?" antes de que mi amiga se levantara y saliera del salón como si estuviera a punto de llorar.

La profesora se veía tan confundida que no supo qué hacer: Si preguntarle a Jade qué mierda acababa de suceder o seguir a Charlie fuera del salón.

Acabó por hacer la segunda.

Apenas cruzó las puertas y estas se cerraron detrás de ella, las voces se elevaron. Jade borró su cara de constipación en menos de un segundo y, antes de que me pudiera dar cuenta, ya se estaba levantando para ir al banco de Alana.

Ella levantó la cabeza y lo miró con los ojos bien abiertos, como un animalito apenado. Jade se acuclilló a su lado y tomó un lápiz.

—Me he olvidado las fórmulas —la oí murmurar.

La cabeza de Jade me tapaba la mesa de Alana como para poder espiar qué estaban haciendo.

—Mira, no llores. Le pasa a cualquiera —la tranquilizó—. Tu tema se parece al mío. Veamos...

—No vas a llegar a resolverle todo —dijo otra voz. Alcé la mirada y me encontré a Noah parada junto a ellos. Alana y Jade levantaron la cabeza—. Ponle las fórmulas. Ella puede resolverlo sola.

¿Escuchas Girl in Red? | PRONTO EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now