Todo ese discurso, era algo que no me esperaba, pero que necesitaba escuchar. A veces, esa mujer llegaba a sorprenderme. No pude evitar sonreír, mi ánimo se había elevado.

Sin embargo, aquel momento fue interrumpido cuando recibí un mensaje. Paola escucho el timbre de notificación y me hizo señas indicándome respondiera, pues ya tenía una idea de quién se trataba.


[Popee]


( iremos al lago )>

( vienen? )>


<( podemos? )


( por supuesto )>



<( pero no seria mejor que convivieran solo ustedes para recuperar el tiempo perdido? )


 

( mis abuelos las invitaron )>


 

Mire a Paola en busca de una respuesta, ella sin saber el contexto simplemente me mostró un pulgar en alto para darme ánimos, más yo lo tome como una respuesta positiva; regrese la mirada a la pantalla del celular y respondí:


<( de acuerdo )

Así fue como ambas terminamos llendo al lago del pueblo, sin saber exactamente qué esperar.

Una vez llegamos la familia nos recibió amenamente, invitandonos con entusiasmo a su día de campo.

Saludamos con una reverencia, integrandonos a aquel picnic. Paola fue quien nos presento ambas, con ayuda de los circenses. Sin embargo y a pesar del buen ambiente que había en el lugar, permanecí en silencio, pues no quería molestar con el ruidoso sonido del traductor que repetiría sin cesar toda la conversación, por lo que, me decidí por apagarlo.

— anata wa totemo shizukadesu —me dijo aquel señor mayor

Más, antes de que pudiese reaccionar, el chico rubios pareció responder en mi lugar.

— kanojo wa nihongo o hanasemasen —explico

Aquel señor mostró una expresión apenada para sucesivo hacer una reverencia.

— suminasen ojōsan —me dijo

No sabía a qué se refería, más por inercia negué con la cabeza y respondí lo poco que podía decir.

— īe, daijōbuda

Ambos ancianos se sorprendieron por mi respuesta, pareció que volvieron a hacer otra pregunta, que fue respondida está vez por la albina.

— kanojo wa kareshi to komyunikēshon o toru tame ni nihongo o manande imasu —dijo señalando a su hermano

Popee se sonrojo por el comentario de su hermana y simplemente desvio la mirada sin saber que responder.

— anata no garfurendo gārufurendo wa totemo kireidesu —dijo aquella señora

Con aquel comentario, el rubio tan solo se puso nervioso.

— hai, sōdesu —hablo con un ligero tartamudeo

Me enojaba no comprender nada a mi alrededor, odiaba esos momentos.

Después de la charla, se decidieron por subir a unas lanchas y pescar, dividiendonos en parejas, por supuesto, el rubio y yo compartimos lancha.

El día era muy lindo, el cielo despejado, el lago de un azul brillante y el clima caluroso.

LoveCircus | [PopeexReader]Where stories live. Discover now