Capítulo 7

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ANTHON

—¿Hueles eso?—Pregunté, aspirando fuertemente por mi nariz.

—¿Cual olor señor Clayton?—Dijo mi empleado Cesar, él arrugó la nariz, completamente asqueado, era nuevo en mi veterinaria y yo me tomé el tiempo para enseñarle lo necesario.

—El dulce olor de un trabajo bien hecho—Infle mi pecho lleno de orgullo y colocaba mis manos en mis caderas.

La vaca soltó un mugido.

—Sí Lola, Cesar se queja mucho—Acaricié el lomo de la vaca.

La vaca Lola, la vaca Lola, tiene cabeza y tiene cola, ¡Y hace muuu~!

Seeeh~ como que debo dejar de escuchar canciones infantiles cerca de mis hijos.

—Yo solo puedo oler el asqueroso olor de mierda de vaca—Se quejó Cesar.

—¡Lenguaje!, di; materia orgánica, desecho o abono, maleducado—Regañé y lo señalé.

Obviamente como yo lo había dicho de manera bromista, Cesar se rió mientras negaba con la cabeza.

—Como usted diga, jefe.

—Te estoy vigilando, niño—Lo miré con fingida advertencia.

Nos quitamos nuestros sombreros que nos dio el dueño de la granja y también nos quitamos los trajes de protección, el dueño que llamó (Y que me regaló mi cabra mascota; Lala, y también mi gallina mascota; Gina) venía hacia nosotros.

—¡Gracias señor Clayton! Aquí está el dinero—Dijo el grajero mientras me estrechaba la mano y yo lo tomé.

—De nada, puede llamarnos cuando quiera, señor Sergio—Sonreí.

—¡Así será!—Dice el señor Sergio, con su característico entusiasmo—. ¿Quiere otra gallina?

—Creo que si llevo otra gallina a mi casa, mi esposa me mata y mi mejor amiga intentará secuestrala y comérsela—Me rasqué la nuca.

Cesar me miró, muy confundido, lo miré mientras me encogía de hombros.

Nos subimos en el auto y yo estaba conduciendo para ir nuevamente a la ciudad.

—¿Podemos comer algo? Muero de hambre, jefe—Dice Cesar.

Él era un chico más bajo que yo, piel clara, rubio, ojos miles, tiene veinte años, es un buen chico, bastante inteligente y es guapo.

Eso sonó muy, muy gay, no le digan a Jenna.

Contengo mi risa, haciendo un ruido raro en mi boca.

Cesar me miró, frunciendo el ceño.

—¿Tanto qué te comerías una vaca?—Digo mientras hice el ritmo de un tambor en el volante de la auto.

—No es gracioso, señor Clayton—Dice Cesar mientras niega nuevamente con la cabeza.

—Tú no sabes buenos chistes, niño—Lo señalé—, y llámame Anthon.

—Cómo usted diga, Señor Anthon—Dice Cesar, riéndose.

—Quitale el "Señor", me hace sentir viejo.

—¿Cuantos años tiene?—Me preguntó.

—Casi cuarenta—Dudé de decir mi edad real.

—Se merece ese "Señor"—Bromeó Cesar.

—¿Cesar?—Lo miré.

—¿Si?

—Cállate.

Escuché a Cesar reírse, empuje ligeramente su hombro.

Veinteañeros, ya uno no puede tener cuarenta años porque te llaman señor.

La juventud de ahora.

Ya soné como mi papá...

Paramos en un pequeño restaurante cerca de la carretera, estábamos a dos kilómetros lejos de la ciudad, bajamos del auto, entramos al restaurante, nos sentamos, la mesera nos atendió, anotó lo que pedimos y luego se fue.

—¿Qué hará en su tarde libre señor Clayton?—Dijo Cesar mientras bebía su vaso con agua.

Yo también bebí de mi vaso con agua

—Mi familia y yo iremos a ver una película, se lo prometí a mi hijo mayor, Liam.

—¿Qué se siente tener hijos?

Ah, , Cesar es soltero.

—Uhm, para mí, es una locura, pero es la locura más hermosa que puedo tener. Aparte de mi esposa.

—¿Y cómo se siente tener esposa?

—Bueno, tienes que estar muy aseguro para casarte, te imaginas que envejecerás con esa persona, aunque hay muchos matrimonios que se separan, y bueno, me siento afortunado de tenerla, no me imagino una vida sin ella, y sé que ella no se imagina una vida sin mí, ella y mi hijos son todo para mí.

—¿Y lo hacen con frecuencia?—Hace un baile con las cejas.

Me sonroje.

—No voy hablarte de mi vida sexual jovensito...—Entre risas le respondí.

Reímos.

Nos trajeron la comida después de unos minutos.

—Vamos a comer sin-cesar...

Cesar me miró confundió.

—¿No entendiste?—Le pregunté, frunciendo el ceño.

Él analizó lo que dije, y luego se empezó a reírse.

Le tomó como cinco minutos entenderlo.

—¡Oh no! ¡Lo que me faltaba!—Siguió mi juego, movía su dedo índice mientras me señalaba—. Fue creativo, debo admitirlo, señor Clayton.

—¡Y dale con el Señor!—Le arrojé un papa frita y se volvió a reír.

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¡Holissss! ¿Cómo están?

Espero que bien, disfruten estos dos capítulos

Lxs amo

–Merys G.

No Apto Para Parejas Normales 3Where stories live. Discover now