PRÓLOGO

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En las carreteras se podía divisar un auto, era pequeño, pero a leguas se le veía lo acogedor. De sus ventanas se escapa el sonido de las música que se reproducía al interior y la melódica voz de una niña.

Sus padres la escuchaban gustosos e inflaban su pecho de orgullo al saber el hermoso talento que tenía su hija con esa voz.

Los tres desprendían la alegría más pura que puede existir y el amor que se tenían los unos a los otros era casi palpable.

La niña, parando su canto de golpe, miró al frente y vio el terror.

ese ser que aparecía en sus sueños más espeluznantes, en los cuales despertaba sudorosa y llorando, con el corazón en sus manos. Una bestia para ella, algo que en muchas pesadillas vio desgarrar a sus padres.

Tan sólo al mirarlo, una frío le recorría la espina dorsal y a su vez se le helaba la sangre, acompañado de unas incesantes náuseas.

Miedo.

¡Horror!

Esas fueron sus emociones en ese momento.

Sus padres la miraron preocupados ante su reacción, luego dirigieron su mirada hacía el mismo lugar que la pequeña y antes de que lograran ver siquiera la sombra de la bestia, fueron cegados por las luces frontales del camión contra el que se estrellaron.

A los dos meses despertó la niña en un hospital, enterándose de la muerte de sus padres y sin saber que responder al oficial cuando le preguntó sobre lo sucedido.

Ella no recordaba nada, ni siquiera a sus padres.

Aislada.Where stories live. Discover now