Cross your mind

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Lo bueno que podía sacar de esto es que cale su paciencia, su dedicación y determinación, lo intentamos por una hora donde siempre había algo mal, si no era la manera en que tomaba el palo era la fuerza o el movimiento de sus brazos, pero a pesar de eso no me mando al carajo y no dejo de interesarle cada consejo o corrección.

—Niall, por favor —se detuvo y se volvió hacia mí—. Estoy haciendo el ridículo y no quiero ser grosera pero ya me cansé —hizo un puchero mientras levantaba su rostro y quise besarla.

—Bien, una última vez y te dejaré libre —asintió y se dio la vuelta para hacerlo.

Tomé aire antes de colocarme detrás de ella, una de mis manos empujó su espalda y después tomé sus caderas en busca de ayudarla a posicionarse, dejé que se meciera y golpeó la pelota cuando se sintió lista.

Se enderezó al insiste, su mirada seguía la trayectoria y su espalda se pegó a mi pecho y por primera vez en el día no me alejé, inhalé su perfume y disfruté de sentir su calor.

—Maldita sea ¿viste eso? —volteo su rostro y hubiera deseado haberlo visto pero mi atención se había puesto en ella—. Niall, soy muy mala.

Se giro aun con mis manos sobre ella, no dio un paso hacia atrás cuando volvimos a quedar demasiado cerca.

—Podemos intentar un deporte en el que seas buena —dije con simpleza dejándome llevar por sus ojos.

—¿La próxima vez elegiré yo? —aquello salió en un hilo de voz y asentí—. Ni.

—A.

—La señora no mentía cuando dijo que hoy te ves muy guapo —y aunque sus palabras salieron sin miedo pude notarla cohibida en la manera que mordió su labio.

Sus manos tomaron mis hombros, deje un beso sobre la punta de su nariz solo para ver su reacción y asegurarme de lo que estaba a punto de hacer. Sonreí al verla suspirar, acaricié su nariz con la mía y...

—¡Niall! —el sonoro grito de Conor nos separó—. ¿Por qué no me dijiste que venias? ¿Quién es esta bella dama?

—Amelia, Conor —señale al mencionado—. Conor, Amelia —repetí la acción.

Suspiré mientras se saludaban y pude sentir la mirada nerviosa de Amelia sobre mí.

—¿Desde cuando salen? —la diversión en su voz me hizo mirarlo mal.

—No estamos saliendo —no dudo en responder—. Solo somos amigos.

—Oh —fingió su peor expresión pensativa—. Bueno los dejo, fue un placer.

Ambos se despidieron y después de que me diera una palmada en el hombro dio media vuelta.

—Niall —volvió de regreso a nosotros y rodé los ojos—. ¿Podemos hablar un momento? hay un asunto del que debo contarte.

—¿Esperas aquí? —miré a Amelia que asintió sin dudar y caminé detrás de él hasta donde había dejado sus cosas.

—¿Debí haber dicho algo como: entonces deberían comenzar a salir? —no lo evité más y golpee su hombro haciendo que soltara un quejido.

—Si eres estúpido —presioné el puente de mi nariz.

—Interrumpí tu beso ¿A que sí? —se soltó a reír—. Dame las gracias, no ibas a poder comerle la boca como te gustaría.

—Deja de decir tantas estupideces —pedí—. ¿De qué ibas a hablarme?

—Nada, te vi, la vi, recordé que me contaste sobre ella y tuve que venir a salvarte —fruncí el ceño y comencé a alejarme—. Dile que mando saludos y después hablamos.

Before we fall; n.h.Onde histórias criam vida. Descubra agora