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Termino de rodar hasta que caigo en la superficie de la cueva. Leroy tuvo la misma suerte que yo y termino arrastrado y tirado a mi lado. 

-¿Estás bien? -se pone de pie enseguida y me ayuda a levantar -¿Te duele algo? ¿Te fracturaste?

-No, creo que estoy bien, solo unos raspones y la ropa empapada de lodo -lo miro -¿Tu te encuentras bien? ¿Te duele algo?

-Estoy bien, no te preocupes 

-Vaya que esta resbaloso el piso 

-Oye Dagny, ¿estamos bien? -me mira a través de la poca luz de las linternas -Me refiero a lo que ocurrió haya afuera 

-Si, solo que por favor no hagas nada que ponga en peligro tu vida, por favor 

-De acuerdo 

-Gracias 

-Andando 

La cueva estaba en completo silencio y con una oscuridad sorprendente, solo las luces de las linternas eran pequeños reflejos de luz. 

-Todo esta en completo silencio -le susurro 

-Si, así es 

Caminamos lentamente hasta que veo una mesa de madera vieja a lo lejos.

-¿Hay algo por allá?

Ambos vamos trotando hasta la mesa, eran muchísimas fotos, de chicas con sonrisas resplandecientes, de esas que subes a las redes sociales mostrando la felicidad del momento. 

Me pongo unos guantes de látex y le entrego a Leroy unos iguales. Comienzo a mirar las fotos y entonces encuentro la foto de Lua Vesier, la amiga de mi hermana. 

-¿Ella es la amiga de tu hermana no?  

-Si, es la misma fotografía que la madre nos dio para su expediente 

Seguimos revisando las fotografías en total eran 20 personas, contando a las tres secuestradas que estaban en nuestro caso. 

Comencé a rondar por la cueva hasta que vi lo que parecía ser una entrada secreta entre los muros de la cuerva, como si estuviera escondida. 

Empecé a adentrarme en ella, con Leroy a mis espaldas, cuando entro a lo que parece ser una habitación ahogo un grito de espanto. 

Me giro rápidamente y abrazó a Leroy con mucha fuerza. 

-No puede ser -susurra 

Me aferro a él, mientras trato de controlarme, empiezo a respirar con dificultad. 

<< Puedes hacerlo, vamos Dagny, tu puedes con esto >> pienso una y otra vez. 

Hasta que me doy la vuelta y vuelvo a alumbrar la habitación con la linterna.

Había muchos cuerpos desnudos, colgando de unas gruesas cadenas, el olor a putrefacción era insoportable. La sangre de algunos estaba seca, pero de otros estaba reciente. 

Algunos cadáveres estaban en descomposición y con gusanos saliendo de sus entrañas. 

Comencé a buscar el cuerpo de la amiga de mi hermana. 

-Este cuerpo se parece al de Hadya Zetia -dice Leroy mientras señala al rostro de una chica rubia

-Si, es ella... -digo sin aliento 

Reconozco a Dava Remart, otra de las secuestradas de mi caso. Pero por fin encuentro a la amiga de mi hermana. Estaba ahí, muerta, colgando de esas cadenas que la sostenían, completamente manchada de sangre. 

En las garras del asesinoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon