Capitulo XV

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En la vida de Gintoki habían pasado muchas cosas entre ellas había fundado la Youruza y también había conocido a un joven que quería aprender el camino del samurai, pero él no se encontraba de ánimos para entrenar a nadie, continuó leyendo el periódico de ese día hasta que el recuerdo de que se estrenaba la Jump le golpeó, de un momento a otro la emoción lo embargó por saber como continuaban sus mangas favoritos, asi que sin pensarlo mucho salió a comprarlo topándose a Shinpachi de camino.

--Gin~san, se ha acabado el papel de baño--

--Usa el periódico-- Gintoki habló tranquilamente dándole el periódico, Shinpachi al ver la actitud de su jefe y amigo arrugó el papel enojado, miró a Gintoki con ganas de empujarlo de las escaleras pero se contuvo.

--También se agotó la comida--

--Sí, si, si ya me di cuenta-- Gintoki se rascó la nuca cansado --Vamos acompañamé, compraremos la Jump y luego veremos como conseguimos alimento--, la cara de Shinpachi se arrugó en desacuerdo pero de todas formas lo siguió pues muy probablemente si compraría los alimentos, conocía a su jefe, sabía que sólo lo estaba fastidiando.

Ambos se subieron a la moto del peliblanco y se pusieron en marcha a toda velocidad hasta que en un cruce apareció una chica con un vestido rojo estilo chino. Gintoki no reaccionó rápido no pudiendo detener su moto a tiempo chocando a la chica, tanto él como Shinpachi al saber lo que había pasado gritaron de susto.

--Tranquilizate Shinpachi todo irá bien, sólo debemos buscar una máquina del tiempo y...--

--Tú eres el que debe de tranquilizarse-- Shinpachi gritó exaltado observando como Gintoki buscaba una máquina del tiempo en una máquina expendedora de snacks.

--Vamos no creo que le haya pasado nada malo, el show de omezawa me dijo que hoy era mi día de suerte-- Gintoki exclamó asustado acercándose a la chica y moviéndola viendo como había un charco de lo que parecía ser sangre.

La cara de ambos en ese momento reflejó la pura desesperación, era obvio que no querían ir a prisión por arrollar a una persona.

--El show de Omezawa nunca más veré ese programa de nuevo por más linda que esté la presentadora del tiempo-- Gintoki susurró enojado acelerando al máximo-- Shinpachi...como está la muchacha--

--No se mueve ni un ápice-- exclamó Shinpachi observando como un auto sospechoso se acercaba hasta ellos, la ventana del copiloto se abrió y un yakuza comenzó a dispararles, tanto Gintoki y Shinpachi cerraron los ojos por un disparo que nunca llegó cuando los abrieron nuevamente vieron que la chica había despertado y había desplegado un parasol con el cual había detenido los disparon Gintoki al ver el parasol abrió los ojos de la sorpresa mientras un nombre se acentuaba en la punta de la lengua pero el sonido de otro disparo propiciado a los yakuzas esta vez por la pelinaranja con su parasol lo hizo reaccionar, vio como el auto se estrellaba en un árbol al perder el control por los disparos que habían destrozado el parabrisas, aprovechando la situación huyeron hasta llegar a un lugar que parecía seguro.

--¿Quién eres tú?-- escuchó a Shinpachi preguntar mientras el sólo se dedicaba a observar a aquella chica ¿Que hacía ella ahí?, la mirada de la pelirroja se posó sobre él y tuvo miedo, miedo de que se acordara de él y la traición que cometió con ella al no cumplir la promesa de no dejarla sola pero lo único que vio en sus ojos fue indiferencia y desconfianza, lo veía como un desconocido sintió un dolor punzante en su pecho al recordar aquella chiquilla alegre del pasado convertida en aquella muchacha con atisbo de soledad.

--¿Son estúpidos o qué? No voy a morir sólo porque una moto me atropelle, hasta el rasguño de bala ya ha cicatrizado-- Gintoki se sorprendió ante el comentario de la pelinaranja perdiendo cualquier rastro de preocupación por ella, al igual que él, era una maleducada.

--Cómo sea estás bien, vamonos Shinpachi-- exclamó intentando irse de allí pero a pesar de haber acelerado no se movían nada, grata fue su sorpresa la ver a la pelinaranja frenando la moto con una sola mano, se había olvidado que era una yato.

Se detuvieron y la escuchó pedir ayuda, pero por su tono melodramático le costó creer lo que decía, así que sólo se fue dejando a Shinpachi quien decidió ayudarla.

Sinceramente él tenía miedo, miedo de perder nuevamente a quien proteger, por ello se alejó era mejor así, todos los que se acercaban a él terminaban heridos y no quería hacerlo de nuevo con Kagura a quien de cierta forma ya había lastimado de la peor forma, chasqueó su lengua con enojo hacia sí mismo intentando olvidarse de lo que había pasado para intentar seguir normalmente con su vida.

Yo te cuidareحيث تعيش القصص. اكتشف الآن