vi. i hear you knocking

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Ella negó con suavidad para cuando los ojos de él la miraban.

—Imposible dormir algo aquí. —resopló. Niklaus le dio una débil sonrisa, seguido, Alexandra se alejó un poco para dejarlo despertar completamente ya que la somnolencia se podía ver aún en su rostro. Pasó sus dedos por los ojos mientras ordenaba sus pensamientos.

—¿Ya se encuentran despiertos? —interrogó. Esa madrugada abandonarían el Barrio Francés y se reunirían en el Bayou para tomar la decisión de que se haría y a donde se iría después. Los Mikaelson no eran bienvenidos en Nueva Orleans, y Niklaus estaba decidido a poner distancia entre aquella ciudad y su familia, por el bien de todos. Miró a Alexandra una vez lo suficientemente despierto y alejando cualquier sensación amarga que le había dejado la pesadilla.

—Las niñas aún duermen, fueron días movidos, decidí dejarlas dormir un poco más —comentó a lo que el híbrido asintió. A pesar de que esperaba que fuesen días tranquilos, de convivencia con sus hijas y su mujer, había sido completamente lo opuesto —. Hayley y Elijah deben estar listos, Freya y Layna me dijeron que nos veríamos allá, por lo que solo quedarían nuestras pequeñas.

Niklaus se levantó para luego aproximarse depositándole un beso en la mejilla a la castaña. —Iré por ellas. —aseguró para cuando se alejó. Alexandra sonrió.

—Perfecto. —luego lo vio tomar la chaqueta en el sillón que había usado para cubrirlo e irse escaleras arriba. Alexandra suspiró seguido dio la vuelta sobre sus talones para ir hasta la parte de afuera para asegurarse de que todo estuviese bien y dar las siguientes ordenes de lo que se haría.

Una vez en la parte posterior tomó una gran inhalación, para esas horas pocas personas transitaban y los que lo hacían regresaban de una noche de festejo, pocas eran las voces que se escuchaban así como las risas dejadas bailantes en el viento. Pronto se fijó que alguien se había detenido a su costado.

—Lily —nombró cuando la loba asintió en saludo. Alexandra la miró —¿Cómo estuvo la guardia?

La joven; que no pasaba de los treinta años de tez morena y ojos esmeralda le respondió. —Todo estuvo tranquilo, Nate pasó hace unas horas —informó con la seriedad que la caracterizaba —. Nos dijo que éramos el último grupo de cambio, a partir de hoy dejamos la guardia.

Alexandra asintió corroborando lo dicho por su primo.

—Iremos al Bayou, por lo que ya no tendrán que custodiarnos —le aseguró a lo que la loba comprendió asintiendo —. Así que pueden irse a descansar, y decirle a Nate que en unas horas estaremos de camino.

Lily asintió nuevamente para cuando se detuvo de retirarse, a pesar de que Alexandra le había dicho todo lo que tenía que informarle, a esta le quedó la conversación que tuvo lugar durante la noche con sus compañeros; miró un segundo al suelo a lo que el Alfa frunció con levedad el entrecejo.

—¿Sucede algo? —interrogó.

Lily levantó la mirada. —Anoche... —se detuvo un segundo; no quería cometer agravio al preguntar aquello de forma osada, sin embargo, cuando miraba a la loba recordaba las veces que ella les había pedido no tratarla como su reina, si no, como una más de ellos. Se relamió los labios —. Supimos de lo que le sucedió a Lara, y algunos están... preocupados.

Alexandra mantuvo el aire que se adentró por su boca cuando la tuvo entre abierta; ella previó un futuro así, por más que intentó que la manada fuese su prioridad absoluta, que no se sintiesen abandonados a pesar de todos los tratados y decisiones tomadas, pero después de todo, ella era una persona. No era un dios. No podía controlar todo, aunque quisiese.

⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now