⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓

ii. gather up the killers

—Tienes razón es magia, antigua —le aseguró, aunque de cierta forma, se veía un poco nervioso. Alexandra frunció levemente su entrecejo —. Quien quiera que lo este haciendo, no sabe con lo que esta jugando —se apoyó de sus muslos para levantarse sin despegar la mirada de los cuerpos —. Debemos detenerlo —le miró —. Ahora, antes de que... —se detuvo para cuando tomó un suspiro. Tanteaba sus palabras —. Antes de que cause más problemas.

Alexandra asintió en concordancia, pero algo le decía que Vincent no estaba siendo del todo claro con lo que decía, sus expresiones decían una cosa, más sus palabras no manifestaban del todo lo que quería decir. Sin embargo, ella lo dejó pasar, tenía cosas más apremiantes para dedicar su atención.

—Entonces tendremos que hacer una localización inversa —propuso a lo que Vincent la miró un poco alarmado —. Es la única forma, si, puede que sea peligroso ya que la persona sabría nuestro paradero también, pero no veo otra forma en que esto pueda terminar con nosotros del lado ganador.

Vincent miró de nuevo los cuerpos, ciertamente era la única opción que se veía en el horizonte, pero sin duda era una idea terrible. Quien quiera que fuese, no era un amateur, eso lo sabía, por lo que no sabía contra que clase persona se estarían enfrentando. Inhaló con fuerza.

—Dame un día —pidió lo que llevó a Alexandra a verlo —. Solo dame el día de hoy, con los vampiros forasteros visitando la ciudad, el Aquelarre esta nervioso, así que si esto sale mal, no quiero que sea en un día donde todos tenemos el humor de puntas —le miró casi como describiendo su humor aquella mañana. El Alfa no apartó la mirada de él para cuando suspiro.

—Diles que no salgan de sus casas en la noche, no pueden pasearse solos, deben estar en grupos —miró los cuerpos que yacían en el suelo —. No quiero seguir asistiendo a funerales.

Vincent asintió, entendía a lo que se refería la castaña. Él ya también estaba llegando a su límite de los mismos.

—Un día, Vincent. —señaló para cuando se dio la vuelta dirigiéndose a su auto. Él la siguió con la mirada hasta que notó como el auto arrancaba, luego volvió la mirada hacía los cuerpos que yacían a sus pies.

Solo esperaba estar equivocado.

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Una ventana gigante conformaba gran parte de lo que era el pent-house que anteriormente le había pertenecido a Lucien Castle. Desde ahí tenía una gran vista de la ciudad, quizás se podía decir que era hasta la mejor, ya que frente al edificio solo se encontraban construcciones que no eran comparables a la altura prominente en donde se hallaba el pent-house. Sofya Voronova miraba por la ventana para cuando sintió a su costado como le era tendida una copa llena de champagne.

—A cinco años de independencia —habló Marcel para cuando la mujer de cabellos rubios cortos se giró para mirarle con aquellos ojos penetrantes —. Y viejos enemigos que se hicieron nuevos amigos.

—Pensé que habías dicho que esto era estrictamente una reunión de negocios. —comentó luego de darle un sorbo, para después verlo dirigirse hacia uno de los muebles.

—Oh, no te importó la última vez que mezclamos negocios con placer. —aseguró con cierto tono divertido. Ella le sonrió, dio unos pasos en su dirección mientras lo veía tomar asiento. Él no le quitaba los ojos de encima.