Muchas gracias Daichi-san. Muchas gracias a todos por haberme aceptado.

Soltó entonces de manera involuntaria una carcajada.

─ Oh, Shoyō. N-no hagas eso, me da cosquillas.

Replicó apenas noto que Hinata le daba unas cuantas lamidas a su glándula de olor y mordía suavemente su cuello.

¡Bi-Bien! Sigamos con la práctica.

Grito Sugawara, mientras miraba a otro lado y con un nerviosismo inusual.

La práctica paso con un Hinata pegado a su lado y un nerviosismo irracional por parte de los demás compañeros.

Regreso a casa con el cuello de color rojo y rosado, por las acciones de Hinata.

─ ¿Qué te ocurrió en el cuello?

Le pregunto su hermana mayor, Ame, la primera hija de la primera camada de su madre.

─ Un Omega dominante de mi club de volleyball. ¿Porqué?

─ Oh, por los dioses. ¿Acaso tu club de voleibol es una manada?

─ Si. ¿Porqué me haces todas estas preguntas, Ame?

─ Hermanito, te acaban de aceptar como posible pareja de la manada.

Luego de ello, su rostro enrojeció de vergüenza y su hermana estalló a carcajadas, burlándose de lo ingenuo que fue ante una invitación clara.

Al día siguiente no pudo ver a nadie del equipo a los ojos. Y evito a toda costa el contacto físico entre el Sigma y él.

Conocer a Kenma fue lo mejor que le pudo haber pasado en la vida

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Conocer a Kenma fue lo mejor que le pudo haber pasado en la vida. Ciertamente, el Sigma tenía una personalidad introvertida y una obsesión por los videojuegos, pero, era la persona en quien más confiaba y sabía plenamente que contaba con el, de la misma manera en que él se encontraba para Kenma.

El tiempo y la distancia hacían que las pocas veces que podían hablar se volvieran especiales. Con el tiempo, su relación creció, tanto que en una ocasión Kenma había intentado unir le a su manada. La manada de Kenma era más pequeña que la suya, con Kuroo y Bokuto como líderes de la manada, Akaashi y Kenma los únicos Sigmas del grupo y con un año de edad los cachorros que Akaashi había tenido de Kuroo y Bokuto de nombre Kenji y Kichiro.

Los cuatro le recibieron con una calidez que no había sentido en tanto tiempo, sintiéndose con un sentimiento agridulce por culpa del remordimiento que sentía al hacer que Bokuto-san le diera la espalda a uno de sus importantes entrenamientos y agradeciendo todos los cuidados que recibía del Alfa.

Kenma se pego a él cual gato, enrollando su brazo alrededor del suyo. Lo que hacía evidente el hecho de que Kenma era aún más alto que el por algunos centímetros.

Manada. Omegaverse.Where stories live. Discover now