Caos | Rivusa

02.

Musa se encontraba junto a Terra y Aisha entrando a uno de los enormes salones del castillo pues la escuela había organizado una pequeña fiesta de bienvenida para sus estudiantes. La empática realmente no disfrutaba mucho ese tipo de ambiente pero su compañera no había parado de insistir en que asistiera, pues según ella, no podía perderse su primer evento en Alfea. A ella no le parecía algo tan importante pero recordó lo que el especialista que conoció esa mañana le había dicho y ciertamente no quería empezar a aislarse de todos y convertirse en el bicho raro de su clase. Se supone que este era un nuevo comienzo y una oportunidad de cambiar al menos una pequeña parte de su vida, no iba a arruinarlo.

Al parecer hace unas horas habían encontrado el cadaver de un hombre en el bosque, cruzando la barrera. Se rumoreaba que lo había matado un quemado, Musa no sabía que pensar al respecto, se suponía que la guerra contra los quemados terminó poco después de que ella nació, De igual manera podía sentir el temor y pánico de todos los demás mientras caminaba por el salón.

Las tres chicas se ubicaron frente a una gran mesa de madera donde habían puesto algunos bocadillos, Aisha inmediatamente empezó a picotear un poco de todo lo que había.

—Tal vez era muy mayor. La gente mayor muere, todos morimos.— mencionó Terra incomoda.

—Si, lo de la decapitación por la edad es muy común Terra.— dijo Musa bromeando ante el comentario con poco sentido que había hecho su compañera.

—Le pasó a mi abuela en medio de un juego de bingo, sin avisar.— soltó divertida Aisha a lo que Musa rio. Le caía bien Aisha, le gustaba la paz y tranquilidad que emitía, no era tan ruidosa.

—No es por juzgar pero...— la empática apuntó con los ojos a la enorme pila de galletas que el hada del agua tenía en sus manos.

—Consumo un millón de calorías al día, si no nadará sería enorme.— dijo llevándose un chocolate a la boca. —Ya que hablamos del tema, iré al lago.—

—¿Segunda ronda?, dos veces cada día, no  bromeabas.— Aisha soltó una sonrisa y se fue. Con su ausencia las oleadas de inseguridad, ansiedad y temor de su compañera de cuarto emitía se intensificaron en su cabeza mezclándose con los sentimientos de los demás a su al rededor. Tomo sus audífonos con intención de ponérselos pero antes de que llegase a hacerlo Terra la interrumpió.

—Entonces, ¿la escuchaste?—

—¿Que?— cuestionó el hada mental.

—Antes en la habitación, llevabas puestos los auriculares y al parecer me ignoraste porque si escuchaste a Aisha.— mierda, pensó Musa.

—A veces uso mis audífonos cuando no tengo ganas de hablar.— soltó siendo cuidadosa con sus palabras, no quería hacer sentir peor a Terra.

—Ya, note que te los pones mucho cuando yo estoy cerca.—

—No. Es algo mío, no eres tú.—

—Déjalo así, no tienes que darme explicaciones.— concluyó marchándose.

Musa la observó irse y sintió como varias miradas se posaban sobre ella. Se percató de que se encontraba sola en medio de un salón lleno de adolescentes que estaban dispuestos a juzgar todo lo que estaba mal en ella. Examino la situación y camino hasta una mesa que se encontraba vacía y al margen del lugar. Tomo asiento y se puso los auriculares tratando de ignorar todo lo que pasaba a su al rededor.

Ahí estaba otra vez, sola, aferrada a sus audífonos y con miradas sobre ella. Musa era consiente de que ella misma se encargaba de alejar a las personas, siempre había sido así, su poder no le dejaba otra opción. Se reprochó a si misma la estupida idea de que en Alfea todo sería distinto, es decir, era su primer día y ya había empezado a arruinar todo. Se sentía culpable por la manera en que había tratando a su compañera de habitación cuando evidentemente ella solo quería ser amable, también temía por la reacción de todos cuando supiesen sobre su magia, a la mayoría les aterraba que pudiese leer sus emociones. De hecho, a la mayoría les aterraba ella. Su mente comenzó a divagar y llego a la conclusión de que no todo era negativo, al menos estando en Alfea no tendría que soportar las diarias borracheras y ataques de su padre.