01.

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Riven se encontraba en el auto de sus padres camino a Alfea; la mejor escuela para especialistas y hadas en el otro mundo. Varias personas en su familia habían estudiado en la prestigiosa institución. Su padre después de graduarse consiguió un puesto importante en el ejército de solaria, tal como su abuelo antes y claramente no se esperaba algo diferente de Riven.

—Llegamos.— anuncio su madre.

El chico miro por la ventana encontrándose con el castillo en el que empezaría su segundo año de entrenamiento. Enseguida lo invadió una ola de emociones. Estaba ansioso y nostálgico; es difícil volver al lugar que lo hizo cambiar, que lo hizo querer ser alguien diferente a la persona que en algún momento fue.

Sinceramente el especialista no había disfrutado mucho su primer curso, pero eso ya no tenía importancia. Ya no era el bicho raro que se dejaba intimidar por los estudiantes mayores, él cambio. Es de los mejores especialistas en la escuela, va a fiestas y tiene amigos, encaja. Incluso, ahora es el quien intimida a los estudiantes de primero.

Tras una larga y emotiva despedida con sus padres, el chico bajo del auto sosteniendo sus maletas y se adentró en el enorme patio de Alfea en busca de sus amigos.
Mientras caminaba pudo identificar fácilmente a los alumnos de primer ingreso; estaban reunidos fuera de la puerta principal del castillo y charlaban entre ellos mientras esperaban instrucciones.
Se veían felices y emocionados, tontos, pensó Riven.  Alfea no era el sueño que parecía, los profesores solo se preocupan por prepararte para ser lo que ellos necesitaban que fueras, los alumnos son solo una pieza de ajedrez en una jugada para mantener el poder y la apariencia de la escuela, o al menos así lo percibía el.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su mirada se detuvo en una chica castaña que estaba sentada lejos de todos los demás. Tenía el cabello recogido en dos perfectos moños, usaba una chaqueta roja y auriculares. Parecía estar evadiendo al resto del mundo. El chico se quedó contemplándola unos segundos. Si, era hermosa.
Miro al rededor en busca de sus amigos, al no encontrarlos decidió acercarse a la chica que claramente estaba llamando su atención.

—Hola.— dijo el chico de ojos verdes sentándose a su lado. Ella inmediatamente levantó la vista y se quitó los audífonos.

—¿Disculpa? no te escuche. — pronunció ella. Su voz era dulce y tranquila.

—Soy Riven.—

—Ah, hola Riven.— expresó indiferente y bajo la mirada hacia sus manos donde sostenía sus auriculares. Riven la miro un poco extrañado y  tratando de descifrarla. Se rehusaba a ser rechazado.

—¿No vas a decirme tú nombre?—

—Musa.—

—Y bien, Musa, ¿Que haces aquí? todos tus compañeros están conversando por allá.— señaló con la cabeza la puerta principal.

—Estoy bien aquí.— dijo mientras sus dedos jugaban con el cable de sus auriculares.

—Deberías ir a socializar, no quieres convertirte en el bicho raro de tu curso, créeme.— río.

Musa lo observo, estudiándolo y desvío su mirada en busca de sus cosas.

—Tengo que irme.— se puso de pie y se dispuso a tomar las maletas que traía con ella.

—Oh vamos, recién empezamos la conversación, esperaba que pudiéramos continuarla y ¿quien sabe? quizás después podríamos charlar en mi habitación.— soltó con uno tono engreído, poniéndose de pie y acercándose a la chica que simplemente puso los ojos en blanco.

Caos | RivusaWhere stories live. Discover now