Capitulo 9

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— Bien, levanten la mano quienes están a favor — Dijo Phoebe levantando las dos manos.

Imité su acción levantando mis dos manos. Voltee hacia Alex quien yacía con la mano levantada y luego hacia Adrien quien estaba cruzado de brazos.

No era raro viniendo de él, y lo entendía, si no le favorecía en nada ¿por qué querría hacerlo?

— Eso es un sí, eres minoría — Dice volteando hacia Adrien — lo siento Adrien — Phoebe puso una mano en el hombro de Adrien como si le estuviera ofreciendo consuelo, pero era más que obvia su felicidad por haber ganado.

— Está bien — Gruñó — solo lo haré porque no tengo mucho que hacer.

Una sonrisa se curvó en mis labios al igual que los de Phoebe.

— No tienes nada que hacer, son vacaciones — Reprendió Alex entrecerrando un poco sus ojos.

— Aguantarte todos los días es un trabajo muy estresante, Alexito.

No pude no reír. Una carcajada escandalosa salió de mi garganta. Sin querer llamé la atención de Adrien, pero en cuando posó sus ojos sobre mí voltee hacia otro lado con la sangre subiendo por mis mejillas.

— Entonces hoy a las 7 en la sala principal — Dije levantándome de la mesa aún con mi café en mano — si no llegan puntuales le diré a todo el mundo lo que hicieron el año pasado.

Les lanzo una mirada fulminante y me fui caminando.

Adrien en un principio no quería hacer la investigación. Típico de él. Siempre tan indiferente, obstinado y casi nada flexible.

Aunque perfectamente sabía que él tenía razón, pero mi capricho por jugar a los detectives seguía intacto. Me sorprendía mi capacidad de aferrarme a algo tan inútil como el pasado de una persona que ya no existía, que se llevó el secreto de su fortuna a la tumba y ahí estaba yo metiendo mis narices donde no me importa.

Al pensar eso tropecé derramando un poco mi café manchando mi mano y un poco el piso.

Mierda.

Mi mano ardía por lo caliente del café así que regresé a la cocina dando zancadas. Al llegar a la puerta. La abrí con brusquedad, desesperada dejé la taza en la mesa y procedí a lavar mi mano con agua fría tratando de aliviar el ardor.

¿Como mi boca podía soportar ese café tan caliente?

— Eres una estúpida — mascullé.

— ¿Quién es una estúpida?

Una punzada de sorpresa me invadió. Volteé rápidamente hacia donde escuché esa voz.

Me dio mucha paz al ver a Alex, si hubiera sido Adrien me saldrían alas y huiría volando.

Pero este no era al caso. Era solo un chico alto, con cabello color café oscuro, ojos grises con un color tan fuerte que parecían azules y cara de infante. Mi mejor amigo.

— Yo — Dijo irónico.

Hizo una mueca mostrándome su confusión sin pronunciar palabra alguna. Luego miro al lavabo, donde se encontraba mi mano quemada.

— ¿Estas bien? Tú mano está roja — Dijo señalándola, si, mi mano estaba roja. Probablemente era una quemadura de primer grado.

En conclusión, dolía.

— Si, digamos que mi piel es algo sensible, pero estoy bien.

— Bien — hizo una pausa para mirar el techo. Volteé yo también pero no había nada así que regresé mi mirada hacia él.

Él sonrió.

— No hay nada en el techo, solo estaba recordando lo que iba a decir — asentí riendo  Te vi.

— ¿Que?

— Digo — Se detuvo un segundo — los vi.

Tragué saliva.

— No — Respondí aún con la esperanza de que solo se lo inventó.

— Si — Sus labios formaron una gran sonrisa — Estaban besándose como unos cursis de mierda, acéptalo, sé que te gusta desde hace tiempo.

No, no lo aceptaría jamás. Y si lo hacía no llegaría a nada. El amor era solo un lujo que no me importaba tener.

— Jamás, lo aceptaré y no voy a jugar con sus sentimientos.

— ¿Quien dijo que tiene sentimientos tonta? — Alex respondió con una voz juguetona, era evidente su propósito.

Hacerme enojar.

— Entonces, si según tu Adrien no tiene sentimientos por mí, ¿por qué tomarse la molestia de besarme? Conozco bien a Adrien y el no anda con rodeos.

Alex soltó un suspiro de derrota, él sabía que yo estaba en lo correcto. Adrien siempre ha dedicado su vida a lo laboral en vez de lo emocional, pareciera que el amor no le interesaba para nada, pero detrás de ese semblante frio había un chico lleno de inseguridades y sentimientos tan fuertes que si salieran a la luz sería como una explosión de emociones.

El acostumbraba a guardarse las cosas para el mismo, cargaba día a día con eso, hasta que ya no aguantaba más y se derrumbaba. Recuerdo esa vez que se derrumbó en frente de mi...

— Adrien.

Abrí la puerta de su cuarto encontrándome con Adrien quien estaba sentado en el borde de su cama, con los codos en sus rodillas, el ceño fruncido y sus manos cubriendo su cara.

— Adrien — Al escuchar mi voz, quitó las manos de su cara, aun con la cabeza agachada me miro de reojo y apretó la mandíbula.

Nunca había visto a Adrien de esa manera, tan... vulnerable. Peino su cabello hacia atrás antes de mirarme con sus ojos llorosos.

— Creo que mis padres se van a separar — Contestó con un hilo de voz — Es mi culpa Lara.

— No, no lo es. — Me acerqué a él lentamente y me senté en su cama para estar a su altura. Le quite el cabello de la cara para poder verlo a los ojos. Estaban rojos y se podían notar las lágrimas que estaba aguantando, pero no las dejaba salir.

— Si y ahora cuando más necesito ser fuerte para Alex, no puedo — Quitó mis manos de sus mejillas y me abrazó mientras lloraba en mi pecho. Sus manos se aferraban a mi blusa como si se estuviera sosteniendo para no caer.

Quería decirle algo para animarlo, pero simplemente las palabras no salían de mi boca.

¿Qué se suponía que tenía que decir?

— Todo va a estar bien — Fue lo único que pude decir, nunca había tratado de animar a alguien, siempre me animaban a mí o solo lo intentaban.

Pasaron horas y Adrien no dejaba de llorar, podía sentir lo húmeda que estaba mi blusa, toda esa humedad eran las lágrimas de Adrien. Sin siquiera hablar podía sentir que se estaba desahogando. Ni él ni yo decíamos una sola palabra. El lloraba y yo solo le hacía compañía con un cálido abrazo. No quería soltarlo, podía quedarme toda la noche sin importar el regaño que recibiría por parte de mi madre. La idea ya había pasado por mi cabeza, solo que no sabía si Adrien quería que me quedara. Tal vez quería estar solo.

De un momento a otro los sollozos de Adrien eran menos y más silenciosos. Hasta que de repente hubo un silencio y Adrien dejó de esconder su rostro, aun abrazándome me miro a los ojos con sus ojos hinchados de tanto llorar. Posó sus manos en mi rostro y después de todas esas horas llorando habló:

— Gracias, Lara.

— ¿Por qué?

— Por estar aquí.

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⏰ Last updated: Aug 12, 2021 ⏰

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El misterio de la mansión DerryWhere stories live. Discover now