Mi teléfono tampoco paró de sonar. Era mi padre, llamando y mensajeando sin control alguno. Pero esta vez fui yo quién no estuvo ahí para él, sin importar lo mucho que insistiera.

Soobin apagó su teléfono para que BeomGyu no molestara más, dicho en sus propias palabras.

Entonces yo sonreí y también apagué mi teléfono, porque tampoco quería ninguna molestia en tal momento de pura felicidad.

Vimos unas cuatro películas y luego nos quedamos los tres dormidos en el sofá. No fue cómodo, pero no importaba que no fuera cómodo cuando nos sentíamos en tan agradable compañía.

Mamá amaneció en el suelo. Soobin y yo tomamos el sofá entero para ambos.

Y como si fuera poco, amanecí entre las piernas de Soobin, con mi rostro hundido en su estómago y abrazado a su torso fuertemente. Él estaba durmiendo boca arriba y no se veía en una posición cómoda, con sus piernas a cada lado de mis caderas, rodeándome como de manera protectora con sus brazos, abrazándome y aferrándose a mí como si fuera lo que más quisiera cuidar en el mundo. Y aunque la posición fuera rara, en cuanto desperté y miré su rostro, él lucía tan relajado y feliz durmiendo, que sonreí con toda la paz del mundo e incluso me aferré más a él para seguir durmiendo.

Finalmente ambos despertamos por la tarde y en cuanto nos encontramos abrazados y con nuestros rostros cerca, no hicimos más que sonreírnos al mirarnos a los ojos.

Mamá nos llamó a comer y por alguna razón cada momento, cada segundo y cada pequeño instante parecía ser obra del destino. Era como si todo estuviera perfectamente en su lugar.

Se sentía correcto, se sentía bien. Nos sentíamos felices.

Mamá hacía waffles y bromeaba con nosotros, haciéndonos reír por sus ocurrencias.

Soobin y yo decidimos ayudarla en la cocina, entonces en nuestro hogar reinó las risas por parte de todos, las conversaciones entretenidas y el olor a waffles.

— ¿Saben qué? Creo que aprendí lo que es el amor. — nos confesó Soobin de la nada, y mi corazón dolió al ver cómo miraba en mi dirección al soltar aquellas palabras.

— A ver, pequeño. Dime lo que es el amor. — sonriendo con dulzura, mi madre posó toda su atención en él.

— Es un sentimiento genuino hacia otra persona. Un sentimiento que no lastima, que sólo quiere lo bueno para esa persona que amas. Un sentimiento que muchos confunden con algo explosivo que te hace llorar eternamente, pero lo cierto es que, al menos para mí, el amor se siente exactamente cómo este momento que estamos viviendo, despreocupados haciendo waffles y haciéndonos felices entre nosotros. Creo que el amor es quererle hacer bien al otro y ser un apoyo sin esperar nada a cambio, no herirte y herir a otros por tu concepto de entregarlo todo. Porque sé que el amor es algo puro, y sé que el amor no es una pesadilla. Al menos ahora sí lo sé. Gracias al amor tienes la mayoría de tus mejores días, porque el amor está en todos lados. En tu madre, Yeonjun. En ti. En mí. Y también ojalá pronto también esté en uno que se dirija hacia nosotros mismos, porque así podríamos ver incluso más claramente que el amor es amable. Y al menos yo quiero quedarme con este concepto del amor.

Ante cada palabra de Soobin, algo crecía cada vez más en mi pecho. Y creo que eso que crecía era mi amor por él, entonces pude sentir ese amor amable del que Soobin hablaba, pues era igual al amor que sentía por él y por mi madre.

— Cien puntos para el pequeño Soobin. — riéndose, mi madre palmeó afectuosamente el hombro de Soobin , haciéndolo sonreír con ganas —. ¿Y tú qué piensas, Yeonjun?

— Creo que el amor debe ser exactamente lo que estoy sintiendo en este momento. — confesé sin más, perdiendo mi mirada en Soobin.

Porque él también me estaba mirando, atento y feliz de tener su mirada conectada a la mía. Su rostro tenía un brillo especial.

— Bien, creo que hemos aprendido mucho últimamente. Aprendimos que todos somos rosas y también aprendimos lo que es el amor. — suspirando, mi madre nos miró cómo si de alguna manera estuviera orgullosa de nosotros —. ¿Les digo un secreto? La vida se trata de eso, aprender cosas nuevas e ir creciendo como persona.

Podía creer que era así, porque mientras más cosas descubría, encontraba una motivación nueva para seguir adelante.

— Rosas... No todos tenemos que ser rosas. — mencionó Soobin de repente.

— ¿A qué te refieres? — mi madre arqueó una ceja, pensando que era imposible que le llevara la contraria.

— Nada malo. Sólo que hay muchas cosas con las que comparar a una persona, no sólo rosas. También podemos ser estrellas, porque el punto es que, siempre seremos el tesoro de alguien, siempre le iluminaremos la vida a alguien y siempre alguien nos iluminará la vida a nosotras. Como una estrella. No importa qué estrella seas, todas brillan para alguien. Sin importar lo lejos o cerca que estén, ahí está su brillo y lo sabemos. La cosa es que al final de todo todos valemos lo mismo, y valemos mucho. Porque ahí están las personas que nos aman, como dijo la señora Park ayer, somos preciosos y únicos para alguien en esta tierra y sólo falta que nosotros mismos veamos lo preciosos que somos para darnos cuentas de que todos tenemos el mismo valor especial, empezando por nosotros mismos. — suspirando, de un segundo a otro Soobin estaba estirando su mano hacia la mía, para tomarla en la suya con fuerza y mirarme a los ojos con sinceridad para decirme: — Y quiero decir que ante mis ojos, aunque todos sean estrellas, por lo menos para mí eres la que me está iluminando.

Sentí mi rostro caliente luego de sus honestas palabras. Seguramente estaba rojo hasta las orejas.

Aún me faltaba mucho por aprender en la vida.

Aún me faltaba descifrar el amor propio.

Pero estaba bien comenzar conociendo sobre el amor con lo que sentía hacia Soobin y mi madre.

Sería un camino largo, muchas cosas pasarían en la vida y muchas rutas se enredarían. Pero por primera vez podía ver la opción de un final feliz y eso era parte de avanzar y cerrar ciclos.

Al menos ya sabía que valía lo mismo que todos los demás.

Que yo importaba.

Que yo era la estrella de Soobin...

Y él la mía.

(...)

Ya saben, si hay algún error no duden en avisarme

ɪғ ɪ ᴡᴀs ᴀ ʀᴏsᴇ ;; 𝘀𝗼𝗼𝗷𝘂𝗻Where stories live. Discover now