Ni siquiera sentía que mi cuerpo me perteneciera más. Era una palpitante bola de nervios, latiendo, ansiando y anhelando desesperadamente que todo este juego previo simplemente llegara a su conclusión más natural.
Era como si mi cuerpo viviera y respirara por esto. Por él. Quería satisfacer las ansias. Pero no sería el que dijera las palabras. No podía hacer eso. No podía ir tan lejos. Y siempre existía el temor, la desesperada necesidad de elegir el camino seguro.
Todo lo cual significaba que nada sucedería. Nada más que besos y caricias que me hacían querer tirarme del cabello por la frustración.
Christopher juntó sus manos y las frotó. —Empecemos a comer.
Ah, sí. Comida.
Agarré una patata frita cubierta de queso.
Él agarró un grupo de tres. Echando su cabeza hacia atrás, las dejó caer en su boca abierta. Lo observé con asombro mientras su fuerte mandíbula masticaba. —Mmmm.
—¿Cómo puedes verte de la forma en que te ves y comer así?
Sonrió con picardía y se inclinó más cerca, lo cálido de su cuerpo extendiéndose para envolverse a mí alrededor. —¿Y cómo me veo?
Agarré una servilleta y se la tiré. —Oh, cállate. Sabes que eres sexy.
Sonriendo con satisfacción, agarró otro grupo de patatas. —Simplemente me gusta escucharte decir eso. No eres fácil de impresionar.
Fruncí el ceño. —¿Qué significa eso? ¿Soy así de difícil?
—No. Sólo que fijaste la mirada en un chico que conociste años atrás cuando eras un niño. Ni siquiera miras a los chicos que se fijan en ti. Es como si no te importa lo que los demás piensen.
Se equivocaba. Me importaba lo que él pensaba. Una vez que lo conocí, fue el único que consideré siquiera cuando decidí que necesitaba perfeccionar mis habilidades de juego previo. Era todo lo que me pareció ver.
Decidiendo no debatir ese punto, cuidadosamente evalué la hamburguesa. —¿Cómo, siquiera, me como esto?
—Vas a tener que atacarla. Es la única forma.
Asintiendo con determinación, agarré la enorme hamburguesa y la abordé con mis dientes.
Christopher se rio mientras masticaba el bocado y agarraba una servilleta, limpiando el jugo de mis labios y mi mentón.
—Bonito —dijo con aprobación, se inclinó y plantó un beso en mis labios antes de que siquiera lo viera venir. Fue rápido y descuidado, y mi corazón se aceleró.
Tragando mi bocado, sacudí la cabeza. —Dime que no comes así todos los días. Vas a tener un ataque al corazón antes de los treinta.
—No todos los días, no. Y hago ejercicio. Hasta que dejé la universidad, jugaba al fútbol.
—¿En la universidad?
Asintió, evitando mi mirada mientras recogía la hamburguesa en sus manos. Volví a pensar lo que me dijo sobre su papá. Como llegó a casa después del accidente. Había renunciado a la universidad —al fútbol— para cuidar de él. Por lealtad y culpa.
—Todavía juego. Entreno a un grupo de chicos dos veces a la semana y juego en una liga recreativa los domingos. También corro todas las mañanas. —Me miró con apreciación—. ¿Qué hay de ti? Te ves en forma.
Solté un bufido. —Camino por el campus y persigo a niños en la guardería. Nada más riguroso que eso.
—Deberías correr conmigo alguna vez.
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⎯⎯「 ㍿ 」 あ ꠩ foreplay
أدب الهواةPronto lo que comenzó como lecciones de atracción está poniendo de cabeza sus mundos, mostrando justo lo que puede pasar cuando vas más allá del juego previo y llegas a lo que es real... ㅤ ( FOREPLAY ━ CHANSEUNG ) ㅤㅤ ㅤ★ alter...
nineteen
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