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Los dedos de Izzy se deslizan por la pantalla del celular, aquel aparato le muestra videos y fotos del viaje de Ámbar.

No tenía en claro que papel cumplía él en su vida y eso lo asustaba. Al verla tan feliz con su familia y amigos en su país natal, temía que nunca quisiera regresar a su lado. Se lamentó por no poder separar sus sentimientos del sexo casual que ambos tenían. Su relación era tan relajada, libre y fantástica. Ella no exigía nada y él tampoco. Ahora, Izzy solo tenía ganas de llamar y preguntar quién era el tipo con el que se abrazaba en esa foto o con quién bailaba tan cerca en ese vídeo.

Parece poco probable que un músico famoso y exiliado en un pequeño pueblo pueda congeniar con una enfermera extranjera 30 años menor. Pero ellos lo hicieron.

La conoció gracias al Doctor Smith, ambos llegaron a su residencia luego de que Izzy sufriera una caída y tuvieran que enyesarle el brazo.

Ámbar enseguida captó su atención, nunca la había visto en el pueblo y por su forma de hablar, dedujo que era de otro país. ¿Sudamérica? Tal vez. A pesar de llevar un traje genérico del personal médico, sus curvas resaltaban y eso hizo que pensara en ella durante varios días.

La culpa lo invadió en la segunda visita de aquel dúo de profesionales. Dedujo que ella debería ser menor de 35, pues parecía no reconocerlo a pesar de que su superior lo llamaba por su nombre artístico. La fama adquirida en Guns 'N Roses lo perseguía hasta el día de hoy, incluso se cruzaba con gente que viajaba al pueblo solo para verlo a él... pero esta jovencita parecía no registrarlo en lo absoluto. ¿Puede que en su país, cualquiera que sea, la banda no haya triunfado? Es una posibilidad.

Más tarde se enteraría que ella supo quién era desde el primer momento, pero no hizo nada al respecto para no incomodarlo. Joder, Ámbar tenía tanto de eso. Tan considerada y perceptiva, amaba ese aspecto de ella. Entendía todo sin la necesidad de cruzar palabras. También le confesó que él le gustó desde el primer momento, pero se mantuvo lejos para dejar que las cosas fluyan.

—Las chicas buenas deben esperar. —Ámbar le dijo con una sonrisa cargada de ironía, bebió un sorbo de cerveza y siguió mirando el juego de un deporte que él no comprendía en absoluto.

Luego de que las visitas semanales del doctor se acabarán, Izzy se quedó sin contacto con ella. No se animó a pedirle su número o sus redes sociales, no quería espantarla. Al final de todo, él era un señor de 58 años tratando de relacionarse con una joven mucho menor que él.

Pero días antes de Navidad, durante una de sus clásicas caminatas matutinas, volvió a verla. Ámbar estaba en el patio de su casa sentada en el suelo, trataba de hacer un muñeco de nieve aunque fallaba en cada intento de realizar una pelota para la base.

Izzy ni siquiera lo pensó, solo se acercó tratando de parecer lo menos psicópata posible.

—¿Sabes cómo se hace? —él le preguntó.

Ámbar levantó su vista y negó con una tierna sonrisa en su rostro.

—No señor, es la primera vez que intentó hacer un muñeco —ella le contesto.

El frío le provocaba un sonrojo que, con el gorro y la bufanda puesta, le recordaba a un ángel. Sin dudas, debía ser la mujer más hermosa que vio en su vida.

Su amistad comenzó allí, Ámbar era divertida y amable, tan fresca como la brisa de una noche junto al río. Rápidamente, pasar tiempo con ella se convirtió en su hobby favorito. Su nueva amiga le contó sobre su familia, su país y el motivo por el cual decidió mudarse. Él noto lo dedicada que es con su profesión. Ama ayudar a las personas aunque, en sus propias palabras, no las soporté demasiado.

You're the time my heart says yes - Izzy Stradlin [OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora