sabes, para llegar a Japón tuve que viajar varias horas, incluso hice escalas

Quería entablar una conversación con el para relajarlo.

Ví como entrecerró sus ojos tratando de leer, más no pudo distinguir las letras, por lo que no tuvo más opción que acercarse y así despegarse del asiento.

¿no te dió miedo? —me preguntó

al principio si, pero te acostumbras rápido, no hay de que preocuparse, honestamente no se siente nada —le respondí

La conversación funcionaba, pues dejo de apretar mi mano y logro despegarse del asiento, algo que me alegraba demasiado.

Pero justo cuando iba todo bien, comenzó a ir todo mal. El avión comenzó a agitarse, turbulencia.

— dō shita no? —pregunto sumamente alterado

— tranquilo, solo es un poco de turbulencia

Volvió a aferrarse a su asiento y a mi mano como si no hubiese un mañana. Su respiración volvió a agitarse, se estaba alterando, sus pulsaciones incrementaron tanto que podía escucharlas, no sabía como calmarlo, debía ser algo drástico para que pudiese distraerlo.

— ¿Popee?

Le llamé tratando de llamar su atención, no funcionó.

— Popee

Le llamé de nuevo, aún nada.

Mi mano volvía a doler.

— ¡Popee!

Alcé la voz un tanto desesperada. Finalmente me miro a los ojos. Lo sujete del cuello de su ropa, lo jale hacia mi y junte nuestros labios.
No supe ni como reaccione, hasta que lo hice.

Esto lo desconcertó lo suficiente como para distraerlo de la situación en la que se encontraba. Momentos mas tarde, su cuerpo seso de temblar, relajo el fuerte agarre a mi mano y su respiración se estabilizo.
Entrelace nuestros dedos y pose mi mano en su mejilla para acariciarla suavemente con el pulgar.

Cuando senti que estaba completamente calmado, me separe lentamente de el, sin soltar su mejilla. Entonces vi su rostro, completamente sonrojado y ojos cristalinos con lágrima amenazando con ser derramadas. Nunca me había imaginado que le vería de esa manera.
Un sonrojo junto con un incremento en el latir de mi corazón se hizo presente, sin embargo no me dejaría llevar por ese sentimiento, el me necesitaba.

Moví mi pulgar, hasta sus ojos, para limpiar aquellas lágrimas que apenas iban cayendo.

— daijōbu, yo estoy aquí —le dije con un tono de voz suave

Volví a besarlo.

Aquel movimiento ocasionado por la turbulencia cesó, regresando a la normalidad. Así fue como poco a poco se tranquilizó, cuando sentí que relajaba su cuerpo me separé de él. Finalmente se había calmado.

— anata wa daijōbu? —pregunte si se encontraba bien

— si —me respondió con un leve tartamudeo

Sonreí.

De pronto note que su vista se desviaba hacía la ventanilla del avión.

es una hermosa vista, no es verdad —le dije a través del traductor

El asintió.

¿tienes miedo a las alturas? —le pregunté

— no —me dijo

Hasta cierto punto no tenía sentido mi pregunta, pues el chico al ser cirquero estaba acostumbrado a las alturas, pues recordé que también se dedicaba al trapecio y no solo a ser payaso.

¿es solamente a los aviones? —volví a preguntar

— si —respondió

Ahora comprendía, no eran las alturas, si no aquel artefacto volador.

Con una seña le indique se acercara a la ventana para que mires la vista desde gran altura. Temeroso de acercó.

El paisaje era increíble, pues era la vista de un atardecer, el cielo lleno de matices naranjas que pintaban las nubes que tocaban, era totalmente hermoso.
Regrese mi vista hacia el rubio, sus ojos brillaban y su rostro me decía lo maravillado que estaba, pues era una vista que el jamás había podido observar antes, pero estaba fascinado.

Poco después percató que le miraba y pregunto:

— dō shita no? —pregunto que ocurría

— nandeminai —respondí que no ocurría nada

Avergonzada regrese la mirada hacia el exterior tratando de disimular mi claro sonrojo, pero, sin previo aviso sentí los labios del contrario besar mi mejilla con suavidad, al separarse de mi, me gire para mirarle fijamente, igual se encontraba sonrojo, no pude evitarlo y como impulso me acerque a él para besarlo, sin embargo, ese beso nunca se completo.

Estábamos aterrizando y por consiguiente el avión volvió a realizar movimientos drásticos, asustando al chico otra vez, quien apretó mi mano con gran fuerza nuevamente y no pude evitar expresar el dolor en mi rostro.

Ese momento termino más rápido de lo que se esperaba, pero aquel fuerte apretón de manos aún no cesaba, sin embargo no me queje en lo absoluto.

— wareware ga tōchaku? —pregunto

Al regresar su vista hacia mi fue que se dió cuenta del gesto de dolor en mi rostro, bajo la mirada y pudo notar la causa, soltandome inmediatamente.

— gomenasai! —se apresuró a disculparse

Sentí un gran alivio cuando soltó mi mano, la cuál se encontraba roja como un tomate, incluso sentía como punsaba levemente.

— no te preocupes —negué con la cabeza

A pesar de eso, no paro de disculparse hasta que descendimos del avión.

LoveCircus | [PopeexReader]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang