c o e u r s e r r a n t s.

Mateo

Pasé algunos días analizando la situación, estudiando el objetivo y descubriendo la manera más sencilla de cumplir con las órdenes que se me habían dado.

Lo viera por donde lo viera, Cuauhtémoc parecía tener una relación estable con el provinciano. Llegaban juntos a todos lados y el único momento en que los veía separados era cuando debían tomar clases distintas, sus horarios estaban perfectamente planeados, cosa que supongo era elaborada por López, porque Aristóteles Córcega parecía seguirlo a donde sea como un cachorrito.

Luego estaba Diego, que se paseaba con ellos en algunas ocasiones, no parecía demasiado afectado por tener que convivir con la pareja como ya habría esperado de alguien que estaba perdidamente enamorado. O era muy bueno en ocultarlo, o en realidad no le importaba tanto como su padre me hizo creer.

Me llevo algunos días tantear el terreno y armar un plan que sonara lo suficientemente estructurado para hablarlo con Ubaldo, y me tome otros días esperando el momento adecuado para atacar, mientras le soltaba esos comentarios tan despectivos a Cuauhtémoc de vez en cuando, si su mente se debilitaba sería más fácil entrar a su cabeza y saber como actuar más adelante.