Evolet VIII, Hogwarts.

14.1K 870 339
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Sábado 19 de marzo, 1994.

Evolet Jones disfrutaba la mejor etapa de su vida. La adolescencia.

No había mucho más de la alumna responsable y dedicada que había demostrado ser cada año de su proceso académico. Por el contrario, vivía soñando despierta sobre pensamientos en nubes rosadas a mitad de la clase, durante los recesos, comidas y reuniones importantes, distanciada de la realidad solo para suspirar por el hombre que lograba alborotar sus juveniles hormonas, el mismo hombre con el poder de excitar una colonia entera de mariposas en su estómago.

Francamente, comenzaba a preocupar a algunas personas.

Entre ellos, Klaus Burke, quien había conspirado junto a su prima, Constance Pye, para encontrar juntos la razón por la que su mejor amiga se hallaba tan ensimismada. La conocían bien y esa Hufflepuff tonta, olvidadiza e irritantemente feliz no podía ser amiga suya.

Nada remotamente familiar a la personalidad presente y centrada que poseía Evolet.

De acuerdo. Tal vez podrían malinterpretar algunos de sus comportamientos, quizá exageraban pero estaban frustrados, cansados de buscar una solución al amor como para pensar en cuán infantil era tratarlo como una enfermedad.

—Es amortentia —insistió la Gryffindor, codeándose bruscamente con su pariente entre las costillas, de manera que consiguió arrebatarle el libro de pociones de las manos—. Alguien debió dársela y creo que sé quién...

—Ya hablé con los gemelos —la interrumpió el muchacho de profundo cabello negro, lanzándole una mueca de disgusto antes de pegarle un empujón—. No podrían preparar un simple brebaje aunque su vida dependiera de ello. No vuelvas a tocar mis cosas, inmundicia.

—¿Pueden dejar de pelear? Intento escucharme pensar —refunfuñó la mayor de los tres, resoplando por segunda vez desde que se habían reunido en la fuente del patio interior para estudiar.

Lo último que esperaba de sus compañeros aquella tarde es que le dificultaran aún más la tarea de repasar sus notas, ya era bastante complicado tratar a solas, pues sus cavilaciones siempre la arrastraban hasta los brazos de su maestro favorito.

No era nada sencillo concentrarse con Remus Lupin rondándole por la cabeza.

Había obtenido una mala calificación en su último ensayo en clase de Transformaciones, una de las materias a las que dedicaba alto rendimiento.

Ella no era una Ravenclaw, no inventaría una manera creativa de aprender. Evolet dependía de la disciplina, sus calificaciones sobresalientes se debían al tiempo bien invertido en sus estudios, repasos estrictos, prácticas y lectura constante que alimentaba su modesto conocimiento en temas de índole básica. Había conseguido sus observaciones en excelencia con mucho esfuerzo–nunca el suficiente para enorgullecer a sus padres–y energía.

SABOR A CHOCOLATE +21 (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now