- ¿Quién es Jason? – preguntó la mujer.

- Un amigo... - murmuró Dante – Era más pequeño que yo, pero más o menos llegamos a la vez al campamento... -

- ¿A qué campamento? – volvió a preguntar.

Los recuerdos inundaron la memoria de Dante, como un torrente desenfrenado – El campamento... – dijo mientras miraba el suelo. De repente todo a su alrededor se difumino para recomponerse en una nueva localización - El Campamento Júpiter –

A su alrededor ya no había ni rastro de los arboles, en su lugar se encontraban en un lugar que Dante reconoció con facilidad, los Campos de Marte – Cariño, ¿entiendes ya quien eres en realidad? –

De golpe le vino a la cabeza la conversación que había tenido con los fantasmas en Charleston – Romano... - murmuró – No soy hijo de Ares... Soy hijo de Marte –

- Exacto, eres alguien más especial de lo que crees. Me encantaría contarte más cosas que no sabes y que nunca te he dicho, pero parece que se nos acaba el tiempo - dijo la mujer. Dante vio como el cuerpo de esta empezaba a desvanecerse – Me alegro de poder ver a mi niño una vez más – dijo con lágrimas en los ojos. Dante intentó abrazarla una vez más pero el cuerpo de esta desapareció entre sus brazos.

- Hey Dante – dijo una voz a su espalda. El chico se giró para encontrarse la eléctrica mirada del joven Jason Grace – Ha pasado mucho tiempo –

- Jason... - murmuró Dante.

- Venga, todos te están esperando – dijo cogiendo el brazo del chico. Jason arrastró a Dante por todo el Campamento Júpiter hasta llevarle a unos barracones. Bastante parecidos a los del Campamento Mestizo, pero más limpios, más ordenados - Atención muchachos, el centurión de la Quinta Cohorte ha vuelto –

Dentro un grupo de unos veinte chicos de distintas edades le miraban con una gran sonrisa, de entre estos salió una chica de pelo rubio largo quien se acercó a Dante con una radiante sonrisa – Lena... - murmuró él recordando a su compañera de guerra, la otra centurión de la Quinta Cohorte.

La chica hizo como si fuese a abrazarlo pero en su lugar le golpeó en el estomago, haciendo que este cayese al suelo de rodillas - ¡Maldito idiota! ¡¿Dónde te habías metido?! –

- Lo siento... Me perdí... 

La chica se arrodilló delante de él y lo abrazó con fuerza mientras empezaba a llorar - ¿Cómo que te perdiste? ¿Qué excusa de mierda es esa? – dijo mientras Dante la rodeaba con sus brazos. Alzó la vista y uno a uno fue mirando a los distintos miembros de su Cohorte, los nombres de estos empezaron a llegarle poco a poco. ¿Cómo he podido olvidarles?, pensó mientras cerraba los ojos.

- Ya es hora de ver la realidad, ¿no? – dijo Jason con un tono afilado. Dante abrió los ojos de golpe y se encontró de rodillas frente a varias tumbas – Esto también es parte de quien eres... -

Dante leyó el nombre de la lápida – Lena Horton, querida hija... - 

- ¿Recuerdas qué pasó? – le preguntó Jason.

- Una familia de gigantes nos acorraló... - dijo Dante sin poder apartar la vista de la lápida.

- ¿Qué hiciste tú? 

- Hui... Confié en ella, dejé que Lena se encargase de la situación y hui... - respondió – Murió por mi culpa... -

- ¿A quién perdiste? – le preguntó Jason arrodillándose a su lado.

- A mi mejor amiga... A mis compañeros... - dijo Dante agachando la cabeza hasta el suelo – Murieron y no hice nada –

- ¡Tú! – gritó la voz de una mujer a su lado. Dante y Jason se giraron justo cuando una mujer se lanzó encima de él cogiéndole y levantándole - ¡Tú! ¡Lena dijo que tú la protegerías! –

ARES #1 // DIOSES DEL OLIMPOWhere stories live. Discover now