Capítulo 3: ¡Trágame Tierra!

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 Al día siguiente July me arrastró hacia su cuarto, y no estaba bromeando cuando lo decía. July literalmente me tomo de los tobillos y me jalo hacía su habitación, mientras yo hacia el intento de zafarme de su agarre y de sujetarme con fuerza a cualquier objeto que se encontrara en el camino. Lamentablemente, todo intento era en vano, ya que un par de toques cerca de mi estómago e inmediatamente todo mi esfuerzo se veía anulado. Estúpidas cosquillas, si no fuese por ellas, en este momento aun me encontraría resguardada en la seguridad de mi cuarto.

-Deja de poner esa fea expresión en tu rostro, luces como un gorila enojado-. Dijo July mientras rebuscaba algo en su closet. – Toma, ve a probarte esto-. Me entrego algo de color negro y me empujó rápidamente hacia el baño. A regañadientes me probé el trozo de tela que me entrego, si no quería encontrarme encerrada durante horas aquí, no me quedaba otra que tener que obedecer lo que mi amiga pedía. Sabia mejor que nadie, que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había suceso ni persona que la hiciera cambiar de parecer.

July me había entregado un vestido negro, el cual tenía un sutil escote en v que dejaba ver un poco de piel en esa zona, era ajustado en la cintura y caía suavemente hasta más arriba de mis rodillas.

- ¿Estás lista?, llevas varios minutos allí dentro-. July golpeo suavemente la puerta, tomándome por sorpresa. No podía dejar que me viese así, es decir, este vestido era hermoso, cualquier persona que lo viera pensaría lo mismo al respecto. Pero me sentía tan avergonzada, nunca había expuesto tanta piel como ahora, ya me sentía incomoda con solo mostrar mis rodillas. Sentía que el hermoso vestido desentonaba completamente conmigo.

- ¡No puedo salir así! - Grite aún más avergonzada al imaginar que July me vería vestida de esta manera.

-Debes salir de ese lugar Angie, creo que tu familia no vería muy bien que yo derrumbara una de las puertas de su casa-. Sabía que, si no salía del baño July podría pasar horas esperando por mí. solté un suspiro de rendición y salí del pequeño cuarto. Su mirada rápidamente recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y su boca formo una leve mueca de desagrado.

-Esto será un poco más difícil de lo que pensaba-. Las palabras de mi amiga fueron como un puño directo a mi estómago. Sabia lo mal que lucia en este vestido antes de salir del baño, pero escucharlo de otra persona, era un asunto totalmente distinto.

- ¡Matt tenía razón!, soy fea July, ni siquiera tu podrás hacer milagros conmigo. ¡Solo mírame!, este vestido es tan hermoso, pero luzco tan horrible en el-. Vi como la cara de mi amiga cambio de confusión a disgusto.

-¡Tonta!...claramente no es así, eres hermosa Angie, y cualquier persona que no sea capaz de notarlo es un completo imbécil. Me será muy fácil trabajar contigo, porque tienes un cuerpo bonito y delgado. Tienes unos ojos y una sonrisa preciosa, pero con toda esa ropa de niño que llevas encima, siempre lucias más como un chico que como una chica. Es por esa razón que quizás nunca hayas recibido algún cumplido, sabes muy bien que la gente solo se fija en la apariencia. La mayoría de los hombres solo les gusta observar unas lindas piernas y un buen trasero, pero mi amada amiga, eso no quiere decir que por ello te vestirás como puta, como algunas mujeres lo hacen. Lo que planeo hacer contigo, es en resaltar mucho más tu lado femenino, sacar esos atributos que todas las mujeres tienen. Pero aun más importante, debo lograr que cada día ames más a la mujer en la que te convertirás, que te sientas linda para ti, y luego para los demás. Primero necesito saber qué tipo de ropa es la que más te beneficia, que colores de maquillaje van mejor con tu tono de piel, entre otros. Y con respecto a las palabras que dije antes, me refería: ¡¿Por Dios Angie, hace cuanto no te depilas?!- Mi amiga apunto con ambas manos hacia mis piernas y no pude evitar reír y sonrojarme con ello a la misma vez.

- ¡No lo recuerdo! -Grite en broma, aun algo avergonzada por los hechos. Esta vez ambas nos largamos a reír.

-Angie no te avergüences, luces como un tomate a punto de escupir fuego. – Dijo July para alivianar el ambiente. - Además, tenemos que aceptar que eso es normal, a todos nos crece mucho pelo en distintas zonas, lamentablemente, la sociedad dice que debemos eliminarlo-. Me dio una dulce sonrisa que me tranquilizo, amaba mucho más ahora a esta mujer. -Así que tendremos que eliminar todo ese bello de tu cuerpo-. July mostro su lengua a modo de broma y no pude evitar arrojarle uno de sus vestidos a su sonriente rostro.

-A mis hermosos vestidos nadie los arroja-. Tomó uno de los peluches que se encontraba sobre su cama y me devolvió el golpe con una sonrisa triunfante.

- ¡Esto es guerra! - Grite con otro peluche en mano, arrojándolo hacia su dirección. Sabía que era infantil hacer este tipo de cosas a los 20 años. Pero amaba que mi amiga tuviera el mismo grado de locura y de mentalidad que yo.

**********

Cuando ya nos encontrábamos lo suficientemente agotadas como para continuar con la guerra, nos arrojamos sobre la cama una al lado de la otra, a esperar que nuestras respiraciones volvieran a la normalidad.

-Debemos retomar lo de antes, no creas que, por esta guerra que debo recalcar que tú has comenzado, te salvaras de mí y de los cambios que planeo realizar-. July me dio una mirada divertida y tomo asiento sobre la cama para que pudiera observar mejor su expresión. -Lo primero que haremos será depilar tu cuerpo, en serio tienes tanto pelo en esas piernas como un gorila-. Un leve calor comenzó a propagarse por mi rostro hasta mis orejas. Aun así, sabía que July tenía razón. Ni siquiera era capaz de recordar la última vez que había sacado algún bello de mi cuerpo. Además, nunca necesite hacerlo, ya que la ropa se encargaba de cubrir todo el bello por mí.

July se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño, volviendo con frascos y botellas de distintos tamaños y colores. Primero, coloco una extraña mascara de textura viscosa y color verde en mi cara, la cual me hacía lucir igual como la esposa de shuerk. Luego, deposito unas delgadas rodajas de pepino sobre mis ojos y una extraña y aceitosa mezcla sobre mi pelo, la cual dejo envuelta dentro de un gorro trasparente. Sobre mis piernas y axilas esparció una crema, que debo admitir, no tenía un muy buen olor. July me dio las instrucciones de no moverme en ningún segundo, mientras yo esperaba sentada en una rara e incomoda posición.

Como si el destino quisiera ponerme a prueba, alguien grito mi nombre desde el primer piso. Pude jurar que era la voz de mi madre, sabia lo molesta que se pondría si no acudía inmediatamente hacia su llamado o si no respondía a él, y encerrada en el cuarto, sabía muy bien que no lograría oírme. Así que, sin importarme las constantes quejas de mi amiga, me levanté de mi sitio y salí como pude de la habitación. July dejo muy en claro que no podía tocar ninguna parte de mi cuerpo que tuviera esa crema maloliente, no al menos hasta que hubiesen transcurrido 10 minutos. Juro que me sentí caminar como un verdadero orangután para no desobedecer las instrucciones dadas por mi amiga. Como si el destino no tuviera suficiente material para burlarse de mí, justo en el momento que caminaba por el pasillo, un par de ojos azules me miraban con asombro y juro que vi también en ellos algo de diversión. El chico frente a mi tenía cabello rubio y un cuerpo bien cuidado, era tan guapo que no pude evitar quedarme admirándolo un par de segundos. Una risa burlona escapo de sus labios, haciéndome volver a la realidad. ¡Se estaba riendo de mí!, se reía de lo ridícula que me miraba en este momento. Sentí que la cara me iba a explotar en cualquier momento debido a lo avergonzada que me encontraba, al menos agradecía que la máscara pudiera cubrir lo rojo que se había vuelto mi rostro. Intente girarme para huir de allí y como para hacer toda la situación mucho peor, el chico detrás de mi comenzó a reír a carcajadas.... ¡Por favor trágame tierra!, fue lo único que pude pensar en ese momento.

Los Conflictos de ser fea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora