Antes de Abril - Minsung

Él Está Aquí De Nuevo

Había llegado ese miércoles, y el siguiente viernes, el sábado y el lunes, sus idas y venidas ahora eran como si estuviera yendo a un colegio, venía pasando un día o tal vez dos, y en ese entonces me hubiera gustado ser un poco egocéntrico y decir que era por mi, pero el hombre estaba malditamente casado y amaba a esa persona que yo aun no sabía su nombre, lamentablemente él venía a recibir más pastillas y más indicaciones, sugerencias entre otras cosas, a la 5ta semana sin poder verle a los ojos le comunique que debíamos comenzar la quimioterapia, él se paro algo enfadado, no lo iba a decir pero se le notaba en los ojos, era muy transparente, se quedó sin palabras y se fue... No llego a la siguiente cita, en su reemplaz tuve como paciente a un adolescente que gracias a las decisiones de su padre tomó la dicha de soportar esas horribles químicos

Fue al día siguiente que llegó cuando yo ya estaba por irme, estaba sudado y se le veía más pálido de lo normal

—No sé—fue lo único que dijo, lo entendí, él no sabía si hacer la quimio o no

—¿Quieres vivir? —le pregunté, mierda, como hubiera deseado no hacerlo porque no me esperaba su respuesta automática negando, lo mire confundido y preocupado pero él solo sonrió levemente, me saque la bufanda y se la puse—Te llevo a casa—susurre, él me escuchaba puesto que no estábamos tan lejos, solo a unos 3 centímetros de distancia después de mucho pude ver algún color en su rostro, y era un rubor rosa pastel tan lindo

Cuando llegamos a su casa no pude mas que hacer que sorprenderme, vivía en una zona cara y en un apartamento que pareciera que se vendia un riñón para pagarlo, me volvió a dar curiosidad... ¿Con quién diablos se había casado? Porque todo este tiempo no había traído a nadie a las consultas, solo su presencia, un anillo y nada más, me agradeció pero antes de que salga le agarre del brazo, le extendí mi tarjeta de presentación, vi duda en sus ojos, sabía que no lo iba a aceptar así que solo introduje el pequeño rectángulo en su abrigo

—Por favor, Llámeme en cualquier caso de emergencia que tengas, no, mejor, solo llámeme—dije, vi un poco de miedo en su rostro—O no me llames, tranquilo—

—Lo llamaré...es Mi doctor después de todo—y sonrió, sonrió de verdad, y algo me asombro, ese algo era que mi pecho se sentía caliente, no sabía si era por la sonrisa sincera o por que yo fui el causante de dicha acción que ya daba por perdida o muy escondida, entro al edificio y quise arrancar pero un auto de lujo se estacionó al frente mio, por obvias razones no pude avanzar pero agradecí no hacerlo porque de ese auto bajaba un hombre en traje, zapatos bien pulidos y un saco hecho a su medida, cerré los ojos por unos 2 segundos suspirando, lo conocía... Era esa maldita espalda y altura que recordaba, con toda la seguridad entró al edificio, casi por el mismo camino que Han, ahí lo supe, él era el maldito con quien se había casado